La ansiedad, si no tenemos cuidado, tiene más poder para bloquear nuestro crecimiento que ninguna otra cosa. Más que la pobreza, la enfermedad, el infortunio o cualquier factor medioambiental. ¿Por qué? Porque la ansiedad afecta a nuestro modo de percibir la realidad e influye en nuestra manera de pensar.
Los que nos solemos atormentar sabemos que a menudo sentimos la ansiedad como una amenaza que nos acecha en los lugares más recónditos del cuerpo y de la mente. Cuando está en pleno apogeo, cuando tenemos ataques de ansiedad, podemos llegar a sentir el mayor terror que hayamos experimentado jamás. Durante los episodios severos de ansiedad, nuestros pensamientos son atraídos por una misteriosa fuerza magnética hacia el polo negativo de nuestra mente.