
La búsqueda del control hace perder el control
En este post Miguel Herrador, terapeuta y coach, nos habla sobre la cuarta trampas mentales del miedo y la ansiedad: la búsqueda del control hace perder el control.
«El mayor control, al que puede aspirar un ser humano, es dejarse ir.»
DALAI LAMA
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Las trampas mentales del miedo y la ansiedad (Parte 4ª): EL CONTROL QUE HACE PERDER EL CONTROL
La característica más sobresaliente del ser humano es la de querer tenerlo todo bajo control. Nuestra sociedad moderna ha creado el mito de que los hombres podemos controlar todas las cosas que hay en el mundo. En este sentido, la ciencia se ha convertido actualmente en la religión más poderosa. Los científicos están en posesión de la verdad, y parece que, por este motivo, pueden manipular a la naturaleza a su antojo.
Sin embargo, dicho mito se derrumba ante los hechos que configuran la realidad. En efecto, las tragedias que nos asolan, las guerras, las crisis económicas, las pandemias, etc., evidencian que nosotros los humanos estamos muy lejos de tener el control al que tanto aspiramos. Me atrevo a afirmar, incluso, que nunca lo hemos tenido. A lo que llamamos tener el control es una quimera y una ilusión.
Los que intentamos controlar mentalmente nuestras reacciones psicofisiológicas nos metemos en una trampa sorprendente y paradójica: lo único que conseguimos es alterarlas. La mayor parte de los trastornos fóbicos-obsesivos se rigen por esta dinámica.
Al tratar de controlar nuestro ritmo cardíaco, lo que logramos es aumentarlo; si pretendemos es tranquilizar los nervios, más nerviosismo tendremos; si queremos respirar relajadamente, percibiremos más dificultades; si procuramos controlar nuestro equilibrio, más vértigo y mareos sentiremos.
Todos hemos podido comprobar que cuando intentamos controlar la vergüenza que nos produce ponernos colorados, lo único que logramos es sonrojarnos aún más y aumentar de paso nuestra vergüenza.
La hipocondría, o el miedo a tener una enfermedad grave que nos provoque la muerte, tienen la misma lógica: no podernos fiar de nuestro propio cuerpo.
Cuando intentamos mantener el control, lo perdemos y acabamos creando lo que tanto nos asusta. La reiteración de este círculo vicioso conduce a una profunda pérdida de confianza en nuestros recursos para manejar nuestras reacciones psico-fisiológicas. Esta acción merma nuestras capacidades y nos hace sentir víctimas de una situación contra la cual creemos que no podemos luchar ni hacer nada. De esta manera, seguro que saldremos derrotados. Con toda certeza, acabaremos sintiéndonos impotentes, descontrolados y con pánico.
El miedo al miedo o el miedo a perder el control
«No hay nada peor que tener miedo de uno mismo». MIGUEL HERRADOR
Muchos de nosotros hemos experimentado el miedo a volvernos locos. Esta variante es la más significativa cuando se tiene miedo al miedo. Da mucha ansiedad no poder tener la certeza de que no nos volveremos locos en algún momento. Da verdadero pánico comprobar, reiteradamente, que no podemos controlar nuestra mente.
Nuestra mente no para nunca. El mito de que podemos controlarla nos está haciendo mucho daño. El pensamiento positivo forma parte de este intento de controlar lo incontrolable. De hecho, ni la hemos controlado ni la llegaremos a controlar nunca. El miedo al miedo se ha convertido en una expresión universal. Cuando estos cuatro intentos fracasados: anticipación, evitación, demanda de ayuda y protección, y búsqueda del control que hace perder el control, se ponen en práctica a la vez, solo bastan unos pocos meses para construir un desorden consistente en ataques de pánico o fobias complejas.
Al principio, la patología se orientará hacia las cosas o situaciones que estemos evitando, pero se irá desplazando gradualmente hasta el descontrol de los síntomas y de las sensaciones corporales internas. De esta forma, ya no hará falta un estímulo externo para que nos alcance el llamado «miedo al miedo».
Ejercicio para tratar este miedo: La meditación de todos los males
“La meditación de todos los males”, creada por los sabios estoicos, es la técnica paradójica que podemos utilizar si nos asalta el miedo a perder el control. Y consiste en provocarnos voluntariamente aquello que más tememos, creando de este modo el efecto paradójico contrario. Es la antigua estratagema china de “Apagar el fuego añadiendo leña”. Cuando queremos voluntariamente perder el control es cuando realmente lo recuperamos. También nos será de gran ayuda para enfrentarnos a un futuro amenazador lleno de peligros y tragedias.
Si tienes una problemática relacionada con los trastornos de la ansiedad o las fobias simples y complejas, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Las otras 3 trampas restantes, como ya señalé, son:
- La anticipación no ayuda a calmar el miedo y la ansiedad
- La evitación del miedo que lo transforma en pánico
- La demanda de ayuda y protección
Miguel Herrador, coach y especialista en ansiedad, fobias y pánico.
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