Filosofía para tiempos heroicos. Día 1
FILOSOFÍA PARA DÍAS HEROICOS. Día 1
“Comportarse bien y mantenerse alegres”. BARUK SPINOZA
Hoy empezamos desde El Centro de Terapia Breve Sentirse Bien de Barcelona a compartir nuestra dilatada experiencia en el tratamiento de los trastornos de la ansiedad, incluidos la Claustrofobia, el TOC, el Estrés postraumático y la Hipocondría. Dada esta emergencia nacional y mundial creemos que no nos podemos quedar de brazos cruzados. Y queremos contribuir escribiendo todos los días sobre cómo podemos afrontar este encierro tan angustioso. Os iremos dando consejos y os propondremos trabajos específicos tanto filosóficos como psicológicos, para poder vencer la ansiedad, el pánico y la incertidumbre.
Para ello es prioritario que nos organicemos bien el día a día. Esto es lo más importante en los periodos de confinamiento y reclusión forzosos. En este sentido, disponemos de numerosos ejemplos de personas que han estado en la cárcel, de quienes han vivido una enfermedad grave (o nacido con ella) que les ha obligado a guardar cama obligatoriamente, de los supervivientes de los campos de exterminio nazis, de quienes han tenido que vivir escondidos por ser perseguidos, de quienes han estado atrapados como los mineros chilenos, o de los argentinos que tuvieron que sobrevivir a la tragedia del avión estrellado en los Andes.
Lo primero para llevar bien este confinamiento forzoso es pensar a corto plazo. Quiero decir que vayamos afrontando esta situación día tras día. Es un error muy común pensar en las tres o cuatro semanas, si no más, que nos han impuesto de cuarentena de manera global, pues son demasiado tiempo. De esta forma es más fácil concentrarnos en las metas que nos hayamos fijado y alcanzarlas. Así, la percepción del tiempo siempre será más liviana. Se trata del viejo principio de “divide y vencerás”.
Lo segundo es buscarnos actividades que podamos realizar. Alternar entre agradable y desagradable es de gran ayuda. No todas tienen que ser placenteras. Se trata de ocuparnos para poder tolerar de manera óptima las preocupaciones. Hay gente que se está proponiendo retos de pintura, de deporte, de baile, de cocina, etc. No estamos de vacaciones, estamos atrapados en una situación de una gran complejidad y gravedad.
Lo tercero es ponernos en “modo” de ayuda a los demás. Se trata de pensar en ser solidarios y empáticos. Es ésta una formidable manera de sentirnos implicados con la existencia sin caer en el desánimo. La solidaridad y la benevolencia son la fuerza que mantiene en pie a todos los profesionales de la salud que están en primera línea de combate contra el coronavirus. Sería muy bueno para ellos seguir dándoles ánimos, del mismo modo que dárnoslos a nosotros mismos a medida que vayan pasando los días. Son muy emotivas y esperanzadoras las imágenes que nos llegan desde Italia con muchas personas cooperando desde los balcones para ayudarse e ilusionarse mutuamente en estos días de zozobra.
Lo cuarto es leer libros que nos fortalezcan la mente y el alma. Hay libros y autores increíblemente buenos. Uno de esos autores es el austríaco Viktor Frankl, que fue uno de los mejores psicoterapeutas del siglo XX. Por ser judío estuvo internado en los campos de exterminio nazis y sobrevivió a los mismos perdiendo a su mujer y a toda su familia exceptuando a su hermana. Cuenta toda esa experiencia en un libro sin parangón titulado “El hombre en busca de sentido”. Se trata de una obra para leerla cuando no podemos cambiar la situación en la que estamos inmersos y entonces se impone que cambiemos nosotros. Es un libro de un calado humano excepcional y no es nada desagradable, más bien al contario: nos hace mejores personas y más fuertes ante todo tipo de adversidades.
Lo quinto es practicar la “meditación de todos los males”. La aprendí de Séneca, que es mi filósofo favorito. Él, junto con Marco Aurelio y Epicteto, fue el mayor exponente del estoicismo, una de las escuelas pragmáticas de la filosofía clásica griega. Lo bueno de los estoicos es que crearon un ejercicio que hoy se enseña en todas las universidades del mundo y que se llama “la meditación de todos los males”. Es una herramienta maravillosa y tremendamente eficaz para afrontar cualquier adversidad que nos traiga la vida por difícil y dura que sea. Pensemos que Séneca estuvo condenado a muerte en tres ocasiones. De la última no se libró, pero sí de las dos anteriores. Él relata en sus obras que escribir sobre lo peor que le podía llegar a ocurrir, le ayudó a sobrellevar mucho mejor las torturas, el encarcelamiento y el temor a la muerte. Incluso la aplicaba cuando tenía severos ataques de asma. Sobre esta técnica hablaré más veces en días sucesivos.
Lo sexto guarda más relación con quien tenga que pasar solo o sola esta cuarentena. Le sería de gran utilidad apuntarse o incluirse en grupos de whatsapp. Sentir nuestra pertenencia puede darnos una fortaleza inusitada para resistir en estos tiempos funestos. Escribir y contestar los mensajes es participar de lo colectivo y hace que nos sintamos vivos. Cuando nos relacionamos estamos desarrollando nuestra humanidad y hará que no nos desanimemos con facilidad.
Lo séptimo consiste en llevar un diario donde podamos ir consignando nuestras impresiones diarias, así como nuestros estados de ánimo durante esta cuarentena. Canalizar emocionalmente este encierro es de vital importancia para afrontarlo con garantías de éxito. La escritura es posiblemente una de las mayores tecnologías que ha inventado el ser humano. Y tiene la ventaja de ayudarnos a tomar conciencia y a transformar nuestros estados de ánimo, por muy difíciles que sean.
Lo octavo es dejar de estar demasiado pendientes de las noticias. Si no tenemos cuidado con ello acabaremos presa del pánico y de sintomatologías creadas por nuestra propia mente; es decir, nos convertiremos en hipocondríacos con toda seguridad.
Estad atentos pues seguiremos dándoos pautas, relatando la vida de grandes personajes de la historia que supieron enfrentarse a la adversidad y recomendándoos buenas lecturas. Juntos superaremos la cuarentena y venceremos al coronavirus. ¡Un gran abrazo lleno de esperanza!
Miguel Herrador
Coach y Máster en Terapia Breve.
Filosofía para tiempos heroicos. Día 2
“La vida no tiene solución porque quizá no es un problema. El reto es confiar en la vida”. ALEXANDRE JOLLIEN
En estos días aciagos tenemos que estar confinados con otras personas y también con nosotros mismos. No nos queda otra elección.
Siguiendo en la línea de presentaros a personas extraordinarias hoy quiero hablaros de Alexandre Jollien. Su experiencia y sus avatares vitales nos van a ser muy útiles. Él es posiblemente el filósofo actual que más me toca el corazón y estimula mi mente. Yo lo llamo “mi Séneca moderno” porque su filosofía es, sobre todo, pragmática y busca enseñar a vivir, aunque la vida se empeñe en ponérnoslo muy difícil. Su filosofía está centrada en aprender y progresar sin rendirnos, en no rechazar la realidad por dura que ésta pueda llegar a ser. Su propuesta es la de abandonarnos a la vida por incierta que ésta sea.
Alexandre Jollien se parece a los budas orientales y su biografía es tan impactante como su sonrisa. Él mismo dice que “la suprema inteligencia es la bondad”. Y se me antoja definirlo, sin temor a equivocarme, como a un hombre bueno…
Vino al mundo con parálisis cerebral por causa de estrangulamiento con el cordón umbilical durante el parto. Esto le provocó una discapacidad permanente que le impide andar y manejarse con normalidad, por lo que tiene que ir muchas veces en silla de ruedas y ser ayudado permanentemente. Para que os hagáis una idea, le es imposible escribir a mano, y con el ordenador le cuesta una barbaridad. Pero, sin embargo, cuenta que extrae de sus debilidades crónicas sus fortalezas diarias. Desde los 3 años estuvo 17 años más internado en una institución para discapacitados, donde lo estimularon para que pudiera tener un pequeño control de su propio cuerpo y no quedara postrado para el resto de su existencia. Ahora, a sus 45 años tiene 3 hijos y está casado. Sale en la televisión francesa y escribe unos libros tan excelentes como buenos. De todos ellos el que más me gusta, sin lugar a dudas, se titula “Pequeño tratado del abandono” y es una verdadera maravilla, además de una joya de incalculable valor. Para él, el abandono no tiene nada que ver con la resignación. Más bien y por el contrario, incide en lo que aconsejaba Sócrates: “Antes que intentar vivir mejor, intenta mejorar”.
Alexandre Jollien lleva toda su vida RECLUIDO en un cuerpo mermado que no puede funcionar con normalidad. Por todo ello es un gran ejemplo a seguir ahora que a nosotros nos está pasando algo parecido: el coronavirus nos tiene confinados y limitados. Cuenta en sus escritos que cada día para él supone un gran esfuerzo y que muchas veces no le apetece levantarse. Con él no hay trampas ni puede haberlas. Es alguien auténtico. No deja de ser paradójico cómo las personas con severas discapacidades pueden ser mucho más auténticas que los que no las tenemos.
Estos días de reclusión estamos aburridos o muy aburridos. Y nos toca convivir con nosotros mismos, nos guste o no. En el libro que os he recomendado escribe que en un retiro espiritual estaba tremendamente aburrido y se saltó sus ejercicios de meditación. Y que frente al miedo a ser abroncado, el director del monasterio donde llevaba a cabo el retiro le dijo lo siguiente: “Alexandre, puedes hacer todo lo que quieras, pero no puedes hacer que yo no te quiera”. Dice al respecto que esas palabras le supusieron una especie de iluminación interior y que nunca había podido sentir, hasta ese momento, un amor tan total e incondicional. En este sentido, el amor incondicional que sentimos por nuestros hijos sería lo más parecido. Y sigue contando que un día aprendió a volcar ese amor sobre su propia vida y su maltrecho y discapacitado cuerpo. Y que antes se comparaba continuamente con los hombres que tenían cuerpos atléticos o mejores que el suyo, llegándolo a pasar bastante mal cada vez que lo hacía.
Jollien cuenta que siempre va a ser un inválido pero que eso no le invalida. Y sigue diciendo que amarnos consiste en el compromiso de mejorar siempre. Ese es el camino: amarnos de tal modo que nos liberemos de todo lo que nos impide ser libres y alegres. Para él, el amor es la tolerancia total con todo lo que existe aquí y ahora.
SU PROPUESTA ES TRATARNOS A NOSOTROS COMO SI FUERAMOS NUESTROS PROPIOS HIJOS. De tal manera que estos días de encierro no tenemos excusa para tratar a los demás como si fueran nuestros hijos y a nosotros también. Estos días, donde todo lo que es superfluo salta a la vista, tener un cuerpo esculpido en el gimnasio no nos va a servir de mucho para que nos quieran o querernos más.
¿No os parece que el aburrimiento es el camino más corto para estar con los demás y con nosotros? Si la alegría es la adhesión total a la existencia, el aburrimiento es un camino extraordinariamente rápido para alcanzarla.
Reenviadlo por favor. Seguiremos.
MIGUEL HERRADOR
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE
Filosofía para tiempos heroicos. Día 3.
“La lección más importante que puede aprender el hombre no es que en el mundo existe el miedo, sino que depende de nosotros sacarle provecho y que se nos ha concedido transformarlo en valentía”. RABINDRANAH TAGORE
La ansiedad cuando no es tratada adecuadamente hace metástasis y se transforma en desconfianza, ira, renuncia y desesperanza. Antes del coronavirus el mundo ya sufría una epidemia de ansiedad con todos los altos costes que ello ocasionaba en nuestro sistema sanitario. Ahora la sufrimos doblemente, pues a la ya preexistente, tenemos que sumar la que nos ha sobrevenido a través de la pandemia del coronavirus. Por tal motivo, conocer y dominar el miedo es una asignatura imprescindible para la escuela de la vida. Y por ello es crucial para nuestro desarrollo personal y para nuestra supervivencia.
Dada la alarma mundial que está provocando la extensión descontrolada del Covid- 19, nos estamos viendo asediados por todo un despliegue ilimitado de amenazas potenciales y de incertidumbres abstractas sobre las cuales poco podemos hacer en estos momentos. Esta alarma es difusa e indefinida en el tiempo y en el espacio. En situaciones como ésta, nuestro organismo entra en un círculo vicioso donde consume gran cantidad de energía inútilmente tratando de defenderse de algo que no se puede ver ni tocar. Y cuando esto ocurre, como ahora nos está sucediendo, perdemos nuestro equilibrio interno y pasamos a sufrir tensión, susceptibilidad y ansiedad patológica.
Estos días son numerosas las personas que están entrando en pánico. Unos por sentirse enfermos. Otros por creer que de ésta no van a salir vivos. Algunos por sentirse atrapados y sin salida. Muchos por pensar demasiado en un futuro aterrador, sin dinero y sin trabajo. Todos con el denominador común de no poder soportar el enorme peso de una incertidumbre tan grande como nunca nos la habíamos llegado a imaginar.
Estas semanas muchas personas están sufriendo crisis de pánico. Y en dichas crisis se ven transportadas al infierno. Pueden sentir que se están muriendo o que se están volviendo locas, y tienen que saber que ambas formas son las dos caras de una misma moneda: la angustia o el miedo a perder el control de uno mismo.
Séneca, mi filosofo favorito y auténtico médico de almas, observaba con frecuencia que de manera habitual nos comportamos como si nuestro control sobre el mundo fuera mucho mayor de lo que es en realidad. Cuestiones personales como nuestra salud, nuestra economía y nuestra reputación están, en última estancia fuera de nuestro control. Podemos influir en ellas, pero a menudo las cosas no saldrán como deseamos. En este sentido, la ansiedad patológica no podría existir si los seres humanos no hiciésemos juicios irracionales sobre el futuro. Normalmente los seres humanos buscamos disipar las preocupaciones del futuro tratando de convencernos de que todo irá bien. Pero la tranquilidad es un arma de doble filo que exige un esfuerzo continuado y un mantenimiento agotador. Por ejemplo, cuando le decimos a alguien (o a nosotros mismos) que se tranquilice estamos tensando la cuerda de su angustia, en ningún caso aflojándola. Con demasiada frecuencia las cosas no van, ni irán bien. Sin embargo, cuando salen mal, casi siempre salen menos mal de lo que podíamos temer.
Días atrás os hablé de la “Meditación de todos los males” como el mejor ejercicio que se conoce en el mundo, tanto por su efectividad como por su rapidez, para liberarnos de la ansiedad y el miedo patológicos. Hoy os explicaré cómo podéis hacerla. En realidad, se trata de una tarea sencilla. Yo mismo la he practicado muchas veces pues yo he tenido cientos de ataques de pánico a lo largo de mi vida. Dicha meditación es un ejercicio paradójico. En efecto, ante un problema que se presenta irrefrenable y espontáneo como es la ansiedad y el pánico, resulta muy eficaz prescribirnos los mismos síntomas y pensamientos que tanto nos asustan. La “meditación de todos los males” tiene la capacidad de transformar las percepciones y los juicios irracionales que nuestro cerebro hace sobre el futuro, cambiándolos por asuntos más funcionales del presente, o si prefiere, del “aquí y ahora”.
EL EJERCICIO ES COMO SIGUE: Cada día nos someteremos voluntariamente a todas las imágenes, pensamientos y síntomas ansiosos relacionados con todas las preocupaciones que nos está causando esta pandemia. Podremos imaginar, por ejemplo, que nos infectamos y morimos; y que les pasa lo mismo a nuetros seres queridos, con todo lujo de detalles, incluidos los entierros y lo que acontecerá después de las defunciones; también podemos imaginarnos que nos arruinamos o que nos quedamos sin trabajo y sin poder subsistir de ningún modo… Cada uno debe hacerlo con sus peores preocupaciones. Debemos tratar de provocarnos deliberadamente toda la ansiedad y toda la alarma que nos genera esta pandemia en un tiempo diario que pude oscilar entre los 20 o 30 minutos; menos no. Deberemos procurar hacerlo a la misma hora todos los días, para crear una rutina; y sería beneficioso poner un aviso que nos indique cuando hayamos acabado. Además, estaría muy bien que la realizásemos durante todo el tiempo que dure este confinamiento. Cuanto más exagerado sea mejor. Incluso lo podemos hacer por escrito. Esta tarea procura una gran profilaxis mental y emocional a quien la practica. No en vano se enseña en las mejores universidades del mundo, y se la conoce también como “Intención paradójica” o “Work fantasy”. Como dice Séneca: “Si quieres liberarte de toda preocupación, imagínate, sea cual sea el acontecimiento que temes, que se ha de realizar indefectiblemente”.
Cuando nos enfrentamos a lo peor que nos puede acaecer en todas las situaciones posibles nos fortalecemos y nos vacunamos contra la angustia. La valentía consiste en mirar al miedo a los ojos sin apartar la mirada. O si se prefiere, cuando transformamos la ansiedad en algo concreto, privamos a nuestros temores de su capacidad para angustiarnos.
En resumen, a los problemas causados por nuestra imaginación tenemos que darles soluciones gestadas con nuestra imaginación. Si pretendemos resolverlos mediante la razón fracasaremos. La ansiedad y el pánico no son problemas racionales, sino irracionales.
¡Reenviad este escrito a cuanta más personas podáis, por favor!
Seguiremos.
MIGUEL HERRADOR
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE.
Filosofía para tiempos heroicos. Día 4.
“Todos los dolores y sufrimientos se pueden sobrellevar si los contamos en una historia o escribimos una historia sobre ellos”.
El impacto del coronavirus dejará secuelas postraumáticas tan grandes como una de las peores guerras que hayamos vivido. Según los expertos, cuando la pandemia se haya acabado, tardaremos entre 3 y 6 meses en volver a la normalidad psicológica y emocional. Y posiblemente. quienes más las lleguen a sufrir sean los enfermos del covid-19 y sus familias, así como quienes están en primera línea de trincheras frente contra esta pandemia: todos los profesionales de la salud, sin excepción alguna, que todos los días se juegan la vida tratando de ayudar a los pacientes de diversa índole que están hospitalizados o que acuden a las urgencias.
Además, también nos dejará secuelas a todos los que estamos encerrados; algunas más, probablemente, a quienes están viviendo estos días tan traumáticos en rigurosa soledad. Todo dependerá de nuestra capacidad de resiliencia o de nuestra capacidad para vencer a la adversidad. Dicha capacidad se puede entrenar y ese es el objetivo de este escrito.
Cuantas más noticias vemos estos días, más se nos inocula el virus del miedo y del estrés. Los medios de información, televisiones, plataformas de internet y los móviles están haciendo de esta pandemia un espectáculo increíble, como nunca antes había visto la humanidad. Ya llevamos semanas siendo bombardeados por tanta información. Tanta, que lo realmente difícil es no estar hipocondríacos perdidos.
La paradoja de tanto exceso de comunicación es que cuantos más conocimientos tenemos sobre el covid- 19 más hipocondriacos nos volvemos. Es directamente proporcional. No obstante, esta pandemia no es fruto de nuestra imaginación, sino que la cosa va muy en serio. En efecto, nos tenemos que tomar las recomendaciones de guardar la distancia de seguridad y de lavarnos las manos constantemente como la mejor medicina. Es decir, más vale que nos pasemos de hipocondríacos que llegar a contagiarnos por ser unos irresponsables ante este formidable enemigo invisible.
Los profesionales de la salud están sufriendo un doble y terrible estrés. Por un lado, el estrés debido a un gran cansancio físico, ya que son pocos, enfrentándose a un adversario tan formidable y porque no hay manera de que puedan descansar ante tal desbordamiento. Son dantescas las imágenes de multitud de médicos y enfermeras sin el material de trabajo necesario como mascarillas, batas especiales, guantes y gafas protectoras… Por no hablar de la falta de espacio en los hospitales y de respiradores que puedan salvar las vidas de los pacientes. Sus bajas no se cubren a tiempo. Cada vez son menos y están más debilitados.
A todos los profesionales de la salud en particular, y a las fuerzas de seguridad del estado, a la gente que tiene abiertas sus tiendas para que podamos comprar alimentos, al ejército, a los bomberos, a los agricultores y ganaderos, en general, habría que catalogarlos de héroes por su entrega llena de empatía y solidaridad. Uno de estos héroes al que desde aquí aprovecho para rendirle un sentido homenaje, es mi amigo Xavier Muntaner. Una persona admirable y un gran jugador de hockey, que está confinado en Igualada y está yendo a trabajar todos los días al supermercado familiar sin poder descansar ni siquiera un rato. Un auténtico fuera de serie cuidando a sus padres y a otros familiares que están con fiebre desde hace alguna semana… ¡Estamos contigo “Munta”! ¡Siempre!
MIS RECOMENDACIONES PARA FORTALECER LA RESILIENCIA Y VENCER A LA ADVERSIDAD SON LAS SIGUIENTES:
LA PRIMERA consiste en prestar atención a las noticias dos o tres veces al día, como mucho y durante un tiempo breve. Si no lo hacéis así os vendréis abajo porque todavía no hemos llegado a lo peor. Está demostrado, desde hace tiempo, que el exceso de noticias desagradables debilita nuestro sistema inmunitario.
LA SEGUNDA es que os alegréis por estar vivos, tanto vosotros como vuestra gente, cada día que pase. Fortalece muchísimo nuestro sistema emocional. Día a día, esta especie de cautiverio que nos han impuesto con la mejor de las intenciones, se nos irá haciendo mucho más liviano y ligero.
LA TERCERA incide en que llevéis un diario donde podáis escribir todo el estrés, rabia, agobio, miedo, incertidumbre y lo que sea que estéis sintiendo durante este confinamiento. Ayuda a dormir mejor, rebaja los niveles de adrenalina y cortisol en la sangre, mejora el sistema inmunitario y os hará más resilientes (resistentes o fuertes) ante esta guerra sin cuartel en la que estamos inmersos. Isak Dinesen es la protagonista del film “Memorias de África” y fue galardonada con el premio Nobel de literatura. Escribía para liberarse de todos sus dolores y sufrimientos, como la gran mayoría de las personas que escriben por necesidad…
LA CUARTA es practicar la solidaridad y la empatía. Las guerras se ganan siempre en la retaguardia, y para ello, tenemos que estar bien para seguir sosteniendo y animando a quienes están combatiendo en el frente. En este sentido, necesitamos estar bien de empatía. Una fuerza tan poderosa para la unión entre los humanos como lo es la fuerza de la gravedad para tener unido a todo el universo. Se trata de una fuerza (la empatía) que no se ve, pero que podemos sentirla en cada una de nuestras células. Todavía estamos perdiendo alguna batalla, pero vamos a ganar esta guerra con solidaridad y empatía, no tengáis ninguna duda.
LA QUINTA es que les digáis, sin ningún tipo de tabú o vergüenza, a todas las personas que realmente os importan que las queréis y que las amáis. Las expresiones de amor pueden darse a través de los cuidados, y por lo tanto, no siempre tienen que ser verbales. Pero, sean de la índole que sea, no os canséis de usarlas ya que estos días son tan necesarias como respirar…
Avicena, el gran médico y filósofo padre de la medicina moderna, (coprotagonista en la novela y película “El médico”) decía lo siguiente: “La imaginación es la mitad de la enfermedad, la tranquilidad es la mitad del remedio, y la paciencia es el primer paso hacia la cura”. ¿Qué tal si le hacemos todo el caso del mundo?
Por favor, compartid este escrito. ¡Seguimos!
MIGUEL HERRADOR
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE
Filosofía para tiempos heroicos. Día 5
“La libertad consiste en poder elegir”. JEAN PAUL SARTRE
“Hay personas para las que todo es un milagro y personas para las que nada es un milagro”. ALBERT EINSTEIN
Hola de nuevo. Todos los expertos afirman que después de estas dos primeras semanas de reclusión empieza lo verdaderamente difícil, pues nos quedan por delante otras dos y no sabemos con certeza hasta cuando estaremos confinados. Para llevar lo que nos falta por buen camino, tenemos que echar mano de la confianza. Ya que ahora nuestro cerebro reptiliano, el más primitivo que tenemos, va a intentar tomar el mando y nos va a generar muchas situaciones de desconfianza, egoísmo y malos rollos.
Elegir la confianza implica una elección doble. Confiar entraña una unión indisoluble entre los demás y nosotros mismos. En efecto, desde muy pequeños aprendemos a confiar en lo familiar, en lo cercano, en lo conocido. La confianza es lo opuesto al recelo. Son estados excluyentes. Por ejemplo, no podemos confiar en alguien y juzgarlo al mismo tiempo. O confiamos o desconfiamos, pero no hay un término medio. Ponernos a confiar supone, por lo general, abandonarse (aceptar) a los demás y a nosotros. El cerebro mamífero se impone al reptiliano mediante la socialización, sobre todo en los momentos difíciles. Sin ellas, sin la confianza y la empatía, nuestra especie habría desaparecido hace ya mucho tiempo.
Generar confianza incluye abrirnos y desnudarnos, algo que nos da mucho miedo a muchos de nosotros. Cada vez es más grande la cantidad de gente que rehuye la confianza. En este sentido, esta pandemia por el coronavirus sumada a la crisis económica mundial en la que nos ha sumergido, no están siendo de gran ayuda. Nos guste o no, estamos en un mundo que fomenta la desconfianza, la paranoia, la sospecha, y la competitividad más despiadada. Ejemplos de esto los estamos viendo estos días a la hora de afrontar la crisis sanitaria, con algunas autonomías tratando de ir a la suya en lugar de a la de toda la nación, por no mencionar la poca solidaridad con España e Italia de algunos países europeos como Alemania, Austria, Holanda…
Entre otros muchos beneficios, la confianza genera intimidad y alegría. A todos nos gusta que confíen en nosotros. Y a los demás, también les gusta enormemente que confiemos en ellos. De modo que si confiamos no tenemos que pensar mucho, y este hecho nos evitará miles de quebraderos de cabeza, permitiéndonos ganar mucho tiempo. Cuando elegimos la confianza, el mundo se convierte en un lugar seguro, estemos donde estemos y sea cual sea la situación que estemos atravesando. Al elegirla hacemos fiable y agradable nuestro entorno. Un buen ejemplo de lo que digo son esos aplausos diarios dedicados a las personas en las que confiamos: aquellas que nos cuidan desde los hospitales y todas las que nos ayudan en estos días de miedo y dolor.
Los seres humanos estamos continuamente haciendo elecciones, pero nuestra capacidad para saber si acertamos o nos equivocamos es muy pequeña. De tal modo, que no nos podemos librar de elegir sin correr riesgos y sin poder zafarnos de la incertidumbre. Correr riesgos es el peaje que tenemos que pagar para adquirir y construir la confianza, ya que la vida siempre nos comportará riesgos y amenazas.
Sin embargo, existe una forma de elegir sorprendente y novedosa, con una lógica paradójica que va más allá del existencialismo y que bebe de las fuentes de la filosofía constructivista. Se trata de elegir un día una cosa y al día siguiente justo lo contrario. Esta idea no es mía. Séneca cuenta sobre Epicuro, otro de los más grandes filósofos que ha dado la humanidad, que éste se prescribía de vez en cuando vivir como un pobre durante unos días para después vivir otros tantos como un rico. Era su forma de experimentar su existencia y conocerse de un manera amplia y global. Era su manera de ser más consciente y de elegir quién quería ser. La idea que subyace en esta propuesta consiste en ir más allá de la lógica manida de causa y efecto.
Debe quedar claro que el hecho de elegir la confianza no es un acto de voluntad, sino una elección deliberada. Todos construimos nuestra realidad cada día y nuestra forma de construirla es “actuando como sí” el mundo se adecuase a como cada uno lo percibimos”. Paul Watzlawick, uno de los más grandes psicoterapeutas y pensadores del siglo XX, decía al respecto: “actuamos y reaccionamos no directamente sobre la realidad, sino sobre la representación del modelo de la realidad que nos hemos construido”.
EJERCICIOS PARADÓJICOS PARA PODER PRACTICAR LA CONFIANZA:
- Confiar los días pares en los demás y en nosotros mismos. Puesto que es imposible controlar las acciones y pensamientos de los demás, practicar la confianza hará que tengamos un control basado en el presente, es decir en el “aquí y el ahora” muy alejado de las preocupaciones obsesivas y de los miedos patológicos. Algo que nos puede ser de gran ayuda para lograrlo consiste en “actuar como si” fuésemos personas que confían. Claudio Naranjo, uno de mis mejores maestros, me decía: “que para crear aquello que no existe dentro de nosotros, primero habíamos de actuar como si ya existiese”.
- Desconfiar en los días impares de todo y de todos, incluso de nosotros mismos. Esta práctica suele producir un cortocircuito en nuestra mente, provocando la paradoja de aceptarnos. Y al mismo tiempo, es una gran ayuda, pues nos aporta una panorámica completa acerca de cómo nos complicamos y amargamos la vida nosotros mismos practicando la desconfianza. Comprobaréis que nuestro yo auténtico aparece rápidamente cada vez que queremos ser desconfiados. ¿Sabéis por qué? Porque la naturaleza del ser humano es altruista, empática, solidaria y entregada.
Por todo lo dicho con anterioridad, estos días podemos actuar como si estuviéramos encerrados o como si estuviéramos libres, como si estuviéramos sanos o como si estuviéramos enfermos. Como si confiáramos o como si fuésemos desconfiados. Colocarnos en esta posición de totalidad (confiando y desconfiando) nos proporciona una experiencia desde el “aquí y el ahora”, que nuestro ego y nuestra subjetividad siempre están tratando de ocultarnos.
Por favor, compartid este escrito con la mayor cantidad de personas posible. ¡Seguimos!
MIGUEL HERRADOR
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE
Leer másFilosofía para días heroicos: 7 de abril del 2020
“Contra la ira, dilación”. LUCIO ANNEO SÉNECA
“La ira: un ácido que corroe mucho más al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierta”. LUCIO ANNEO SÉNECA
Hola de nuevo. Aunque tenemos que ir haciéndonos a la idea de que no saldremos del confinamiento hasta el mes Mayo, estamos camino de superar la tercera semana de encierro obligado. Y eso es motivo para que estemos algo más animados. Dadas estas circunstancias tan adversas, si no tenemos cuidado, la ira puede amargarnos el severo confinamiento al que nos vemos sometidos. En esta tesitura, tanto si estamos acompañados como solos, el malhumor puede apoderarse de nosotros. Si bien el roce es sinónimo de cariño, en estos momentos, el hecho de que haya demasiado contacto puede hacer que estallemos fácilmente.
Creo que la mayoría de nosotros jamás habíamos pasado tanto tiempo solos o acompañados. El miedo, el dolor y el displacer extremos que estamos soportando van a ir haciendo de la convivencia una bomba de relojería entre los que estemos acompañados. Pero, además, está el problema del espacio. Cada vez vamos a tener menos paciencia con quienes estemos viviendo la cuarentena. Por ejemplo, mi amigo italiano Agostino Corfini vive en un piso de Barcelona de 44 metros cuadrados con su mujer, su hijo y su perro. Su mujer y él tienen que hacer malabarismos para sentir que no se ahogan en un espacio tan mínimo. Ambos son unos verdaderos héroes anónimos, como casi todos lo somos en estos días tan duros… Al mismo tiempo, si estamos pasando la pandemia solos, con quien tendremos una dura fricción será con nosotros. Y en ese sentido, ya sabemos que no existe nadie que nos trate con mayor dureza que uno mismo.
Por lo general. las personas iracundas suelen ser aquellas a las que, por ser algo rígidas, les cuesta aceptar o ver el aspecto positivo de las cosas que no se ajustan a sus deseos o puntos de vista. Es por esa causa por la que suelen desarrollar un fuerte sentido de la injusticia: por las cosas que según ellos no son como deberían de ser, o no funcionan como deberían de funcionar. Como se puede atisbar, dadas las circunstancias que atravesamos, el 99% de nosotros cumple hoy en día estos requisitos. Cuando nos enfadamos, lo solemos hacer con el mundo, con nosotros mismos o con los demás.
Lo cierto es que ahora tenemos frustradas nuestras ilusiones sin poder ni siquiera salir a la calle. De manera que todas las carencias que estamos sufriendo hacen que crezca exponencialmente nuestro enojo. Cuando nos privan del placer de la libertad, como nos han quitado estos días, todos montamos en cólera. Probad a quitarle a un niño su pelota o su caramelo y veréis el enfado que coge… Así estamos todos, solos o acompañados, como niños sin golosinas y juguetes.
Por otro lado, la filosofía estoica y el budismo se parecen mucho. Estas dos corrientes están interesadas en el arte de vivir. Es decir, en la pragmática sobre cómo afrontar la vida. Al respecto, me gusta decir que el estoicismo es el budismo occidental. Me gusta Séneca especialmente porque sus principales enseñanzas son una especie de psicoterapia. Él hablaba de la filosofía como una consolación, como una serie de técnicas psicológicas que nos darían tranquilidad y paz, tanto a nuestra mente como a nuestras emociones.
Los filósofos estoicos son quienes inventaron aquello de “tomarse la vida con filosofía”. Eran como los gladiadores enfrentándose a la incertidumbre y a las adversidades de nuestra existencia. Según ellos, sólo deberíamos preocuparnos por las cosas que podemos cambiar. Y si aquello que acontece no está bajo nuestro control (como sucede ahora), nuestra actitud ante lo que esté ocurriendo sí que lo estará siempre.
- PRIMERA ESTRATEGIA: LA ESPERA. Posiblemente, era la más recomendada por todos los filósofos estoicos para frenar la ira que pudiera comenzar, fuese por el motivo que fuese. Se daban cuenta de que el tiempo era un factor vital a la hora de que la rabia se disipe. Por ejemplo, todos los embalses disponen de unos canales de emergencia para el caso de que se llenen a rebosar, por el motivo que sea, y tienen la función de canalizar el agua que llegaría a desbordarse ante cualquier crecida de caudal imprevista. Esta sería una buena imagen de lo que nos aportaría esperar a que la intensidad de la rabia baje. Otra sería dejar un tiempo prudencial para tomarnos una bebida demasiado caliente. Séneca, en su estupenda obra De la Ira (un tratado entero sobre el control de la ira), sugiere que mostremos serenidad para ocultar nuestra rabia. Se trata de un combate con uno mismo y no con los demás. Si tomamos conciencia podremos lograrlo. Negándonos a expresar la rabia, sobre todo al principio, la venceremos totalmente en los momentos cruciales.
Para los que se enfadan en silencio este consejo no sirve de gran cosa ya que de este modo se envenenan todavía más. Serían como embalses sin ese canal auxiliar de desagüe. En este caso será de gran utilidad expresar cómo nos sentimos, sea lo sea que nos hubiera enojado. De la misma manera, si estamos enfadados con alguien y le permitimos que se explique antes de, podemos conseguir que nuestra ira amaine. Entender los motivos ajenos es la base de la empatía y de la buena convivencia entre todas las personas.
- SEGUNDA ESTRATEGIA: RESISTIRNOS A LA CURIOSIDAD. Se trata de “hacer oídos sordos” con las habladurías. Pues, en efecto, cuando queremos saber todo aquello que se dice de nosotros, acabamos presos de la ira. En castellano disponemos de la expresión “la curiosidad mató al gato”. Y es la curiosidad insana la que, por ejemplo, nos lleva a leer los comentarios que aparecen sobre nosotros en Internet, por nuestro trabajo o por otros motivos, y la que provoca que perdamos nuestro equilibrio y acabemos sintiendo rabia en numerosas ocasiones. Por todo lo dicho, “cerrar el audífono” a según qué críticas es una buena táctica estoica: dejamos de controlar lo que está fuera de nuestro control y este hecho nos libera de cualquier tipo de resentimiento. Cuando nuestros oídos quieran oír más de lo necesario, resistámonos a la curiosidad patológica. Hacer caso de los chismes es dotarlos de validez; y, al mismo tiempo posibilita que los idiotas acaben teniendo razón.
- TERCERA ESTRATEGIA: RECURRIR A FILÓSOFOS Y AMIGOS IMAGINARIOS. Esta técnica consiste en imaginarnos, cuando nos sintamos indignados y enfadados, que recurrimos a un amigo imaginario y también a un filósofo del presente o del pasado para que nos eche una mano. Este abordaje tan sorprendente nos proporcionará una cierta distancia emotiva respecto de la situación que estemos viviendo y nos ofrecerá una perspectiva mucho más convincente. Se trata de poner en práctica el famoso “principio del tercero excluso” del gran Aristóteles. Para ello, nos haremos preguntas, como las que siguen, para poder actuar “como si” fuésemos el personaje que hayamos escogido: ¿Cómo afrontaría esta situación de conflicto, se pondría rabioso o guardaría la compostura? ¿Se la tomaría como una tragedia o como una broma? ¿La superaría o se hundiría? ¿Se centraría en la solución o en el problema? También podemos imaginarnos qué consejos le daríamos a un amigo que estuviese en nuestra misma circunstancia. Incluso podemos actuar como si fuésemos ese sabio o filósofo que admiramos. La distancia mental canalizará la energía de nuestra desbordada rabia de una forma simple y estratégica.
- CUARTA ESTRATEGIA: DEJAR DE LADO LA SOBERBIA. Quizás una de las causas más importantes a la hora de sentirnos airados sea el hecho de tener un ego demasiado grande. Muchas personas creen que se merecen todo, aunque no se lo hayan ganado simplemente por ser ellos. Suelen ser aquellas a las que calificamos de orgullosas, ambiciosas y competitivas. No obstante, para los griegos antiguos la ambición y el orgullo representaba el peor de los vicios que se podían tener. Y del mismo modo, para los cristianos la soberbia era considerada dentro de los siete pecados capitales como el peor. De hecho, ¿por quién nos sentimos más atraídos, por la persona que muestra lo fascinante que es o por la persona que muestra lo fascinantes que somos? ¿Con quién nos sentimos más a gusto, con la persona que escucha lo que decimos y conversa sobre cosas importantes para nosotros, o con la persona que nos deja hablar únicamente para preparar lo que nos va a decir sobre sí misma acto seguido?
Plutarco, el célebre autor del extraordinario libro Vidas paralelas está considerado uno de los más grande estoicos. Y apostaba porque pidamos a nuestros amigos que nos digan cómo somos. Para él deberíamos estar abiertos a la posibilidad de ser criticados puesto que no somo perfectos. De este modo nos entrenaríamos ante la ira que promueven las críticas. Así acabaríamos por darnos menos importancia. En realidad, tomarnos tan en serio nunca trae nada bueno. Así, acostumbrándonos a las críticas, tal y como propone Plutarco, nos permitiremos llegar a ser auténticos. La vida es mucho más fácil si nos bajamos del burro y dejamos de querer estar por encima de todos.
- QUINTA ESTRATEGIA: DARNOS CUENTA DE QUE TENEMOS LOS MISMOS DEFECTOS QUE QUIENES NOS HACEN ENFURECER. No somos tan diferentes de aquellos que nos hacen montar en cólera. De hecho, tenemos sus mismos defectos: somos todos humanos. Marco Aurelio, uno de los mejores filósofos estoicos y uno de los mejores emperadores que tuvo Imperio romano, hace en su magistral libro Meditaciones una gran recomendación: “Siempre que tropieces con un fallo de otro, cambia al punto de lugar y piensa qué falta semejante cometes tú”. Y mi querido Séneca, en su obra ya citada, nos advierte de cuánta ira se podría evitar si nos dijéramos, ante alguien que nos irrita, algo parecido a: “Yo también he sido culpable de esto” y también “Si queremos ser jueces equitativos, convendremos ante todo en que ninguno de nosotros está exento de faltas”. Se trata poner la atención y el juicio sobre nosotros en lugar de dirigirla hacia los demás..
- SEXTA ESTRATEGIA: ENTENDER LO MOTIVOS DE LOS DEMÁS. Pensemos, por ejemplo, en alguna vez en que nos hayan mentido y traicionado: ¿Podemos culpar a los demás de lo que con toda probabilidad hemos hecho nosotros en más de una ocasión? ¿Podemos culpar a los otros de lo que con mucha posibilidad habríamos hecho de encontrarnos en su misma situación? Algunos filósofos estoicos, entre los que destaca Marco Aurelio, fomentaban que entendiéramos las situaciones difíciles en que se encuentran quienes nos ofenden, pidiéndonos que los llegásemos a ver como seres humanos. En lugar de buscar razones para sentirnos indignados, deberíamos comprender las razones dolorosas de las personas que nos agravien. A todo esto lo llamamos ahora empatía. Tal y como se ve se trata de una idea muy moderna y, cuando menos, contundente.
- SEPTIMA ESTATEGIA: REDUCIR NUESTRAS EXPECTATIVAS. Es muy necesario, para alcanzar la alegría, conseguir que nuestras expectativas sobre cómo deberían ser las cosas o, sobre cómo tendrían que ser los demás, fuesen más relajadas. Con ello lograríamos reducir sustancialmente nuestro enojo. En este sentido, si no esperamos que salgan perfectas, nos sentiremos mucho menos frustrados en el caso de que no lo sean. En la vida, los resultados están fuera de nuestro control cuando no dependen estrictamente de nosotros. Por lo tanto, haremos bien en recordarnos, siempre que hagamos planes, que las cosas pueden salir de la manera contraria a como habíamos planeado. Cuando solo se juega para ganar, en muchas ocasiones, nos sentiremos muy enfadados porque perderemos. Lo importante en esta vida es participar, y esto no es un lema olímpico, sino estoico. Al respecto, Epicteto dice: «No pidas que las cosas lleguen como tú las desees, sino deséalas tal como lleguen, y prosperarás siempre».
- OCTAVA ESTRATEGIA: ESCRIBIR LA IRA. Cuando estemos furiosos, no importa por el motivo que sea, nos pondremos a escribir sobre ella. Canalizada por escrito se transformará decididamente en ansias de actuar, nos aportará ganas de luchar y combatir. Dicha canalización, nos dará fortaleza y energía para afrontar todas las adversidades y todos los obstáculos que lleguen a interponerse entre nosotros y la realización de nuestros objetivos. Tened presente que escribir sobre la rabia nunca la aumenta, sino que siempre cambiará nuestra emocionalidad y nuestra perspectiva sobre la realidad, aunque sea tan dura como este tiempo de pandemia. Y además, tiene una eficacia sorprendente y altísima.
Espero que compartáis este escrito tanto como podáis y por ello os doy las gracias de antemano. ¡Seguimos!
MIGUEL HERRADOR
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE
Filosofía para días heróicos
FILOSOFÍA PARA DÍAS HERÓICOS. 5 ESTRATEGIAS Y 1 PROPUESTA PARA SOBRELLEVAR EL DUELO. Día 16 de abril.
“Creo que empiezo a comprender por qué el duelo produce una sensación tan semejante al estado de suspensión vital. Es porque se frustran tantos impulsos que se habían convertido en costumbre”. CLIVE STAPLES LEWIS
Hola de nuevo. Mi pretensión con este artículo es poner luz a algo tan doloroso y tan humano como la muerte de un ser querido y cómo sobrellevarlo. La muerte de un familiar o de alguien amado, casi siempre nos ocasiona un dolor tan grande que suele romper nuestro mundo. Ya no volveremos a ser los mismos. Lo que será de nosotros formará parte de la geografía de la incertidumbre. En el caso del dolor, las sensaciones de control que teníamos se rompen. Las creencias importantes que hacían que nos sintiésemos equilibrados y seguros tendremos que volver a construirlas. A todo este proceso de reconstrucción lo llamamos duelo.
En estas terribles semanas de pandemia las muertes por el covid-19 son elevadísimas. Esta tragedia tiñe las noticias y, aunque no todos tengamos un fallecido, lo cierto es que lo estamos viviendo como si así fuese. Sobre este asunto, tanto en la tele como en la prensa, hemos ido asistiendo a opiniones de todo tipo. Y en este sentido, casi todas coinciden en que lo peor del duelo, para las personas que hayan perdido un familiar, está por llegar.
Estos días, para algunos de nosotros, se han ido llenando de dudas (preguntas) en relación con nuestros seres queridos que este virus nos ha ido arrebatando. ¿Cómo nos liberaremos de la culpa de haberlos llevado a una residencia de ancianos? ¿De verdad hemos hecho por ellos todo lo que estaba en nuestras manos? ¿Les he fallado? ¿Qué haremos con las imágenes intrusivas donde los imaginamos muriendo solos? ¿Cómo nos liberaremos de la culpa por tener la certeza de que somos malas personas? Desde nuestro confinamiento, responder a estas preguntas es imposible porque no tiene una única respuesta, sino muchas. Por ello, intentar responderlas es una tortura mental y emocional como pocas. Y, por si no tuviéramos suficiente, nos surgirán otras. ¿Y si hubiéramos hecho esto en lugar de aquello? ¿Nos podremos perdonar algún día? ¿Qué será de nosotros habiendo perdido esa persona tan estimada? ¿Hemos sido buenos esposos, buenos padres, buenos hijos o buenos amigos?
La naturaleza nos ha dotado de la capacidad de sentir dolor emocional y este hecho nos sirve para ir modelando nuestra naturaleza humana. El dolor nos sirve además como nexo de unión entre todos nosotros. El duelo es la manera en la que socializamos el dolor, y por lo tanto, podemos compartirlo. Alrededor de él las personas nos unimos y acabamos ayudándonos unos a otros. En la elaboración del duelo, la tristeza y el dolor que siguen a una pérdida amorosa o familiar son una necesidad básica. Yo diría que elaborar un duelo es tan importante como respirar… Incluso me atrevería a decir que el dolor socializado es uno de los pilares de nuestro mundo.
Otra heroína irrepetible de la quiero hablaros hoy es la psiquiatra suiza-norteamericana Elisabeth Klüber-Ross (1926-2004). Gracias a ella se sentaron las bases de los cuidados paliativos para que las personas enfermas puedan morir en paz y con la mejor de las atenciones posibles. Curiosamente, su interés por el tema de la muerte comenzó cuando era estudiante y visitó algunos campos de exterminio nazi. Allí descubrió que las paredes de los barracones donde estaban alojados los judíos estaban llenas de mariposas pintadas. Esos dibujos la impactaron tanto, que desde ese mismo instante se dedicó en cuerpo y alma a estudiar y entender un tema tan trascendental como la muerte. De hecho, las mariposas la acompañaron el resto de su vida como el símbolo trascendente del morir, ya que para ella la muerte suponía un renacimiento a un estado de vida superior. Ella creó un protocolo de 5 fases para el duelo que a continuación os resumo a mi manera. Si queréis saber más sobre ella, tiene escritos 12 libros, entre los que destaco el bello ensayo La muerte un amanecer.
LAS FASES DEL DUELO
“Solo nos curamos de un sufrimiento llegando a sentirlo plenamente”. M. PROUST
El duelo es una respuesta instantánea, no aprendida y natural en los seres humanos que tiene normalmente cuatro o cinco fases dependiendo del autor que las explique. Y su duración, comúnmente aceptada, puede durar entre seis meses y un año, dependiendo de las personas.
- PRIMERA FASE: La Negación. En ella la persona se siente aturdida durante horas o semanas. Le cuesta entender lo ocurrido. Es más, se niega a entenderlo. Se trata de un auténtico estado de shock. En esta etapa es fácil que lo traumático se transforme en insensibilidad, de tal manera que nos parece que estamos bien cuando en realidad estamos destrozados por dentro. Y, aunque todo parezca normal, no lo será en absoluto. Con el tiempo, todo lo que hayamos reprimido y dejado de lado, tanto en lo referente a sentimientos como a pensamientos, nos llevará a una crisis segura. El dicho popular de «La procesión va por dentro» es muy apropiado para esta fase. Queda demostrado que la aparente fortaleza no era tal.
- SEGUNDA FASE: La Rabia. La persona que ha sufrido la pérdida se siente frustrada e impotente. Ahora aparecerán casi con toda seguridad el sufrimiento, el insomnio, los pensamientos obsesivos, la ira, etc. Es una etapa de ansiedad y desesperación, donde luchamos y no nos damos por vencidos fácilmente. Puede durar unos tres meses o algo más, según cada persona. En esta fase, muchas personas no dejan de socializar la rabia y sus quejas, mientras que otras van equivocadamente a videntes para tratar de calmar su desesperación, etc. Esta es la fase más aguda y desequilibrante del duelo.
- TERCERA FASE: La Aceptación. En ella la persona admite la pérdida. La desilusión se transforma en depresión. Gracias al dolor podemos empezar a ver la realidad y a darnos cuenta de lo ocurrido. Al ser realistas nos aumentará la tristeza. Pero, al mismo tiempo, comienzan a sanarse los sentimientos de culpa y angustia. Esta etapa puede durar también entre dos y tres meses. Aunque existe el riesgo de estar más tiempo en caso de rendición y claudicación ante los hechos traumáticos que hayan acontecido. Aceptar el sufrimiento consiste en atrevernos a acogerlo dentro de nosotros mismos con la menor oposición posible.
- CUARTA FASE: La Resolución. Por fin, gracias a vivir el dolor de su pérdida, la persona cose sus heridas anímicas y se sana. Dicha sanación reestructura y organiza de nuevo nuestra vida. Aquí renunciamos verdaderamente a toda esperanza por lo que hayamos perdido. Y a continuación, por ello, se produce el milagro. Recuperamos las ganas de hacer y de vivir. Volvemos a restablecer la conexión con nuestras rutinas diarias. Otra vez tendremos pensamientos y recuerdos bonitos. Y finalmente aparecerán las sensaciones de placer. En este sentido, cuando nos atrevemos a tocar fondo, a atravesar el desierto con sus soledades, damos comienzo a una nueva vida. Renacemos. Siempre ha sido así. La vida es un ciclo constante entre el dolor y el placer, entre nacer y morir.
ESTRATEGIAS PARA TRANSITAR EL DUELO
“Las personas más bellas con las que me encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada”. ELISABETH KLÜBER-ROSS
- PRIMERA: CONSIGNAR EL DOLOR DE LA PÉRDIDA EN UN DIARIO DESDE AHORA MISMO. Es de gran importancia comenzar a elaborar el duelo ya. Tapar la pérdida y el dolor que ocasiona es a todas luces inadecuado e inhumano. Por mucho que pretendamos mirar hacia otro lado, la herida seguirá abierta y sangrando. Hay que empezar a curarla desde ahora mismo. Para ello es muy útil el “diario del dolor”. Se trataría de dedicar todos los días un tiempo predeterminado a consignar el dolor que tengamos, para así canalizarlo y convertirlo en una energía sanadora que nos saque del sufrimiento extremo. También, podemos escribir en él cuando nos sintamos desesperados o desbordados por la angustia.
- SEGUNDA: EL MUSEO IMAGINARIO DE LA MEMORIA. Para este tipo de situaciones desgraciadas y traumáticas esta estrategia es de gran eficacia. Consiste en entrar todas las noches en el museo imaginario de la memoria, estando ya en la cama y antes de dormirnos. Cerraremos los ojos y rememoraremos el peor recuerdo que tengamos en relación con la persona que hemos perdido. A continuación, lo enmarcaremos y colgaremos en la pared del lado izquierdo. Y lo miraremos 2 o 3 minutos dejándonos sentir todo aquello que nos evoque. Acto seguido, repetiremos la misma operación, pero con el mejor recuerdo que tengamos de la misma persona. Lo enmarcaremos y colgaremos, pero esta vez en el lado derecho. Y del mismo modo, lo contemplaremos por igual tiempo. Después, nos marcharemos de la sala abriendo los ojos. Al día siguiente, haremos lo mismo con el segundo peor y mejor recuerdo relacionado con la misma persona. Y así, sucesivamente, todos los días. En contra de lo que se pueda pensar, este ejercicio es un auténtico bálsamo que nos permitirá ir atravesando el dolor depresivo y angustiante surgido de este hecho traumático. Con esta estrategia pretendemos equilibrar los recuerdos que tenemos de quienes ya no estén. De tal modo que al final nos quedará siempre lo mejor de nuestra memoria: quiénes eran, qué hacían, cómo nos querían, cómo los queremos y cómo los echamos de menos …
- TERCERA: CARTAS PARA LIBERARNOS DE LA CULPA PIDIENDO PERDÓN. La culpa en estos casos siempre es patológica. Quiero decir con esto que no nos será de utilidad quedarnos dándole vueltas a los remordimientos y a las dudas. Escribir estas cartas es una liberación que nos saca de la posición de impotencia. Por todo ello, es de suma importancia pedir perdón mediante cartas dirigidas a esos seres queridos que se han marchado por el coronavirus o cualquier otra causa. Los sanitarios han sido su compañía; por lo que no han estado del todo solos, ni han muerto abandonados.
- CUARTA: HABLAR CON LOS FALLECIDOS “COMO SI” NOS PUDIESEN OÍR. Cuando no nos hemos podido despedir de ellos es una necesidad vital poder hablarles, mentalmente o en silencio, como si nos pudieran escuchar. Les iremos comentando las buenas cosas que nos vayan sucediendo. Les pediremos consejos. Les contaremos nuestra lucha diaria, porque los problemas económicos derivados de la pandemia solo han hecho que empezar… En fin, como solíamos hacer antes de su fallecimiento. Tiene muchísima importancia que digamos su nombre, pues en esas pocas letras se concentra mágicamente toda la esencia de las personas.
- QUINTA: LLEVAR A CABO LOS RITOS FUNERARIOS PERTINENTES DESPUÉS DE QUE TODO ESTO PASE. Los humanos necesitamos que sigan con nosotros nuestros seres amados, así como saber que sus restos mortales o sus cenizas están depositados en algún sitio concreto como los cementerios o un lugar especial. Los ritos funerarios, sean de la religión que sean, son una parte muy importante para poder elaborar con garantías el duelo. Despedirnos es cerrar heridas y dejar resueltos asuntos existenciales de una importancia capital. Despedirnos de quienes nos dieron la vida, o de quienes han compartido su vida con nosotros, es sanar el alma colectiva que compartimos los vivos y los muertos.
- PROPUESTA: HACER MONUMENTOS COLECTIVOS PARA HONRAR A QUIENES HAN MUERTO A CAUSA DEL COVID-19. Es nuestro deber tratar de recordar a quienes se han ido a través de monumentos. Primero porque se han ido luchando contra el virus. Y segundo, porque la gran mayoría de los fallecidos son nuestros mayores; es decir, quienes han estado entregando su vida por nosotros y por nuestra nación. De este modo, nuestros seres queridos seguirán estando con nosotros mediante una memoria colectiva. Mi propuesta es construir monumentos en todos los pueblos y ciudades, como tienen hechos en Francia a los caídos en las guerras mundiales, para que la memoria de nuestra sociedad los conserve entre nosotros para siempre.
Por favor, me gustaría que compartierais este artículo reenviándolo a cuantas personas podáis. Ni qué decir tiene que os doy las gracias de antemano.
MIGUEL HERRADOR ALVAREZ
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE.
DIRECTOR DEL CENTRO DE TERAPIA BREVE SENTIRSE BIEN DE BARCELONA
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