Filosofía para tiempos heroicos. Día 2
“La vida no tiene solución porque quizá no es un problema. El reto es confiar en la vida”. ALEXANDRE JOLLIEN
En estos días aciagos tenemos que estar confinados con otras personas y también con nosotros mismos. No nos queda otra elección.
Siguiendo en la línea de presentaros a personas extraordinarias hoy quiero hablaros de Alexandre Jollien. Su experiencia y sus avatares vitales nos van a ser muy útiles. Él es posiblemente el filósofo actual que más me toca el corazón y estimula mi mente. Yo lo llamo “mi Séneca moderno” porque su filosofía es, sobre todo, pragmática y busca enseñar a vivir, aunque la vida se empeñe en ponérnoslo muy difícil. Su filosofía está centrada en aprender y progresar sin rendirnos, en no rechazar la realidad por dura que ésta pueda llegar a ser. Su propuesta es la de abandonarnos a la vida por incierta que ésta sea.
Alexandre Jollien se parece a los budas orientales y su biografía es tan impactante como su sonrisa. Él mismo dice que “la suprema inteligencia es la bondad”. Y se me antoja definirlo, sin temor a equivocarme, como a un hombre bueno…
Vino al mundo con parálisis cerebral por causa de estrangulamiento con el cordón umbilical durante el parto. Esto le provocó una discapacidad permanente que le impide andar y manejarse con normalidad, por lo que tiene que ir muchas veces en silla de ruedas y ser ayudado permanentemente. Para que os hagáis una idea, le es imposible escribir a mano, y con el ordenador le cuesta una barbaridad. Pero, sin embargo, cuenta que extrae de sus debilidades crónicas sus fortalezas diarias. Desde los 3 años estuvo 17 años más internado en una institución para discapacitados, donde lo estimularon para que pudiera tener un pequeño control de su propio cuerpo y no quedara postrado para el resto de su existencia. Ahora, a sus 45 años tiene 3 hijos y está casado. Sale en la televisión francesa y escribe unos libros tan excelentes como buenos. De todos ellos el que más me gusta, sin lugar a dudas, se titula “Pequeño tratado del abandono” y es una verdadera maravilla, además de una joya de incalculable valor. Para él, el abandono no tiene nada que ver con la resignación. Más bien y por el contrario, incide en lo que aconsejaba Sócrates: “Antes que intentar vivir mejor, intenta mejorar”.
Alexandre Jollien lleva toda su vida RECLUIDO en un cuerpo mermado que no puede funcionar con normalidad. Por todo ello es un gran ejemplo a seguir ahora que a nosotros nos está pasando algo parecido: el coronavirus nos tiene confinados y limitados. Cuenta en sus escritos que cada día para él supone un gran esfuerzo y que muchas veces no le apetece levantarse. Con él no hay trampas ni puede haberlas. Es alguien auténtico. No deja de ser paradójico cómo las personas con severas discapacidades pueden ser mucho más auténticas que los que no las tenemos.
Estos días de reclusión estamos aburridos o muy aburridos. Y nos toca convivir con nosotros mismos, nos guste o no. En el libro que os he recomendado escribe que en un retiro espiritual estaba tremendamente aburrido y se saltó sus ejercicios de meditación. Y que frente al miedo a ser abroncado, el director del monasterio donde llevaba a cabo el retiro le dijo lo siguiente: “Alexandre, puedes hacer todo lo que quieras, pero no puedes hacer que yo no te quiera”. Dice al respecto que esas palabras le supusieron una especie de iluminación interior y que nunca había podido sentir, hasta ese momento, un amor tan total e incondicional. En este sentido, el amor incondicional que sentimos por nuestros hijos sería lo más parecido. Y sigue contando que un día aprendió a volcar ese amor sobre su propia vida y su maltrecho y discapacitado cuerpo. Y que antes se comparaba continuamente con los hombres que tenían cuerpos atléticos o mejores que el suyo, llegándolo a pasar bastante mal cada vez que lo hacía.
Jollien cuenta que siempre va a ser un inválido pero que eso no le invalida. Y sigue diciendo que amarnos consiste en el compromiso de mejorar siempre. Ese es el camino: amarnos de tal modo que nos liberemos de todo lo que nos impide ser libres y alegres. Para él, el amor es la tolerancia total con todo lo que existe aquí y ahora.
SU PROPUESTA ES TRATARNOS A NOSOTROS COMO SI FUERAMOS NUESTROS PROPIOS HIJOS. De tal manera que estos días de encierro no tenemos excusa para tratar a los demás como si fueran nuestros hijos y a nosotros también. Estos días, donde todo lo que es superfluo salta a la vista, tener un cuerpo esculpido en el gimnasio no nos va a servir de mucho para que nos quieran o querernos más.
¿No os parece que el aburrimiento es el camino más corto para estar con los demás y con nosotros? Si la alegría es la adhesión total a la existencia, el aburrimiento es un camino extraordinariamente rápido para alcanzarla.
Reenviadlo por favor. Seguiremos.
MIGUEL HERRADOR
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE