Afrontar problemas de pareja: ¿Un Futuro sin democracia?
Cuando empiezan los problemas de pareja y caen las imágenes ideales, muchas personas nos consultan en terapia ante la necesidad de llegar a un acuerdo: ¿Necesitamos terapia de pareja?, ¿Cómo se solucionan los problemas de pareja?, ¿Cómo afrontamos tanta incertidumbre?.
En este post encontrarás reflexiones de nuestro terapeuta de pareja Francesc Calahorro acerca del futuro de la pareja y la posibilidad (o no) de solucionar problemas basados en acuerdos.
«Si no puedes pasar página, cambia de libro».
FRANCESC CALAHORRO
Cuando el ideal de pareja se tiñe con problemas
Todos tenemos un “ideal” de la pareja, pero es un “ideal”, que es lo que está más alejado de lo “real”. Cuando sobrevienen los problemas de pareja se nos plantea la necesidad de afrontarlos de algún modo, la terapia de pareja es una de ellas.
En los tiempos en que nos ha tocado vivir se espera de la pareja estabilidad, acceso a la parentalidad, estatus, beneficios sinérgicos derivados de la cooperación, intimidad, buena comunicación en la pareja, sexualidad gratificante, complicidad, apoyo, etc, etc, y además satisfacción y felicidad perdurables en el ciclo vital. Dicho en otras palabras, hemos convertido la pareja en un espacio simbólico de propiedades mágicas.
Los problemas de pareja habituales…
Sin embargo, cuando los problemas de pareja sobrevienen, este ideal se transforma en humo. Hablamos de cuestiones que habitualmente recibimos en nuestra consulta de terapia de pareja, tales como:
- Diferencias en la pareja en proyectos de vida
- Insatisfacción sexual
- Falta de comunicación o empatía
- Pérdida de respeto
- Infidelidad o conflictos con terceros.
¿Por qué es difícil llegar a un acuerdo o consenso en la pareja?
Si tienes problemas de pareja y buscas un acuerdo o consenso, tienes que saber ante todo que es más fácil llegar a un acuerdo entre seis que entre dos, no hay consensos en base a dos y las soluciones intermedias son difíciles y en muchas ocasiones no terminarán de contentar a ninguno de los dos. Entre seis, si no hay consenso se puede optar por la mayoría democrática, que entre dos es imposible.
Cuando uno renuncia a algo por el otro, eso queda ahí, y no se lo perdonará en la vida. La pareja busca el equilibrio de lo vivido anteriormente y eso ya no es posible porque pertenece al pasado.
Entre otros motivos, la posibilidad de llegar a un acuerdo ante problemas de pareja es una de las consultas más habituales de la terapia.
¿Y qué pasa cuando hay problemas en la pareja que amenazan su continuidad?
Es normal que existan problemas de pareja que amenazan su continuidad. La vida es un cambio constante, hoy no somos los mismos que ayer, ni los mismos de hace un mes o hace un año, tan solo tenemos que mirar una fotografía de hace un tiempo para darnos cuenta de cómo vamos cambiando en todos los aspectos.
Pero, la cotidianidad convierte la pareja en una institución, y el objetivo de toda institución es su permanencia en el tiempo a pesar de los cambios. Muchas personas hacen terapia de pareja por este motivo: porque quieren seguir siendo pareja.
Para entendernos, aún a riesgo de resultar simples y sin demasiadas complicaciones, podríamos definir a la pareja como una sociedad constituida por dos miembros, los cuales pretenden obtener algo de tal sociedad e intentar además que la sociedad se mantenga tanto como sea posible.
Siendo una sociedad de dos, la pareja resulta la más pequeña de las sociedades posibles. Pero, paradójicamente, esta pequeñez cuantitativa contribuye a incrementar la complejidad de las interacciones, y por tanto los problemas de pareja.
Por ejemplo:
- Una alianza o un acuerdo en pareja dan como resultado el consenso.
- En cambio, un desacuerdo es siempre polar (dos partes enfrentadas).
Y el empate es el resultado más frecuente de cualquier interacción, lo cual complica extraordinariamente la toma de decisiones, ya que en pareja son aritméticamente inservibles las resoluciones democráticas, uno de los dos pierde.
Una característica definitoria para afrontar el futuro de la pareja y sus problemas
Los dos miembros de una pareja pretenden obtener “algo”. Ahora bien, estos “algos” que cada cual pretende difieren mucho y muy probablemente no se expliciten en tanto que se dan por sobrentendidos del consenso implícito. Hay algunos “algos” que podríamos considerar habituales o muy frecuentes. Por ejemplo: el afecto, la compañía y atención, la disponibilidad sexual, los beneficios de la cooperación o los hijos, etc.
La pretensión de perdurabilidad o “la pareja para toda la vida”, que es por cierto una pretensión universal, histórica y transcultural, convierte esta peculiar sociedad en una institución. Y como en el resto de instituciones, hace que la propia continuidad adquiera rango de prevalencia sobre prácticamente todas las demás consideraciones posibles.
Ahora bien, el límite de esta perdurabilidad en la pareja es en realidad muy variable. Puede por ejemplo ser una pareja eterna y para quienes creen en la eternidad del alma, puede ser una pareja para toda la vida, o bien puede ser vitalicia (entendiendo por vitalicio el ciclo de vida de sus integrantes o el ciclo de vida del amor o de la armonía o del respeto, etc), o puede ser solamente una pareja “duradera”.
En cualquier caso, una característica definitoria del hecho de ser pareja es precisamente su orientación hacia el futuro, y ¿hay algo más incierto que el futuro?
«La cuerda cortada puede volver a anudarse, vuelve a aguantar, pero está cortada. Quizá volvamos a tropezar, pero allí donde me abandonaste no volverás a encontrarme».
BERTOLT BRECHT
Terapia de pareja
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