Miedo a decidir
En este post Miguel Herrador, terapeuta y coach, nos habla sobre el miedo a decidir.
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«La cuestión no es enfrentarse a la inseguridad, sino comprender que tú eres la inseguridad.» ALANWATTS
Tomar decisiones es un temor universal en las sociedades modernas
Creo que nunca estamos tan solos como ante el hecho de elegir. Tomar decisiones de mucha importancia, aunque también en ocasiones de poca, es un temor universal para nosotros los seres humanos. A medida que la sociedad se ha ido volviendo compleja, la capacidad de elegir y tomar decisiones por nuestra parte se ha ido complicando en paralelo. En tanto en cuanto vamos conociendo los entresijos de la naturaleza, en vez de reducirse la complejidad, paradójicamente crece… y con ello crece el miedo a decidir. En efecto, la ciencia y la tecnología aumentan la incertidumbre, cuando justamente, las hemos creado con la intención contraria: con cada nuevo descubrimiento, con cada problema resuelto, aparecen más enigmas y cuestiones por resolver.
La obsesión por saber a dónde vamos
Las tan cacareadas metas u objetivos, la obsesión por saber a dónde vamos y de dónde venimos, la tiranía absurda de que para todo tenemos que tener claros nuestros objetivos, no son más que vanos intentos deliberarnos de la incertidumbre y las dudas que ésta nos provoca. En este sentido, el tarot, la magia, la astrología y la adivinación, no son otra cosa que malos intentos por remediar la inexorabilidad del tiempo y el gran temor que nos induce la incertidumbre.
Al sentimiento de incertidumbre le tememos hasta un grado extraordinario, incluso más que a la propia muerte, y con tal de no sentirlo somos capaces incluso de llegar a extremos inimaginables y fatídicos. Da escalofríos ver la cantidad de cosas que hacemos para minimizar el impacto de la incertidumbre en nuestras vidas. Con tal de zafarnos del acoso de la ansiedad que sentimos en la boca de nuestro estómago y del estrés emocional que tensa toda nuestra estructura corporal, seríamos capaces de vender nuestra alma al diablo.
El miedo a decidir: Solos ante el peligro
Los seres humanos creemos que podemos controlar la naturaleza y, por consiguiente, que podemos llegar a tener un control total sobre nosotros mismos. Pero esto no es más que otra ilusión más de las tantas que creamos durante nuestra existencia. Nada nos librará de la decrepitud, le enfermedad y el envejecimiento, por lo menos hasta ahora. El futuro, donde estos problemas puedan llegar a solucionarse, forma parte de la incertidumbre cuya acepción significa «falta de conocimiento seguro».
Por todo ello, entre otras cosas, la responsabilidad del que tiene que decidir se ha ido volviendo cada vez más difícil y gravosa: cuantas más posibilidades tenemos ante nosotros, más difícil es escoger, elegir y decidirse por algo o por alguien.
El modelo social y familiar hiperprotector, tan en boga hoy en día, tampoco nos ayuda mucho, aunque parezca distinto. Este modelo sobreprotector se cimienta sobre la evitación consciente en la toma de responsabilidad es por parte de los hijos. Es decir, los padres van a decidir siempre que puedan por sus hijos. Se convertirán en quienes decidan por sus vástagos, con la buena intención de que no cometan las equivocaciones y errores que ellos han cometido en el pasado.
Como se puede apreciar, esta solución intentada, llena de buenos propósitos, conducirá a los hijos hacia la incapacidad a la hora de decidir por sí mismos; creando personas inseguras ya asustadizas, incapaces de elegir por el temor a cometer las equivocaciones de las que sus progenitores pretenden liberarles. Al mismo tiempo, estos padres delegan en profesores, psicólogos, médicos y en última instancia en el Estado. Como se aprecia, se trata de un círculo vicioso perfecto, que no parará de crear problemas a medida que vaya girando.
¿Cómo tratar el miedo a decidir?
Sin embargo, no podemos evitar el hecho de tener que elegir o tomar decisiones. Y por eso, es muy importante saber gestionar este gran temor.
Para tratar el miedo a decidir, por un lado, tenemos que aprender capacidades estratégicas; y por otro, saber gestionar el miedo patológico, la ansiedad y la angustia. Tanto como individuos, como profesionales de la ayuda, necesitamos saber guiarnos a nosotros mismos y a nuestros clientes a superar los propios límites. Gestionando el miedo con toda su sintomatología, y mejorando nuestras competencias personales, podremos dar soluciones respuestas a esta problemática tan apremiante.
En algunos casos tendremos miedo a decidir porque no sabemos qué elegir, y por tanto, equivocarnos. En otros, sabemos qué elegir, pero tendremos miedo a las consecuencias de nuestra elección.
Como decía Buda: «La búsqueda de certezas conduce a la incertidumbre». En última instancia, el miedo a perder el control lleva a quienes lo sufren a querer tenerlo antes de actuar. Como esto es imposible, se paralizan. El control solo podemos tenerlo a base de actuar, nunca lo obtendremos a base de pensar y preocuparnos. Dejar de buscar certezas, permitirnos la duda, hará que podamos vivir con todo el poder del ahora.
Miguel Herrador, coach y especialista en ansiedad, fobias y pánico.
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