
Cuando te sientes culpable
La culpa nos puede atormentar, o ser reparadora
En primer lugar, deberíamos distinguir la culpa como sentimiento y la culpa como atribución de una responsabilidad de una actuación incorrecta.
La culpa como sentimiento, suele ser una fuente de sufrimiento y es por eso que normalmente intentamos no sentirla. Me gustaría aclarar que la culpa tiene muy mala prensa, pero a veces es necesaria para darnos cuenta….
Cuando uno siente culpa, es porque escucha una voz interior que le acusa de algo que hizo, pensó o sintió. Y es así porque todos tenemos unas creencias, unas normas, que nos rigen sin que nos demos cuenta de ello. Ellas, nos hacen sentir culpable ante algunas situaciones de la vida…
Debería haber ayudado más a mis padres, me gustan dos chicos a la vez, tendría que jugar más con mi hijo…Siempre que transgredimos una creencia o una norma implícita, nos sentimos mal. Nos inunda la culpa.
La clave está en CÓMO LA CULPA me habla, y qué hacemos con lo que nos dice:
Si la culpa me pone en antecedentes de un error que cometí y me ayuda a reparar este error, la culpa será positiva, no me torturará, me hará sentir RESPONSABLE y desde la responsabilidad, podré reparar el error, el daño o la transgresión. Por desgracia, lo que pasa frecuentemente, es lo contrario, la culpa se convierte en un inquisidor interior que nos tortura constantemente, que ni resuelve, ni mejora la situación, y se nos juega la autoestima.
Por ejemplo: Puede ocurrir que una mamá o un papá tenga que ir a trabajar, dejando a su hijo enfermo, con fiebre en casa a cargo de los abuelos, de un canguro, … Y estando en el trabajo esté pensando continuamente en que tal vez, debería haber puesto una excusa y no ir a trabajar, que no sabe si estará suficiente bien atendido, se acordarán de darle la medicina, etc.
Este tipo de culpa es muy negativa, no nos ayuda en nada, no resuelve la situación, no mejora la condición de su hijo, no mejora tu condición y no te permite concentrarte en el trabajo.
Este diálogo está totalmente relacionado con unas creencias, unas normas no escritas en ninguna parte, hay que aprender a reestructurar estas creencias esas normas implícitas que existen en nuestro interior.
Salir de este dialogo tóxico y negativo de la culpa, depende solo de nosotros:
Si escuchamos el mensaje de la culpa y lo convertimos en un mensaje de responsabilidad y reparación, se puede reestructurar: Has venido a trabajar, porque hoy no podías pedir fiesta, has dejado a tu hijo en buenas manos, estará bien atendido; a media mañana llamaras para saber cómo se encuentra el niño, pedirás que si empeora te avisen… Cuando sea la hora de la medicación, llamarás para recordarlo y al salir del trabajo no te entretengas e iras directa/o a casa, para relevar a tu madre o a la canguro y encargarte tú misma/o del niño. Es lo mejor que puedes hacer ya que tenías que venir a trabajar.
Este nuevo enfoque, me ayuda a pasar de la culpa que tortura a la culpa que repara.
La culpa se puede volver un sentimiento crónico, ya sea porque no podemos reparar porque la persona que nos hace sentir culpables ha fallecido o por haber perjudicado a alguien de una manera irreparable.
Hasta que no se escuche el mensaje de la culpa, no se reestructure, no podremos salir de ella. En el momento que trabajemos este sentimiento, elaborando un aprendizaje y un desarrollo interior, la culpa se desvanecerá dejando paso a una paz interior.
Trabajamos la culpa con diferentes tareas:
- Escribiremos cada día cual es el mensaje que nos envía la culpa, de dónde viene, qué esconde detrás.
- Identificaremos las áreas de nuestra vida donde nos afecta, qué es lo que nos dice ese inquisidor interior. Cuando tengamos claro el mensaje de la culpa, buscaremos cuales son las creencias que lo alimentan.
- El tercer paso será reestructurar para conseguir conocer nuestra responsabilidad. Una vez que la conozcamos podremos reparar y conseguir esa calma tan deseada.

Reflexión sobre el miedo al abandono
Todos podemos sentir miedo al abandono a pesar de no haberlo sufrido. En ocasiones podemos poner en marcha acciones erróneas pretendiendo prevenir ese futuro temido… pero conseguir exactamente lo contrario. ¿Por qué sucede y qué estrategias se pueden implementar para superar este miedo tan común?
Te invitamos a leer estas reflexiones sobre cómo superar el miedo al abandono, por Miguel Herrador
Recuerda que, si éste u otros miedos te aquejan, puedes solicitar una cita informativa gratuita con un terapeuta de nuestro equipo. Haz clic aquí para reservar.
Cuando sientes miedo al abandono
En los tiempos en los que estamos, se da la paradoja de que cuanto más juntos vivimos más miedo sentimos a que nos puedan abandonar. A veces se da el caso de que hemos sufrido algún tipo de abandono, pero quien ha pasado por esa circunstancia no le teme tanto. No obstante, lo más común es tenerle miedo a aquello que no hemos experimentado. Por lo tanto, todos podemos sentir miedo al abandono a pesar de no haber sufrido esa vivencia traumática ya que podemos prever el sufrimiento que implica.
El miedo al abandono como profecía…
La mayoría de las veces, cuando uno construye la profecía de que puede ser abandonado, pone en marcha acciones que le ayuden a prevenir ese futuro, y a menudo, lo que consigue justamente es lo contrario.
Pensemos por ejemplo en una persona con baja autoestima que, ante el temor de ser abandonada por su pareja, le pregunta varias veces al día “¿Tú realmente me quieres?”, “¿nadie te gusta más que yo?”, y le hace prometer que nunca le dejará. Esta persona actuando así, sólo puede provocar fastidio y dudas a la pareja, que constantemente tiene que reasegurarla, entrando en una dinámica agotadora porque no tiene fin. No sólo le demanda atención, sino que además se comporta como alguien que no vale mucho. Y en general quien se comporta como alguien que no vale mucho no nos merece ni nuestra estima ni nuestro aprecio. Dicho de otra manera, actuar así para prevenir que nos dejen, nos aboca al abandono mismo.
¿Cómo superar el miedo el abandono?
Una estrategia útil para superar el miedo el abandono es aprender a estar solo/a, dedicándole tiempo a la autonomía propia. Otra sería dejar de hablar de este tipo de temores.
Creemos que la mejor estrategia para no ser abandonado/a es actuar como si no se temiese serlo, como si se valiese mucho. Es difícil abandonar a alguien que no tiene miedo a que le abandonen, brillante, divertido, con seguridad, que se gusta y con autonomía.
Miguel Herrador
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La gestión de la incertidumbre
El fin de año ya está aquí y miles de personas ya se están haciendo preguntas acerca de lo que vendrá: ¿Cómo será el 2023?, ¿Encontraré mi vocación?, ¿Me sentiré realizado/a?, ¿Podré superar mis problemas de pareja?, ¿Tendré dinero?…
En esta época, quizás más que nunca, necesitamos aprender a navegar en las aguas del no saber… ¡Aprende acerca de la gestión de la incertidumbre! No te pierdas el post de Miguel Herrador
«La búsqueda de certezas conduce a la incertidumbre.» BUDA
En el libro escrito magníficamente “La belleza del Universo”, el brillante científico alemán Stefan Klein relata que nuestra capacidad para manejar “la Incertidumbre” tiene un límite. Utiliza como ejemplo el hecho de que, aunque pudiéramos construir un ordenador tan grande como el Universo, éste no sería capaz de calcular todos los movimientos posibles que permite el juego de ajedrez.
La incertidumbre no podría ser desentrañada ni por un ordenador tan grande como el universo
Como podemos apreciar, ni un ordenador tan grande como el Universo podría calcular todas las circunstancias y posibilidades que nos brinda nuestra vida. Es obvio que una vida es infinitamente más compleja que todos los movimientos que puede producir un juego como el ajedrez. Pongamos, por ejemplo: escoger a quien amar entre dos personas distintas, cuál es nuestra verdadera vocación, qué carrera podremos estudiar mejor y nos hará sentir verdaderamente realizados, si queremos ser padres o no…
Una paradoja muy interesante consiste en que la incertidumbre se hace más grande cuanto más se intenta desentrañar.
Creer que pensando podemos acabar con “El no saber” es otro espejismo de la razón. En nuestra sociedad se sobrevalora el hecho de pensar. Y así nos va. Cada vez hay más seres humanos bloqueados en su espontaneidad por querer tenerlo todo controlado y pensar demasiado. Es notorio que cuando pretendemos tenerlo todo controlado aparecen la ansiedad y la angustia. Como decía Goya: “Nuestra imaginación genera monstruos”.
Cuando estamos dudando estamos metiéndonos de lleno en la incertidumbre. Quiero decir que si tenemos dudas ya estamos atrapados por la incertidumbre. Y añadir que así es como generamos nuestros propios demonios.
Si quieres profundizar puedes leer nuestra sección sobre post sobre elegir dudar de las dudas.
¿Adelantarnos al futuro nos salva de la incertidubre?
Si comparamos nuestra vida, y todo lo que acontecerá mientras dure en general o ante una situación particular, tendremos la posibilidad de entender por qué adelantarnos al futuro, imaginando todo lo que podría suceder en lugar de vivir el presente, es tan costoso para nosotros y nos llega a asustar y bloquear tanto.
Para el constructivismo no existe el sentido de la vida. Existen personas que dicen que su vida tiene sentido. Es decir, existen tantos sentidos de la vida como personas hay en el mundo. Por todo ello, hablar del sentido de la vida es hablar de un autoengaño. Se trata pues de una construcción que nos puede hacer más llevadera la vida. Vamos, una consolación al estilo dela filosofía estoica.
Pero, ¿Cómo podemos construir dicho sentido de la vida?
Actuando. Encontrándolo por casualidad. Haciendo elecciones y obrando “Como si” la vida tuviese sentido. Ensayo y error… Las personas que lo logran no han dejado de actuar hasta que han dado con aquello que les llena y les hace sentir mejor. En muchos casos este proceso es largo. En otros es más corto. Pero nunca están exentas de dificultades en este camino. El ingrediente principal de esta búsqueda, es actuar y moverse, bajo ningún concepto quedarse quietas. Esperando, sin hacer nada, no llega la iluminación a nadie.
El colibrí es un pájaro que no tendría que volar, según explican científicos de la NASA, pues según las leyes de la aerodinámica es una aberración, es decir, su cuerpo es demasiado grande y pesado para unas alas tan pequeñas. Pero lo cierto es que vuela. Y lo logra moviendo mucho más rápido sus alas que el resto de las aves. Ante este hecho podemos decir, bromeando, que el colibrí vuela porque no tiene conciencia de que puede volar. Concretamente: porque no piensa si puede volar o no; vuela y ya está.
Ante la pregunta existencial: “¿Qué sentido tiene nuestra vida?”, chocamos siempre contra un muro de posibilidades y dudas. Y esto tiene su cara y su cruz. No saber nos asusta y nos atormenta, aunque también nos alegra por igual. De este modo, no saber hace posible que sigamos ilusionándonos y creando energías para seguir vivos.
Por todo ello, la única respuesta posible que se me antoja ante la pregunta de las preguntas es: ¡Nada más y nada menos que vivirla!
Miguel Herrador, coach y especialista en ansiedad, fobias y pánico
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Habilidades para una comunicación efectiva.
Comunicación vacía no es un oxímoron
Como dice el axioma de P. Watzlawick es imposible no comunicar, sea de forma verbal o no verbal, todo comportamiento es una forma de comunicación.
Nos encontramos que tanto en el ámbito personal como en las organizaciones hablamos de comunicación eficaz como la clave para establecer efectivas y buenas relaciones interpersonales.
Pero, ¿qué ocurre cuando la comunicación explícita no es efectiva y además es disfuncional? En terapia breve estratégica (MRI Palo Alto) hablamos de una prescripción paradójica: La conjura del silencio.
¿Qué es la conjura del silencio en terapia breve?
La conjura del silencio en terapia breve refiere a no hablar del problema en concreto y de esta forma cortar el círculo vicioso que produce el hablar una y otra vez.
Para especificar más, la conjura del silencio de terapia breve no se refiere a evitar el conflicto, ni por supuesto negarlo y sí a darle espacios delimitados estratégicamente con una comunicación eficaz para gestionarlo.
Con las emociones de rabia y miedo, cuando hablamos constantemente de lo que nos ha herido o tememos, lo que hacemos es expandirlo, ampliamos esa emoción a todas las parcelas de nuestra vida y limitamos otras más saludables y gratificantes.
Habilidades de comunicación: Escucha y autoexpresión
Como sabemos la comunicación es condición sine qua non de la existencia humana y la comunicación efectiva se puede aprender y desarrollar con ciertas habilidades. El psicólogo David Burns en su libro “Sentirse bien en pareja” establece habilidades de escucha y expresión en Los 5 secretos de la comunicación eficaz que considero son aplicables a cualquier ámbito.
Habilidades de escucha.
Una habilidad de escucha pasa por la técnica del desarme. Es un buen recurso de escucha donde la técnica es reconocer la parte de verdad que hay en una crítica, cuando estamos enfadados todo lo que nos dice nuestro interlocutor lo consideramos negativo, falso o injusto. Es una forma de neutralizar al oponente, “desde tu punto de vista tienes razón”.
También pasa por la empatía. Preguntar, escuchar y comprender a la otra persona sin juzgar, tener empatía de pensamientos y de sentimientos.
“Pensamos con palabras y sentimos con palabras”. José Antonio Marina
Habilidades de auto-expresión.
Es importante, además, desarrollar las habilidades de auto-expresión. Una forma es identificar la emoción y expresar los sentimientos y afirmaciones desde el yo, “siento que…” “me siento…” y no desde el tú, evitando el culpabilizar.
Otra sería las caricias: Encuentra algo que te guste, algo genuinamente positivo para decirle a la otra persona.
La actitud de respeto y de trato de igualdad te hará muy buen comunicador.
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Elegir la confianza o el arte de confiar en uno mismo y en los demás
En este post hablamos sobre las claves de la confianza en uno mismo y en los demás. Por Miguel Herrador.
Elegir la confianza entraña una elección doble. Ponernos a confiar implica, por lo general, confiar en los demás y en nosotros.
Desde muy pequeños aprendemos a confiar en lo familiar, en lo cercano, en lo conocido. La confianza es lo opuesto al juicio. Son estados excluyentes. En efecto, no podemos confiar en alguien y juzgarlo al mismo tiempo. O confiamos o desconfiamos, pero no hay término medio.
Confiar entraña la unión indisoluble de los demás y nosotros mismos.
¿Por qué es difícil desarrollar la confianza en uno mismo y en los demás?
Generar confianza incluye abrirnos y desnudarnos, algo que da mucho miedo a muchas personas.
Es una epidemia la cantidad de gente que rehúye la confianza. El terrorismo, la pandemia y la crisis mundial no están siendo de gran ayuda. La era tecnológica que estamos viviendo tampoco ayuda mucho que digamos.
Estamos en un mundo que fomenta la desconfianza, la paranoia, los celos, y la competitividad más despiadada.
La confianza genera intimidad y alegría. A todos nos gusta que confíen en nosotros. Y a los demás les gusta enormemente que confiemos en ellos. El cerebro mamífero que todos poseemos elige la socialización.
Sin ella, sin la confianza, nuestra especie habría desaparecido hace ya mucho tiempo. En otro orden de cosas, si confiamos no tenemos que pensar mucho y este hecho nos evitará miles de quebraderos emocionales y nos permitirá ganar mucho tiempo. Cuando elegimos la confianza el mundo se convierte en un lugar seguro.
Estemos donde estemos, haremos confiable y agradable nuestro entorno. La seguridad y la confianza, tanto social como personal, son como se puede apreciar una misma cosa.
Decía J.P. Sartre (1905-1980), que estamos condenados a elegir, que la libertad consiste en poder elegir. Como sumo pontífice del existencialismo, una filosofía un poco radical y en consonancia con una de las peores épocas de la humanidad, Sartre abundaba en el sinsentido de la vida. Todos, según él, estamos abocados a la nada. Pero esto no nos librará de tener que elegir constantemente, sin poder saber de antemano qué nos deparará la existencia. Visto así puede parecernos un panorama desolador, aunque yo creo que tener claro este asunto nos hace libres y algo más artífices de nuestro destino.
La confianza en uno mismo en un contexto de incertidumbre
Sin embargo, en el siglo XXI, yendo más allá de esa filosofía radical, yo diría que el ser humano está condenado a hacer lo que puede o lo que su limitada razón le permite. Estamos continuamente haciendo elecciones, pero nuestra capacidad para saber si acertamos es muy pequeña. De tal modo que no nos podemos librar de elegir sin correr riesgos y sin poder zafarnos de la incertidumbre.
Existe, no obstante, una forma de elegir sorprendente y novedosa, paradójica y contra paradójica, con una lógica que va más allá del existencialismo y de las corrientes psicológicas más en boga. Se trata de elegir un día una cosa y al día siguiente lo contrario. Como se puede apreciar es una buena manera de abarcar la totalidad de la experiencia humana, haciéndola consciente y experimentándola, por un lado, y por otro llevándola más allá de la lógica de causa y efecto.
Correr riesgos es el peaje que tenemos que pagar para adquirir y encontrar la confianza. La vida siempre comporta riesgos. De otra manera sería aburridísima. Enfrentarnos a nuestros miedos, sean sociales (en relación con los demás), u obsesivos y fóbicos (en relación con uno mismo), será siempre la mejor opción. Una persona valiente es un héroe para la sociedad, pero también para él mismo.
Todos construimos nuestra realidad cada día y nuestra forma de construirla es actuando “como sí”. Como decía Paul Watzlawick (1921-2007), actuamos y reaccionamos no directamente sobre la realidad, sino sobre la representación del modelo de la realidad que nos hemos fabricado. Por este motivo, escoger la confianza no es un acto de voluntad, sino una elección deliberada. Es decir, estamos utilizando la estratagema del “como sí”. De hecho, siempre estamos actuando “como si”, tanto cuando creemos que podemos como cuando creemos justo lo contrario. “Actuar como sí” es una de las estratagemas más poderosas que existen para gestionar nuestra realidad y también para construirla.
Ejercicios paradójicos para practicar la confianza
1) Confiar los días pares en los demás y en nosotros mismos. Puesto que es imposible controlar las acciones y pensamientos de los demás, practicar la confianza hará que tengamos un control basado en el aquí y el ahora muy alejado de las preocupaciones y miedos patológicos.
2) Desconfiar en los días impares de todos e incluso de nosotros mismos. Esta práctica suele producir un cortocircuito en nuestra mente provocando la paradoja de aceptarnos. Y al mismo tiempo es de gran ayuda, pues nos aporta una panorámica completa acerca de cómo nos complicamos y amargamos la vida nosotros mismos.
Colocarnos en esta posición de totalidad (confiando y desconfiando), nos proporciona una experiencia desde el “aquí y el ahora”, que nuestro ego y nuestra subjetividad siempre nos están ocultando.
Miguel Herrador
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Saber vivir con el estrés psicológico y emocional
Cada vez más personas buscan con urgencia terapia para el estrés y la ansiedad. Las redes sociales están repletas de consejos de relajación para el estrés o de tips para manejar la ansiedad. Sin embargo, ¿es siempre el estrés algo negativo?, ¿Y cómo podemos aprender a mantener de manera duradera niveles saludables de estrés, para no tener que ir apagando fuegos?
Lee a continuación este nuevo post de Miguel Herrador, coach y terapeuta de Terapia Breve en el que responde a éstas y otras preguntas…
Aprender a gestionar el estrés en terapia
Debemos de tener en cuenta que en el universo solo existe el cambio. En los últimos cien años el mundo ha cambiado más que en los ulteriores dos mil. Es de esperar que, si no sabemos navegar en estas aguas y manejar la incertidumbre, tantos cambios generen un enorme estrés psicológico y emocional, ansiedad o tristeza patológica, entre otros.
Nuestro cerebro no ha tenido tiempo para adaptarse a tantos cambios y a la rapidez con que se producen. No es de extrañar, pues, que cada vez más tengamos la sensación de ir apagando fuegos emocionales, de ir de un problema a otro en una espiral sin fin o de necesitar urgentemente ayuda terapéutica para afrontar el estrés del día a día y sus síntomas.
Nuestro cerebro está diseñado para experimentar estímulos, experimentar tensión y adaptarse lo mejor posible a un entorno siempre cambiante.
Es necesario resaltar que el aburrimiento también nos genera mucho estrés. Entre los estímulos sin fin y el aburrimiento por falta de los mismos paradójicamente campa a sus anchas el estrés.
La capacidad para saber vivir el estrés es esencial en nuestros días.
Aprender a tolerar el estrés psicológico o emocional es el camino ya que nos permitirá sobrevivir y nos motivará antes los retos que nos traiga la vida.
Diferencias entre el estrés malo y el estrés bueno
Existe el consenso de que hay un estrés malo y otro bueno. Todo depende de cómo nos tomemos nuestros asuntos a la hora de vivir.
En el estrés malo, cuando nos sentimos a disgusto nuestro organismo nos manda claras señales de que algo no anda bien y de que algo debemos corregir, sea en relación con nosotros mismos, con los demás o con el mundo. Cuando trabajamos o descansamos en exceso corremos el riesgo de hacernos daño, alterando el equilibrio sano y natural de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo no puede afrontar los retos diarios si está cansado. Cuando nos sentimos agotados somos incapaces de resolver nuestros problemas y nos sentimos impotentes y angustiados.
Sin embargo, en el estrés bueno, cuando sentimos en nuestro interior respuestas de tensión positiva liberamos sensaciones muy agradables que nos impulsan a alcanzar nuestras metas y nos animan a afrontar nuevos retos. Por eso es tan importante saber vivir de una manera equilibrada. Cuando las respuestas de estrés están en armonía somos felices.
Cómo mantener niveles saludables de estrés
La idea de responsabilidad ha ido creciendo de manera exponencial. Cuantos más cambios introducimos sufrimos más incertidumbre. Y por ello necesitamos más controles y personas que se encargue de supervisarlos. Pero no podemos estar todo el día pendientes de nuestras incertidumbres pues no viviríamos. En este sentido, llenar nuestra vida de tareas y obligaciones que nos van a mermar nuestro tiempo para estar con nosotros mismos y para estar con la gente que queremos, no nos ayudará de ninguna de las maneras.
Para salir de este círculo vicioso es necesario e imprescindible buscar y experimentar placer y satisfacción. La felicidad consiste en experimentar placer y satisfacción en cualquier situación por muy complicada que sea. Ampliar los pequeños placeres cotidianos y respetar nuestra coherencia interna se me antojan las claves para convertir el estrés en un motor que nos impulse hacia adelante para alcanzar nuestros objetivos y para lograr todo aquello que signifique tener calidad de vida.
Ser coherentes y estar en armonía con lo que pensamos y sentimos es esencial para mantener niveles saludables de estrés.
Miguel Herrador
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La paradoja de la autoexigencia y la necesidad de control
La autoexigencia y la necesidad de control: ¿cómo tratarlas? Lee el artículo del Miguel Herrador.
«Lo perfecto es enemigo de lo bueno».
VOLTAIRE
Dejar de abusar de la voluntad: Exigirse o no exigirse.
En nuestra sociedad esforzarnos o exigirnos es como un valor añadido. Nos enseñan desde pequeños que hay que hacer frente a los problemas con mucho empeño, y que hay que seguir intentándolo, una y otra vez, con más ahínco todavía, cuando no encontremos la solución.
Ser obstinado y voluntarioso, aparte de indicar que se puede ser oriundo de Aragón, es tenido en cuenta como una virtud. Pero todos sabemos lo que pasa cuando nos exigimos tener una memoria perfecta a la hora de hacer crucigramas difíciles: la palabra que buscamos se esfuma de nuestra memoria como por arte de magia. Y si seguimos insistiendo, nuestra memoria se bloquea, para volver a la espontaneidad inmediatamente después de dejar de esforzarnos… Esto también nos ocurre cuando hacemos exámenes…
La paradoja de la autoexigencia
Cuando nos esforzamos y nos exigimos ser espontáneos caemos en la paradoja de no poder serlo. El sueño, la memoria, las prestaciones sexuales, el control de las emociones básicas (ira, miedo, placer y dolor), sentirnos enamorados, el equilibrio, etc., son buenos ejemplos de lo que quiero deciros. Son funciones espontáneas de nuestro organismo que ya funcionan muy bien por sí solas, a las que no les sienta bien los intentos que hacemos por controlarlas mediante el esfuerzo y la voluntad.
Muchos de nosotros nos esforzamos en aplicar la misma solución del esfuerzo y de la auto-exigencia más feroz para casi todo sin darnos cuenta, como si estuviéramos en posesión de una herramienta con carácter universal.
Muchos otros, nos empeñamos en ponernos a prueba para confirmar que somos capaces. El resultado: se incrementa la necesidad de confirmación, y el consecuente aumento de las dudas y de nuestra inseguridad personal, a veces, hasta límites insospechados.
En otras ocasiones, nos obligamos a controlar las propias emociones y la propia impulsividad. De esta manera es cómo construimos nuestra incapacidad para manejar nuestras percepciones y reacciones emotivas.
Llegados a este punto, quiero mostraros que quien logra frenar sus impulsos, la mayoría de las veces, desencadena un trastorno obsesivo basado en la necesidad de control: el círculo vicioso del control que hace perder el control. Dicha necesidad, al final se convierte en una compulsión.
En nuestra sociedad, bajo mi punto de vista, se abusa de conceptos como «la voluntad» y «tener carácter». Si conocéis a alguien que se esfuerza y es voluntarioso, que se obliga mucho, entonces es más que probable que tengáis antes vosotros a alguien con una personalidad bastante obsesiva.
¿Cómo tratar la autoexigencia?
La razón obstinada, cuando abusamos de ella, suele ser la responsable de que no podamos ser espontáneos cuando lo deseamos. En efecto, si queremos ser espontáneos ya no podemos serlo.
El antídoto para resolver este problema consiste en esforzarnos en no esforzarnos. O si se prefiere, exigirnos no exigirnos. Se trata, en ambos casos, de una estrategia paradójica que al ponerla en marcha cortocircuita nuestra razón patológica y nos devuelve instantáneamente a la espontaneidad.
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¿Por qué cuesta tanto decir No?
Hay personas que creen que no saben decir no…
A menudo escucho, “es que no se decir No..”, “Me cuesta mucho decir NO.”
Sin embargo, todos sabemos decir NO. Si nos piden que vayamos a hacer la compra en ropa interior, es casi seguro que diremos No, si nos piden que donemos todos nuestros ahorros para que el hijo del vecino se compre un coche, diremos NO.
Entonces: ¿Por qué nos cuesta tanto decir no, si todos sabemos decirlo?
El adverbio de negación no es el problema. La razón por la cual nos cuesta tanto decir no, es la implicación emocional que tenemos.
Veamos algunos ejemplos de cómo tememos decir que no en lo personal y en lo laboral, y por qué es tan importante aprender a gestionar el miedo a las consecuencias de decir que no.
A nivel personal, tememos decir que no y herir al otro
A nivel personal, lo que tememos es herir al otro, o las consecuencias de decir que no. Por ejemplo, creemos que “si no lo hago soy un mal amigo”, “soy un egoísta si no le ayudo”.
Estos pensamientos suelen ser exagerados. Decir que NO, no te hace mala persona. No se trata de estar por encima, pero tampoco por debajo, es una cuestión de equilibrio.
A nivel laboral, tememos decir que no, y no estar a la altura o perder el trabajo.
A nivel laboral el temor de decir que no suele estar causado por el miedo a no estar a la altura, o el miedo a perder el trabajo. A veces nos hacemos responsables de tareas que no tienen por qué depender de nosotros, o cogemos más faena de la que podemos absorber en nuestra jornada laboral, sobreimplicándonos.
Hemos de valorar y poner límites para no cargar con tareas que puede o debe hacer otra persona o que no tengamos tiempo para hacer.
En realidad, lo que hacemos es temer que nos juzguen los demás poniendo por delante las necesidades de otras personas a las nuestras y esto nos lleva a sentirnos mal con nosotros mismos.
Aprender a decir que no, junto con un psicólogo en terapia
Lo que hacemos en consulta de terapia es enseñar a decir No de una manera asertiva y empática, sin herir los sentimientos del otro, pero valorando los nuestros. El llevar a la práctica este lenguaje no es nada fácil por lo que decía al principio, por la implicación emocional que lleva el NO.
Con una buena estrategia podremos empezar a cambiar nuestra creencia limitante y convertirla en una creencia potenciadora. Y empezar a decir Si desde la libertad de poder decir No.
CTBSB
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¿Cuántas veces dejaste de hacer algo por miedo? Entrevista a Miguel Herrador
Entrevista a Miguel Herrador, especialista en terapia breve estratégica, para el programa Carisma y Confianza con Héctor Latorre.
Durante esta charla conversamos sobre el miedo y sus manifestaciones en las sociedades modernas, principalmente en las relaciones entre hombres y mujeres. El miedo al rechazo, el miedo a no estar a la altura, el miedo a exponernos… ¿Cómo funcionan estos miedos? ¿Por qué son tan frecuentes en la actualidad?, ¿Cómo podemos superarlos?
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Afrontar problemas de pareja: ¿Un Futuro sin democracia?
Cuando empiezan los problemas de pareja y caen las imágenes ideales, muchas personas nos consultan en terapia ante la necesidad de llegar a un acuerdo: ¿Necesitamos terapia de pareja?, ¿Cómo se solucionan los problemas de pareja?, ¿Cómo afrontamos tanta incertidumbre?.
En este post encontrarás reflexiones de nuestro terapeuta de pareja Francesc Calahorro acerca del futuro de la pareja y la posibilidad (o no) de solucionar problemas basados en acuerdos.
«Si no puedes pasar página, cambia de libro».
FRANCESC CALAHORRO
Cuando el ideal de pareja se tiñe con problemas
Todos tenemos un “ideal” de la pareja, pero es un “ideal”, que es lo que está más alejado de lo “real”. Cuando sobrevienen los problemas de pareja se nos plantea la necesidad de afrontarlos de algún modo, la terapia de pareja es una de ellas.
En los tiempos en que nos ha tocado vivir se espera de la pareja estabilidad, acceso a la parentalidad, estatus, beneficios sinérgicos derivados de la cooperación, intimidad, buena comunicación en la pareja, sexualidad gratificante, complicidad, apoyo, etc, etc, y además satisfacción y felicidad perdurables en el ciclo vital. Dicho en otras palabras, hemos convertido la pareja en un espacio simbólico de propiedades mágicas.
Los problemas de pareja habituales…
Sin embargo, cuando los problemas de pareja sobrevienen, este ideal se transforma en humo. Hablamos de cuestiones que habitualmente recibimos en nuestra consulta de terapia de pareja, tales como:
- Diferencias en la pareja en proyectos de vida
- Insatisfacción sexual
- Falta de comunicación o empatía
- Pérdida de respeto
- Infidelidad o conflictos con terceros.
¿Por qué es difícil llegar a un acuerdo o consenso en la pareja?
Si tienes problemas de pareja y buscas un acuerdo o consenso, tienes que saber ante todo que es más fácil llegar a un acuerdo entre seis que entre dos, no hay consensos en base a dos y las soluciones intermedias son difíciles y en muchas ocasiones no terminarán de contentar a ninguno de los dos. Entre seis, si no hay consenso se puede optar por la mayoría democrática, que entre dos es imposible.
Cuando uno renuncia a algo por el otro, eso queda ahí, y no se lo perdonará en la vida. La pareja busca el equilibrio de lo vivido anteriormente y eso ya no es posible porque pertenece al pasado.
Entre otros motivos, la posibilidad de llegar a un acuerdo ante problemas de pareja es una de las consultas más habituales de la terapia.
¿Y qué pasa cuando hay problemas en la pareja que amenazan su continuidad?
Es normal que existan problemas de pareja que amenazan su continuidad. La vida es un cambio constante, hoy no somos los mismos que ayer, ni los mismos de hace un mes o hace un año, tan solo tenemos que mirar una fotografía de hace un tiempo para darnos cuenta de cómo vamos cambiando en todos los aspectos.
Pero, la cotidianidad convierte la pareja en una institución, y el objetivo de toda institución es su permanencia en el tiempo a pesar de los cambios. Muchas personas hacen terapia de pareja por este motivo: porque quieren seguir siendo pareja.
Para entendernos, aún a riesgo de resultar simples y sin demasiadas complicaciones, podríamos definir a la pareja como una sociedad constituida por dos miembros, los cuales pretenden obtener algo de tal sociedad e intentar además que la sociedad se mantenga tanto como sea posible.
Siendo una sociedad de dos, la pareja resulta la más pequeña de las sociedades posibles. Pero, paradójicamente, esta pequeñez cuantitativa contribuye a incrementar la complejidad de las interacciones, y por tanto los problemas de pareja.
Por ejemplo:
- Una alianza o un acuerdo en pareja dan como resultado el consenso.
- En cambio, un desacuerdo es siempre polar (dos partes enfrentadas).
Y el empate es el resultado más frecuente de cualquier interacción, lo cual complica extraordinariamente la toma de decisiones, ya que en pareja son aritméticamente inservibles las resoluciones democráticas, uno de los dos pierde.
Una característica definitoria para afrontar el futuro de la pareja y sus problemas
Los dos miembros de una pareja pretenden obtener “algo”. Ahora bien, estos “algos” que cada cual pretende difieren mucho y muy probablemente no se expliciten en tanto que se dan por sobrentendidos del consenso implícito. Hay algunos “algos” que podríamos considerar habituales o muy frecuentes. Por ejemplo: el afecto, la compañía y atención, la disponibilidad sexual, los beneficios de la cooperación o los hijos, etc.
La pretensión de perdurabilidad o “la pareja para toda la vida”, que es por cierto una pretensión universal, histórica y transcultural, convierte esta peculiar sociedad en una institución. Y como en el resto de instituciones, hace que la propia continuidad adquiera rango de prevalencia sobre prácticamente todas las demás consideraciones posibles.
Ahora bien, el límite de esta perdurabilidad en la pareja es en realidad muy variable. Puede por ejemplo ser una pareja eterna y para quienes creen en la eternidad del alma, puede ser una pareja para toda la vida, o bien puede ser vitalicia (entendiendo por vitalicio el ciclo de vida de sus integrantes o el ciclo de vida del amor o de la armonía o del respeto, etc), o puede ser solamente una pareja “duradera”.
En cualquier caso, una característica definitoria del hecho de ser pareja es precisamente su orientación hacia el futuro, y ¿hay algo más incierto que el futuro?
«La cuerda cortada puede volver a anudarse, vuelve a aguantar, pero está cortada. Quizá volvamos a tropezar, pero allí donde me abandonaste no volverás a encontrarme».
BERTOLT BRECHT
Terapia de pareja
La terapia de pareja que te ofrecemos en nuestro Centro de terapia Breve es muy efectiva para los problemas comunicación, disfunciones o trastornos sexuales, celos y desconfianza en la pareja, infidelidad en la pareja o procesos de separación. Si lo deseas puedes solicitarnos una cita informativa gratuita con un terapeuta de pareja.
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