
Filosofía para días heróicos
FILOSOFÍA PARA DÍAS HERÓICOS. 5 ESTRATEGIAS Y 1 PROPUESTA PARA SOBRELLEVAR EL DUELO. Día 16 de abril.
“Creo que empiezo a comprender por qué el duelo produce una sensación tan semejante al estado de suspensión vital. Es porque se frustran tantos impulsos que se habían convertido en costumbre”. CLIVE STAPLES LEWIS
Hola de nuevo. Mi pretensión con este artículo es poner luz a algo tan doloroso y tan humano como la muerte de un ser querido y cómo sobrellevarlo. La muerte de un familiar o de alguien amado, casi siempre nos ocasiona un dolor tan grande que suele romper nuestro mundo. Ya no volveremos a ser los mismos. Lo que será de nosotros formará parte de la geografía de la incertidumbre. En el caso del dolor, las sensaciones de control que teníamos se rompen. Las creencias importantes que hacían que nos sintiésemos equilibrados y seguros tendremos que volver a construirlas. A todo este proceso de reconstrucción lo llamamos duelo.
En estas terribles semanas de pandemia las muertes por el covid-19 son elevadísimas. Esta tragedia tiñe las noticias y, aunque no todos tengamos un fallecido, lo cierto es que lo estamos viviendo como si así fuese. Sobre este asunto, tanto en la tele como en la prensa, hemos ido asistiendo a opiniones de todo tipo. Y en este sentido, casi todas coinciden en que lo peor del duelo, para las personas que hayan perdido un familiar, está por llegar.
Estos días, para algunos de nosotros, se han ido llenando de dudas (preguntas) en relación con nuestros seres queridos que este virus nos ha ido arrebatando. ¿Cómo nos liberaremos de la culpa de haberlos llevado a una residencia de ancianos? ¿De verdad hemos hecho por ellos todo lo que estaba en nuestras manos? ¿Les he fallado? ¿Qué haremos con las imágenes intrusivas donde los imaginamos muriendo solos? ¿Cómo nos liberaremos de la culpa por tener la certeza de que somos malas personas? Desde nuestro confinamiento, responder a estas preguntas es imposible porque no tiene una única respuesta, sino muchas. Por ello, intentar responderlas es una tortura mental y emocional como pocas. Y, por si no tuviéramos suficiente, nos surgirán otras. ¿Y si hubiéramos hecho esto en lugar de aquello? ¿Nos podremos perdonar algún día? ¿Qué será de nosotros habiendo perdido esa persona tan estimada? ¿Hemos sido buenos esposos, buenos padres, buenos hijos o buenos amigos?
La naturaleza nos ha dotado de la capacidad de sentir dolor emocional y este hecho nos sirve para ir modelando nuestra naturaleza humana. El dolor nos sirve además como nexo de unión entre todos nosotros. El duelo es la manera en la que socializamos el dolor, y por lo tanto, podemos compartirlo. Alrededor de él las personas nos unimos y acabamos ayudándonos unos a otros. En la elaboración del duelo, la tristeza y el dolor que siguen a una pérdida amorosa o familiar son una necesidad básica. Yo diría que elaborar un duelo es tan importante como respirar… Incluso me atrevería a decir que el dolor socializado es uno de los pilares de nuestro mundo.
Otra heroína irrepetible de la quiero hablaros hoy es la psiquiatra suiza-norteamericana Elisabeth Klüber-Ross (1926-2004). Gracias a ella se sentaron las bases de los cuidados paliativos para que las personas enfermas puedan morir en paz y con la mejor de las atenciones posibles. Curiosamente, su interés por el tema de la muerte comenzó cuando era estudiante y visitó algunos campos de exterminio nazi. Allí descubrió que las paredes de los barracones donde estaban alojados los judíos estaban llenas de mariposas pintadas. Esos dibujos la impactaron tanto, que desde ese mismo instante se dedicó en cuerpo y alma a estudiar y entender un tema tan trascendental como la muerte. De hecho, las mariposas la acompañaron el resto de su vida como el símbolo trascendente del morir, ya que para ella la muerte suponía un renacimiento a un estado de vida superior. Ella creó un protocolo de 5 fases para el duelo que a continuación os resumo a mi manera. Si queréis saber más sobre ella, tiene escritos 12 libros, entre los que destaco el bello ensayo La muerte un amanecer.
LAS FASES DEL DUELO
“Solo nos curamos de un sufrimiento llegando a sentirlo plenamente”. M. PROUST
El duelo es una respuesta instantánea, no aprendida y natural en los seres humanos que tiene normalmente cuatro o cinco fases dependiendo del autor que las explique. Y su duración, comúnmente aceptada, puede durar entre seis meses y un año, dependiendo de las personas.
- PRIMERA FASE: La Negación. En ella la persona se siente aturdida durante horas o semanas. Le cuesta entender lo ocurrido. Es más, se niega a entenderlo. Se trata de un auténtico estado de shock. En esta etapa es fácil que lo traumático se transforme en insensibilidad, de tal manera que nos parece que estamos bien cuando en realidad estamos destrozados por dentro. Y, aunque todo parezca normal, no lo será en absoluto. Con el tiempo, todo lo que hayamos reprimido y dejado de lado, tanto en lo referente a sentimientos como a pensamientos, nos llevará a una crisis segura. El dicho popular de «La procesión va por dentro» es muy apropiado para esta fase. Queda demostrado que la aparente fortaleza no era tal.
- SEGUNDA FASE: La Rabia. La persona que ha sufrido la pérdida se siente frustrada e impotente. Ahora aparecerán casi con toda seguridad el sufrimiento, el insomnio, los pensamientos obsesivos, la ira, etc. Es una etapa de ansiedad y desesperación, donde luchamos y no nos damos por vencidos fácilmente. Puede durar unos tres meses o algo más, según cada persona. En esta fase, muchas personas no dejan de socializar la rabia y sus quejas, mientras que otras van equivocadamente a videntes para tratar de calmar su desesperación, etc. Esta es la fase más aguda y desequilibrante del duelo.
- TERCERA FASE: La Aceptación. En ella la persona admite la pérdida. La desilusión se transforma en depresión. Gracias al dolor podemos empezar a ver la realidad y a darnos cuenta de lo ocurrido. Al ser realistas nos aumentará la tristeza. Pero, al mismo tiempo, comienzan a sanarse los sentimientos de culpa y angustia. Esta etapa puede durar también entre dos y tres meses. Aunque existe el riesgo de estar más tiempo en caso de rendición y claudicación ante los hechos traumáticos que hayan acontecido. Aceptar el sufrimiento consiste en atrevernos a acogerlo dentro de nosotros mismos con la menor oposición posible.
- CUARTA FASE: La Resolución. Por fin, gracias a vivir el dolor de su pérdida, la persona cose sus heridas anímicas y se sana. Dicha sanación reestructura y organiza de nuevo nuestra vida. Aquí renunciamos verdaderamente a toda esperanza por lo que hayamos perdido. Y a continuación, por ello, se produce el milagro. Recuperamos las ganas de hacer y de vivir. Volvemos a restablecer la conexión con nuestras rutinas diarias. Otra vez tendremos pensamientos y recuerdos bonitos. Y finalmente aparecerán las sensaciones de placer. En este sentido, cuando nos atrevemos a tocar fondo, a atravesar el desierto con sus soledades, damos comienzo a una nueva vida. Renacemos. Siempre ha sido así. La vida es un ciclo constante entre el dolor y el placer, entre nacer y morir.
ESTRATEGIAS PARA TRANSITAR EL DUELO
“Las personas más bellas con las que me encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada”. ELISABETH KLÜBER-ROSS
- PRIMERA: CONSIGNAR EL DOLOR DE LA PÉRDIDA EN UN DIARIO DESDE AHORA MISMO. Es de gran importancia comenzar a elaborar el duelo ya. Tapar la pérdida y el dolor que ocasiona es a todas luces inadecuado e inhumano. Por mucho que pretendamos mirar hacia otro lado, la herida seguirá abierta y sangrando. Hay que empezar a curarla desde ahora mismo. Para ello es muy útil el “diario del dolor”. Se trataría de dedicar todos los días un tiempo predeterminado a consignar el dolor que tengamos, para así canalizarlo y convertirlo en una energía sanadora que nos saque del sufrimiento extremo. También, podemos escribir en él cuando nos sintamos desesperados o desbordados por la angustia.
- SEGUNDA: EL MUSEO IMAGINARIO DE LA MEMORIA. Para este tipo de situaciones desgraciadas y traumáticas esta estrategia es de gran eficacia. Consiste en entrar todas las noches en el museo imaginario de la memoria, estando ya en la cama y antes de dormirnos. Cerraremos los ojos y rememoraremos el peor recuerdo que tengamos en relación con la persona que hemos perdido. A continuación, lo enmarcaremos y colgaremos en la pared del lado izquierdo. Y lo miraremos 2 o 3 minutos dejándonos sentir todo aquello que nos evoque. Acto seguido, repetiremos la misma operación, pero con el mejor recuerdo que tengamos de la misma persona. Lo enmarcaremos y colgaremos, pero esta vez en el lado derecho. Y del mismo modo, lo contemplaremos por igual tiempo. Después, nos marcharemos de la sala abriendo los ojos. Al día siguiente, haremos lo mismo con el segundo peor y mejor recuerdo relacionado con la misma persona. Y así, sucesivamente, todos los días. En contra de lo que se pueda pensar, este ejercicio es un auténtico bálsamo que nos permitirá ir atravesando el dolor depresivo y angustiante surgido de este hecho traumático. Con esta estrategia pretendemos equilibrar los recuerdos que tenemos de quienes ya no estén. De tal modo que al final nos quedará siempre lo mejor de nuestra memoria: quiénes eran, qué hacían, cómo nos querían, cómo los queremos y cómo los echamos de menos …
- TERCERA: CARTAS PARA LIBERARNOS DE LA CULPA PIDIENDO PERDÓN. La culpa en estos casos siempre es patológica. Quiero decir con esto que no nos será de utilidad quedarnos dándole vueltas a los remordimientos y a las dudas. Escribir estas cartas es una liberación que nos saca de la posición de impotencia. Por todo ello, es de suma importancia pedir perdón mediante cartas dirigidas a esos seres queridos que se han marchado por el coronavirus o cualquier otra causa. Los sanitarios han sido su compañía; por lo que no han estado del todo solos, ni han muerto abandonados.
- CUARTA: HABLAR CON LOS FALLECIDOS “COMO SI” NOS PUDIESEN OÍR. Cuando no nos hemos podido despedir de ellos es una necesidad vital poder hablarles, mentalmente o en silencio, como si nos pudieran escuchar. Les iremos comentando las buenas cosas que nos vayan sucediendo. Les pediremos consejos. Les contaremos nuestra lucha diaria, porque los problemas económicos derivados de la pandemia solo han hecho que empezar… En fin, como solíamos hacer antes de su fallecimiento. Tiene muchísima importancia que digamos su nombre, pues en esas pocas letras se concentra mágicamente toda la esencia de las personas.
- QUINTA: LLEVAR A CABO LOS RITOS FUNERARIOS PERTINENTES DESPUÉS DE QUE TODO ESTO PASE. Los humanos necesitamos que sigan con nosotros nuestros seres amados, así como saber que sus restos mortales o sus cenizas están depositados en algún sitio concreto como los cementerios o un lugar especial. Los ritos funerarios, sean de la religión que sean, son una parte muy importante para poder elaborar con garantías el duelo. Despedirnos es cerrar heridas y dejar resueltos asuntos existenciales de una importancia capital. Despedirnos de quienes nos dieron la vida, o de quienes han compartido su vida con nosotros, es sanar el alma colectiva que compartimos los vivos y los muertos.
- PROPUESTA: HACER MONUMENTOS COLECTIVOS PARA HONRAR A QUIENES HAN MUERTO A CAUSA DEL COVID-19. Es nuestro deber tratar de recordar a quienes se han ido a través de monumentos. Primero porque se han ido luchando contra el virus. Y segundo, porque la gran mayoría de los fallecidos son nuestros mayores; es decir, quienes han estado entregando su vida por nosotros y por nuestra nación. De este modo, nuestros seres queridos seguirán estando con nosotros mediante una memoria colectiva. Mi propuesta es construir monumentos en todos los pueblos y ciudades, como tienen hechos en Francia a los caídos en las guerras mundiales, para que la memoria de nuestra sociedad los conserve entre nosotros para siempre.
Por favor, me gustaría que compartierais este artículo reenviándolo a cuantas personas podáis. Ni qué decir tiene que os doy las gracias de antemano.
MIGUEL HERRADOR ALVAREZ
COACH Y MÁSTER EN TERAPIA BREVE.
DIRECTOR DEL CENTRO DE TERAPIA BREVE SENTIRSE BIEN DE BARCELONA
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