
Barreras que impiden combatir el acoso escolar: cuando las buenas intenciones no bastan
A pesar de que existe un consenso social sobre la necesidad de erradicar el acoso escolar y el ciberacoso o ciberbullying, las cifras siguen siendo alarmantes.
Según la Fiscalía General del Estado, en 2024 se detectaron 1.196 casos de bullying en España, y el informe de las fundaciones ANAR y Mutua Madrileña revela que el 12,3% del alumnado conoce o sufre algún caso de acoso escolar.
Este incremento respecto al curso anterior evidencia que las aspiraciones de cambio no terminan de materializarse en acciones efectivas. ¿Por qué fracasan las iniciativas y la intervención educativa contra el acoso entre menores? La respuesta está en cinco obstáculos fundamentales que, consciente o inconscientemente, perpetúan el problema.
Primera Barrera contra el acoso entre menores: el comportamiento adulto como espejo distorsionado
Los menores aprenden más por imitación que por instrucción. Cuando adultos, ya sea en el ámbito público, político o familiar, ejercen su influencia mediante el insulto, la ironía agresiva, los gritos o la descalificación, transmiten un mensaje peligroso: el fin justifica los medios. Como señala David Cerdá en su análisis sobre el debate social, actualmente “no queremos adversarios, queremos solo enemigos”. Esta polarización se filtra en las aulas y legitima el comportamiento de los acosadores, quienes perciben que la agresividad es una estrategia válida para destacar u obtener reconocimiento.
Además, cuando los adultos cercanos justifican un maltrato basándose en ideologías o situaciones particulares, los menores interiorizan que “tratar mal no es tratar mal si considero que alguien se lo merece”. Esta desconexión moral, concepto desarrollado por Albert Bandura, explica cómo las personas reestructuran cognitivamente sus acciones dañinas para evitar el malestar psicológico, desactivando progresivamente su autorregulación ética. En el contexto del acoso escolar, los agresores deshumanizan a sus víctimas y atribuyen culpabilidad para justificar su conducta.
Segunda barrera contra el acoso entre menores: la crisis de autoridad en una sociedad sin referentes
La magistrada Natalia Velilla analiza en su obra La crisis de la autoridad cómo la sociedad actual ha desplazado la autoridad tradicional por formas de poder basadas en la popularidad y la influencia en redes sociales, smartphones y añadimos ahora también la inteligencia artificial.
En el ámbito familiar, esto se traduce en una dificultad creciente para establecer límites. Muchos padres y madres, en lugar de aspirar a que sus hijos se sientan orgullosos de ellos mismos como personas íntegras, buscan ser admirados por su prole, invirtiendo así la dinámica de autoridad.
Esta crisis de autoridad tiene consecuencias directas en la prevención del acoso escolar. En las mediaciones de casos de bullying, los progenitores de las víctimas exigen justicia, mientras que los padres de los acosadores minimizan los hechos con expresiones como “son cosas de niños”. Esta incapacidad para reconocer problemas y poner límites dificulta tanto la detección temprana como la intervención efectiva.
Tercera barrera contra el acoso entre menores: creer que eliminar la tecnología resuelve el problema
Si bien es cierto que restringir el acceso a smartphones y redes sociales reduce el alcance del ciberacoso, esta medida no elimina la raíz del problema. Los dispositivos digitales amplifican el acoso escolar, permitiendo que trascienda el recinto escolar y se perpetúe las 24 horas del día, pero no lo provocan. El ciberbullying, que afecta ya al 2,2% de las aulas y se ha duplicado respecto al curso anterior, utiliza además inteligencia artificial en el 14,2% de los casos para crear vídeos falsos, manipular fotografías o suplantar identidades.
Sin embargo, eliminar la tecnología sin abordar las conductas subyacentes —como la falta de empatía, la agresividad o la necesidad de dominio— solo traslada el problema al entorno físico. Es fundamental actuar sobre las bases de la conducta acosadora, las reacciones del entorno y la manera en que las víctimas afrontan la situación.
Cuarta barrera contra el acoso entre menores: la desconexión moral digital
La sensación de anonimato y distancia que proporcionan las pantallas genera lo que Bandura denomina desconexión moral. Un adolescente puede saber que algo está mal, pero justificarlo cuando lo hace a través de un móvil o una red social. Esta disonancia cognitiva se ve reforzada por los propios adultos, quienes constantemente separan la “vida real” de la “vida digital”, validando implícitamente que lo digital “cuenta menos”.
La desconexión moral promueve comportamientos socialmente inaceptables y reduce la conducta prosocial y la empatía hacia los demás. En el contexto del ciberacoso, los mecanismos como la difusión de responsabilidad, la distorsión de las consecuencias y la deshumanización de la víctima permiten a los agresores mantener su autoconcepto intacto mientras causan daño.
Quinta barrera contra el acoso entre menores: las nostalgias que paralizan la acción
Existen dos tipos de nostalgia que obstaculizan el combate del acoso escolar. Por un lado, quienes afirman que “antes no pasaba esto porque se educaba bien” y consideran que las nuevas generaciones son frágiles. Por otro, quienes sostienen que “siempre ha habido acoso” y el problema es que ahora se habla más. Ninguna de estas posturas ayuda; al contrario, abandonan a víctimas y agresores ante una realidad que requiere intervención activa.
Los datos desmienten ambas narrativas. El 6,5% del alumnado en España sufre acoso escolar con frecuencia y el 15,8% es víctima al menos varias veces al mes. Además, ha crecido la violencia física: los golpes y patadas aumentaron 8,7 puntos porcentuales, alcanzando el 30,9% de los casos. Estas cifras evidencian que el problema no solo persiste, sino que se agrava.
¿Qué podemos hacer realmente contra el acoso entre menores?
Combatir el acoso escolar exige:
- Comprender las razones detrás de la conducta acosadora.
- Detectarla a tiempo.
- Actuar mediante protocolos claros que incluyan denuncia, corrección y educación.
Es fundamental enseñar a los hijos a no ser acosadores, a no contribuir al acoso, a pedir ayuda, a contarlo y a superarlo.
El papel de los espectadores es especialmente relevante. Las investigaciones demuestran que las agresiones disminuyen e incluso desaparecen cuando los testigos muestran abiertamente su repulsa, denuncian y apoyan a la víctima. Los programas más efectivos centran sus actuaciones en dotar a los espectadores de estrategias y habilidades para abandonar la “ley del silencio”.
La comunicación familiar abierta actúa como factor protector ante la victimización. Los padres deben fomentar un clima de confianza donde los hijos puedan expresar cualquier problema sin miedo a ser juzgados o minimizados. La prevención del acoso escolar no puede asumirse únicamente desde los centros educativos; requiere la intervención coordinada de familias, profesionales educativos y la comunidad.
Finalmente, es esencial integrar una verdad fundamental: tratar mal a alguien está mal, también cuando creemos tener razón. Está mal cuando lo hacen otros, cuando lo hacen nuestros hijos o cuando nuestros hijos lo ven hacer a terceros. Solo después de interiorizar esto nosotros mismos y hablarlo claramente con nuestros descendientes podremos sumarnos con coherencia a las campañas contra el acoso escolar.
Bibliografía
- Bandura, A. (1986). Social foundations of thought and action: A social cognitive theory. Prentice-Hall.
- Bandura, A. (1990). Selective activation and disengagement of moral control. Journal of Social Issues, 46(1), 27-46.
- Bandura, A. (1996). Mechanisms of moral disengagement in the exercise of moral agency. Journal of Personality and Social Psychology, 71(2), 364-374.
- Bandura, A. (1999). Moral disengagement in the perpetration of inhumanities. Personality and Social Psychology Review, 3(3), 193-209.
- Cerdá, D. (2024). El bullying y el proyecto Thinking. Smartick. https://www.smartick.es
- Fundación ANAR & Fundación Mutua Madrileña. (2025). VII Informe “La opinión de los estudiantes”. https://www.anar.org
- Velilla, N. (2023). La crisis de la autoridad. Arpa Editores.
- Zabala, M. (2020). Ser padres en la era digital. Plataforma Editorial.
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