Miedo a conducir: cómo superarlo
En este post Miguel Herrador, terapeuta y coach, nos habla sobre cómo superar el miedo a conducir.
Recuerda que si este problema te aqueja, puedes iniciar una terapia para superar el miedo a conducir. Escríbenos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reserva una cita informativa gratuita (aquí).
El miedo a conducir: ¿Cómo superarlo?
Cada día miles de personas conducen padeciendo miedo, con las limitaciones que ello conlleva. Otras evitan conducir teniendo el carnet porque el miedo patológico les impide hacerlo. Además, las hay que por sus temores están renunciando a conducir y ni siquiera piensan en obtener el permiso de conducción.
Todas estas personas, tanto las que conducen como las que no lo hacen por el miedo y la ansiedad, pueden aprender algunas pautas y estrategias que sin duda les serán de gran utilidad y ayuda para superar el miedo a conducir.
Estrategias para conducir sin miedo:
A continuación te comparto cinco estrategias que puedes aplicar para superar el miedo a conducir:
Ante la duda de evitar el miedo a conducir o afrontarlo, siempre afrontarlo.
Lo paradójico del miedo es que cuanto más se evita, más nos daña. Un miedo evitado siempre se convierte en un miedo más grande. Si tienes miedo al volante evita evitarlo y te fortalecerás, hasta el punto de superarlo. En efecto, el miedo que se afrontase transforma en valentía.
Si tienes el carnet y no conduces por miedo, empieza con pasos muy pequeños.
Puedes empezar por subir al coche y ponerlo únicamente en marcha. Unos días más tarde, haz 5 metros hacia adelante y otros 5 hacia atrás. El paso siguiente puede ser 50 metros hacia adelante y 50 marcha atrás. Y así ir progresando poco a poco, hasta dar una vuelta a la manzana. Cuando te des cuenta habrás avanzado mucho sin presión. Es importante que aprendas a poner gasolina y a aparcar, aunque te cueste y pienses que quedarás fatal si te miran.
La ayuda que te empeora el miedo a conducir.
Con el miedo a conducir, cualquier tipo de ayuda que te brinden, es una ayuda que sin duda te agravará el problema. El miedo solo podrás superarlo en primera persona. De hecho, todos sabemos que depender de algo o de alguien genera muchas dificultades adicionales y mucho sufrimiento. Ten presente y procura pensar, que cada vez que te ayudan te estás incapacitando, con lo que tu miedo aumentará con toda seguridad.
La pauta de la peor fantasía del miedo a conducir.
Es la mejor tarea que conocemos en la actualidad para afrontar el miedo y el pánico. Es un legado de la filosofía estoica y tiene miles de años. La tarea consiste en dedicar 20 minutos todos los días a pensaren lo peor que nos podría ocurrir conduciendo. El resultado nos sorprenderá, pues hacer esto nos obliga a enfrentarnos a nuestro miedo donde se origina: en nuestra imaginación. Todas las corrientes psicológicas más avanzadas del mundo utilizan esta técnica.
Maniobras de dedistracción cuando conduzcas y sientas miedo.
Esta pauta consiste en centrar tu atención en lo exterior e inmediato a ti mismo para canalizar el miedo. Por ejemplo: mirar el cuentakilómetros y procurar ir a una velocidad impar, contar matrículas de otros automóviles, cantar, mantener una conversación con alguien imaginario, etc.
Espero que este post sobre cómo superar el miedo a conducir te ayude en tu proceso. Recuerda que si este problema te aqueja, puedes iniciar una terapia para superar el miedo a conducir. Escríbenos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reserva una cita informativa gratuita (aquí).
Leer másGestión emocional en transición de carrera laboral
Afrontar un cambio profesional implica aprender a gestionar emociones como la rabia y el miedo, y aprender a convivir con la incertidumbre. En este post hablamos de ocho claves para afrontar este proceso, que podéis aplicar en vuestra vida o bien compartir con personas que lo necesiten.
Si estás en proceso de cambio, recuerda que en nuestro centro de Barcelona puedes solicitar sesiones individuales para ayudarte en la transición, o realizar terapia online.
Además, si te dedicas a la terapia, te invitamos a conocer nuestro programa de formación para terapeutas en terapia breve y coaching estratégico. Contáctanos en cualquier caso para más información: clic aquí
¿Cómo afrontar un cambio laboral profesional con inteligencia emocional?
Es probable que hayáis leído en varias ocasiones como es el proceso de afrontar un cambio profesional, las fases del cambio, el duelo (si hablamos de una pérdida de trabajo) la aceptación, la oportunidad que esto significa, el desarrollar la marca personal.
No obstante, si sois aquellos profesionales, que lleváis ya un tiempo en todo esto os empezará a ser un poco repetitivo y quizás hasta poco empático.
En el plano personal y social recibiréis las continuas preguntas de familiares, amigos, conocidos, vecinos, etc. con aquello de ¿“tienes alguna novedad…?” Mientras que en el ámbito más profesional veréis que la agenda os desborda entre actividades de networking y formación.
Realmente no es fácil, desde mi experiencia profesional considero que se trata de aceptar algo que ha cambiado, e ir a por nuevas realidades.
El darle un sentido a esta transición, sea la formación o la dedicación a otras actividades te aportará estructura y estabilidad personal.
Elementos claves de la gestión emocional en épocas de transición laboral
En cualquier caso, para gestionar esta etapa de transición laboral o cambio de trabajo hay que estar fuertes y como la mujer del césar además aparentarlo.
Aquí tenéis ocho recomendaciones desde el enfoque de la gestión emocional en el trabajo que podéis aplicar o recomendar a personas que están en este proceso:
- Canalizar la rabia es clave en la gestión emocional: Para ello escribe sobre todo aquello que te ha pasado sin censura, en forma de diario, una vez escrito, no lo releas, destrúyelo o simplemente guárdalo. Puesta por escrito, se canaliza y se transforma en proactividad y tenacidad para afrontar los obstáculos.
- Otra clave de la gestión emocional en la transición laboral es mantener a raya las dudas y la culpa, ya que no podemos evitar que vengan. Para esto te recomendamos bloquear las respuestas, por ejemplo elige dudar de las dudas. Para gestionar la culpa te recomendamos leer nuestro artículo sobre la culpa.
- Es importante en la transición laboral permitirse diversificar. Esfuérzate por enriquecer la vida de la demás y de paso la tuya también.
- Afronta cada día pequeños retos y ante la duda de evitar el miedo siempre afróntalo. Si es un miedo invalidante, trabájalo previamente con la peor fantasía, y pregúntate cómo sería peor. Asumir los retos en vez de evitarlos tiene un poder enorme para aumentar nuestra autoestima a corto y a largo plazo.
- Acéptate, ¿En qué luces y en qué no? Es un buen momento de reflexión sobre lo que ha ocurrido. ¿Hay un patrón común atribuible a mi conducta? ¿Mis soluciones intentadas funcionan o no?
- Otra recomendación es que identifiques tus creencias limitantes y empieza a actuar como si estas características, habilidades que te describen y te limitan en alguna manera, fueran un poquito más óptimas, piensa, como te comportarías y qué harías de diferente y sobre todo ¡hazlo!
- Para la transición laboral es importante también aprender a gestionar la incertidumbre, esto puede pasar más veces, no tenemos el control, si la responsabilidad sobre cómo vamos a gestionar nuestra carrera profesional.
- Y finalmente: Aprovecha el momento de humildad, si aceptamos prescribirnos nuestras debilidades nos sentiremos más fuertes, generaremos empatía hacia nosotros y los demás nos verán muy fuertes al tener el valor demostrar nuestra vulnerabilidad.
Esperamos que estas recomendaciones sobre gestión emocional en épocas de transición laboral te sean nutricias en tu proceso de cambio.
Recuerda que en nuestro Centro de Barcelona ofrecemos terapia individual, presencial o en terapia online, como formación para terapeutas en terapia breve y coaching estratégico. Contáctanos para más información: clic aquí
Leer másMiedo a volar: Aprender a volar tranquilos
En este post Miguel Herrador, terapeuta y coach, nos habla sobre el mejor tratamiento para superar el miedo a volar desde el enfoque de la terapia breve.
Recuerda que si deseas aprender a ayudar a otras personas a tratar el miedo a volar puedes formarte con nosotros en nuestra Formación en terapia breve y coaching estratégico.
Y si éste u otro problema te aqueja, puedes iniciar una terapia para el miedo a volar. Escríbenos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reserva una cita informativa gratuita (aquí).
“Pero dónde está el peligro, está también la curación”.
Frederick Hölderlin
El miedo a volar y los accidentes aéreos
Las tragedias aéreas, casi con toda probabilidad, son de las cosas que más pueden asustar a alguien que sufre de miedo a volar, sea en su versión fóbica (miedo a morir porque el avión se estrelle), sea en su variante más obsesiva (miedo al miedo o miedo a no tener el control; es decir, a no poder salir del avión en caso de sentirnos mal).
El miedo a volar está relacionado con el miedo a las catástrofes aéreas. Te contaré a continuación las que más me han marcado a mi…. El vuelo 4590 de Air France en el mes de Julio del año 2000 no solo acabó en tragedia, sino que supuso el fin del Concorde, el único avión supersónico comercial. Un incendio supuso la muerte en el acto de todos sus ocupantes cuando la nave se estrelló poco después de despegar. Las imágenes me dejaron traumatizado un tiempo durante el cual no quise volar a ningún sitio, ya que mi miedo a volar iba en aumento.
Los atentados de las torres gemelas fueron una pesadilla para las personas con miedo a volar, de lo más traumático para los que fuimos espectadores. Los ataques se llevaron a cabo con aviones comerciales secuestrados para ser utilizados como gigantescas bombas dirigidas por terroristas de Al-Kaeda. Dichos atentados llevaron aparejados el hundimiento de las dos torres y provocaron miles de víctimas. Todos los ocupantes de los aviones perecieron al instante. Además, todo el gran despliegue mediático utilizado para cubrir un evento tan trágico como inesperado, sirvió para traumatizar a una cantidad inusitada de personas que siguieron las noticias a través de los medios informativos. En aquellos años, después de los atentados, ver a alguien con aspecto árabe en una aeronave estuvo provocando mucha desconfianza y pavor durante mucho tiempo.
El accidente del 20 de agosto del 2008 en el avión de Spanair, en el aeropuerto de Barajas en Madrid, también tuvo una gran repercusión mediática al mismo tiempo que traumática para muchas personas, incluso para aquellas que no tenían miedo a volar. Murieron 154 personas. Por lo visto el accidente se debió a un error técnico en la configuración del despegue, concretamente en las piezas de las alas (flats). ¿Cómo volar tranquilos si no nos podemos fiar de los constructores de las aeronaves ni de los que las mantienen en estado operativo y funcional?
Pero la cosa no acaba aquí. El 24 de Marzo del año 2015 el vuelo 9525 de Germanwings se estrelló en los Alpes franceses. Murieron 144 pasajeros, 4 miembros de la tripulación y dos pilotos. Esta vez no fue por causas técnicas, sino porque uno de los pilotos lo estrelló deliberadamente. Después se supo que se trataba de una persona con trastornos mentales graves a la cual no se le había prestado la debida atención. Tras este suceso ya no nos podíamos fiar ni de la tripulación. Este suceso también tuvo un gran soporte mediático y supuso un evento traumático para personas con miedo a volar.
Vencer el miedo a volar desde la raíz. ¿Cuál es el mejor tratamiento?
Como podemos observar no hay nada que venza y haga sufrir a más personas que el miedo. Ni los genios se pueden librar de pasarse de rosca a la hora de enfrentarse a la incertidumbre y al pánico.
Para vencer el miedo a volar tienes que tener en cuenta que buscar la confianza, a través de la razón, tratando de encontrar cosas que nos quiten la incertidumbre, paradójicamente la aumentan. Pensar y pensar no nos quitará el miedo. Por ejemplo, defenderse del miedo a volar haciendo cálculos matemáticos parece lógico pero en realidad no lo es como lo demuestra la siguiente historia.
Hace unos 20 años tuve la suerte de tener alojado en mi casa a Gideon E. Schwarz, un profesor de matemáticas en la universidad de Tel Aviv y un excelente terapeuta gestáltico colaborador habitual de Claudio Naranjo. En una de aquellas noches me contó una sorprendente y divertida historia que utilizaba en sus clases de cálculo de probabilidades.
Dicha historia relata los avatares de un profesor de matemáticas especialista en estadística que tenía que viajar frecuentemente en avión para dar conferencias. Ante los numerosos avisos de bomba con los que se encontró, para calmarse, decidió calcular la probabilidad de que hubiera una bomba en un avión. Cuando vio que era muy pequeña se tranquilizó, pero solo a medias. Por ello, porque no se quedaba del todo tranquilo, decidió calcular la posibilidad de que hubiera dos bombas en el mismo vuelo, descubriendo que el resultado era infinitesimal. Nuestro hombre decidió, a partir de aquel instante, que siempre llevaría consigo una bomba en su maleta cada vez que tuviera que viajar en avión. Si él ya llevaba una, sería muy difícil que alguien llevase otra en el mismo vuelo…
Una de las conclusiones más importantes a la que podemos llegar es a la de no viajar con este individuo, si sabemos que lo hará con nosotros, puesto que es un peligro. Usando su inteligencia, para vencer el miedo a volar y liberarse de sus ansiedades y temores, se ha convertido en alguien que se comporta como un terrorista, aunque sus intenciones sean diametralmente opuestas. Otra conclusión, también posible si viajásemos con él en calidad de pareja o amigo, podría ser la de acabar en prisión siendo juzgados por ir con un loco.
¿Qué podemos hacer para superar el miedo a volar definitivamente?
Sin embargo, más allá de esta broma intelectual, ¿qué podemos hacer para poder sobrellevar ese miedo tan terrible y para que esas imágenes traumáticas nos dejen tranquilos? ¿Qué remedios existen para que a pesar de los accidentes podamos volar con tranquilidad y confianza?
El mejor tratamiento para superar el miedo a volar pasa por dejar tranquila a la incertidumbre, es una de las grandes cosas que he aprendido en mi vida. En efecto, el poder del ahora se basa en esta premisa, en dejar tranquilo el futuro. Cuando no lo hacemos, la incertidumbre nos suele golpear donde más nos duele. La seguridad completa no existe en la naturaleza, por eso es muy útil aclarar que la expectativa de que los aviones sean totalmente seguros es imposible.
Otro factor importante del mejor tratamiento para superar el miedo a volar es confiar en las medidas de seguridad. Todos los aviones tienen sistemas altamente probados para superar problemas de todo tipo y fallos inesperados. Sirva como ejemplo que todos los aviones tienen el doble de potencia de la que necesitan para volar. En caso de que falle un motor siempre queda otro.
El personal, tanto de mantenimiento como de vuelo, está altamente adiestrado y cualificado. Un piloto tiene que pasar duros entrenamientos y numerosos exámenes para poder hacerse con los mandos de una aeronave.
Todo aquel miedo que evitamos se acaba convirtiendo desgraciadamente en pánico. Es tan pernicioso evitar el miedo que al hacerlo lo convertimos en algo patológico. Por el contrario, cuando afrontamos lo que nos asusta nos volvemos valientes. Dicho de otro modo, necesitamos al miedo para desarrollar en nosotros la valentía. No hay otra forma.
“La meditación de todos los males” es una técnica proveniente de a filosofía estoica que también funciona como tratamiento para superar el miedo a volar. Consiste en imaginarnos voluntariamente todos los días aquellas cosas que pueden ir mal en relación con nuestro vuelo. Es asombroso el poder terapéutico de este ejercicio que hoy se utiliza en todo el mundo con grandes resultados.
Para enfrentarnos a las imágenes y a los recuerdos traumáticos disponemos de una técnica magnífica: “novelar el trauma”. Y consiste en escribir todos los días aquellos recuerdos que no queremos hacer conscientes o que nos dañan al recordarlos. En muy poco tiempo los hechos traumáticos se quedarán consignados en un papel y no tendremos que sufrirlos.
De modo que nos no queda otra que elegir la confianza cada vez que decidamos hacer un viaje en avión. Confiar… bonita palabra y valiente acción…
Miguel Herrador
Leer másReflexión sobre el miedo al abandono
Todos podemos sentir miedo al abandono a pesar de no haberlo sufrido. En ocasiones podemos poner en marcha acciones erróneas pretendiendo prevenir ese futuro temido… pero conseguir exactamente lo contrario. ¿Por qué sucede y qué estrategias se pueden implementar para superar este miedo tan común?
Te invitamos a leer estas reflexiones sobre cómo superar el miedo al abandono, por Miguel Herrador
Recuerda que, si éste u otros miedos te aquejan, puedes solicitar una cita informativa gratuita con un terapeuta de nuestro equipo. Haz clic aquí para reservar.
Cuando sientes miedo al abandono
En los tiempos en los que estamos, se da la paradoja de que cuanto más juntos vivimos más miedo sentimos a que nos puedan abandonar. A veces se da el caso de que hemos sufrido algún tipo de abandono, pero quien ha pasado por esa circunstancia no le teme tanto. No obstante, lo más común es tenerle miedo a aquello que no hemos experimentado. Por lo tanto, todos podemos sentir miedo al abandono a pesar de no haber sufrido esa vivencia traumática ya que podemos prever el sufrimiento que implica.
El miedo al abandono como profecía…
La mayoría de las veces, cuando uno construye la profecía de que puede ser abandonado, pone en marcha acciones que le ayuden a prevenir ese futuro, y a menudo, lo que consigue justamente es lo contrario.
Pensemos por ejemplo en una persona con baja autoestima que, ante el temor de ser abandonada por su pareja, le pregunta varias veces al día “¿Tú realmente me quieres?”, “¿nadie te gusta más que yo?”, y le hace prometer que nunca le dejará. Esta persona actuando así, sólo puede provocar fastidio y dudas a la pareja, que constantemente tiene que reasegurarla, entrando en una dinámica agotadora porque no tiene fin. No sólo le demanda atención, sino que además se comporta como alguien que no vale mucho. Y en general quien se comporta como alguien que no vale mucho no nos merece ni nuestra estima ni nuestro aprecio. Dicho de otra manera, actuar así para prevenir que nos dejen, nos aboca al abandono mismo.
¿Cómo superar el miedo el abandono?
Una estrategia útil para superar el miedo el abandono es aprender a estar solo/a, dedicándole tiempo a la autonomía propia. Otra sería dejar de hablar de este tipo de temores.
Creemos que la mejor estrategia para no ser abandonado/a es actuar como si no se temiese serlo, como si se valiese mucho. Es difícil abandonar a alguien que no tiene miedo a que le abandonen, brillante, divertido, con seguridad, que se gusta y con autonomía.
Miguel Herrador
Leer másElegir la confianza o el arte de confiar en uno mismo y en los demás
En este post hablamos sobre las claves de la confianza en uno mismo y en los demás. Por Miguel Herrador.
Elegir la confianza entraña una elección doble. Ponernos a confiar implica, por lo general, confiar en los demás y en nosotros.
Desde muy pequeños aprendemos a confiar en lo familiar, en lo cercano, en lo conocido. La confianza es lo opuesto al juicio. Son estados excluyentes. En efecto, no podemos confiar en alguien y juzgarlo al mismo tiempo. O confiamos o desconfiamos, pero no hay término medio.
Confiar entraña la unión indisoluble de los demás y nosotros mismos.
¿Por qué es difícil desarrollar la confianza en uno mismo y en los demás?
Generar confianza incluye abrirnos y desnudarnos, algo que da mucho miedo a muchas personas.
Es una epidemia la cantidad de gente que rehúye la confianza. El terrorismo, la pandemia y la crisis mundial no están siendo de gran ayuda. La era tecnológica que estamos viviendo tampoco ayuda mucho que digamos.
Estamos en un mundo que fomenta la desconfianza, la paranoia, los celos, y la competitividad más despiadada.
La confianza genera intimidad y alegría. A todos nos gusta que confíen en nosotros. Y a los demás les gusta enormemente que confiemos en ellos. El cerebro mamífero que todos poseemos elige la socialización.
Sin ella, sin la confianza, nuestra especie habría desaparecido hace ya mucho tiempo. En otro orden de cosas, si confiamos no tenemos que pensar mucho y este hecho nos evitará miles de quebraderos emocionales y nos permitirá ganar mucho tiempo. Cuando elegimos la confianza el mundo se convierte en un lugar seguro.
Estemos donde estemos, haremos confiable y agradable nuestro entorno. La seguridad y la confianza, tanto social como personal, son como se puede apreciar una misma cosa.
Decía J.P. Sartre (1905-1980), que estamos condenados a elegir, que la libertad consiste en poder elegir. Como sumo pontífice del existencialismo, una filosofía un poco radical y en consonancia con una de las peores épocas de la humanidad, Sartre abundaba en el sinsentido de la vida. Todos, según él, estamos abocados a la nada. Pero esto no nos librará de tener que elegir constantemente, sin poder saber de antemano qué nos deparará la existencia. Visto así puede parecernos un panorama desolador, aunque yo creo que tener claro este asunto nos hace libres y algo más artífices de nuestro destino.
La confianza en uno mismo en un contexto de incertidumbre
Sin embargo, en el siglo XXI, yendo más allá de esa filosofía radical, yo diría que el ser humano está condenado a hacer lo que puede o lo que su limitada razón le permite. Estamos continuamente haciendo elecciones, pero nuestra capacidad para saber si acertamos es muy pequeña. De tal modo que no nos podemos librar de elegir sin correr riesgos y sin poder zafarnos de la incertidumbre.
Existe, no obstante, una forma de elegir sorprendente y novedosa, paradójica y contra paradójica, con una lógica que va más allá del existencialismo y de las corrientes psicológicas más en boga. Se trata de elegir un día una cosa y al día siguiente lo contrario. Como se puede apreciar es una buena manera de abarcar la totalidad de la experiencia humana, haciéndola consciente y experimentándola, por un lado, y por otro llevándola más allá de la lógica de causa y efecto.
Correr riesgos es el peaje que tenemos que pagar para adquirir y encontrar la confianza. La vida siempre comporta riesgos. De otra manera sería aburridísima. Enfrentarnos a nuestros miedos, sean sociales (en relación con los demás), u obsesivos y fóbicos (en relación con uno mismo), será siempre la mejor opción. Una persona valiente es un héroe para la sociedad, pero también para él mismo.
Todos construimos nuestra realidad cada día y nuestra forma de construirla es actuando “como sí”. Como decía Paul Watzlawick (1921-2007), actuamos y reaccionamos no directamente sobre la realidad, sino sobre la representación del modelo de la realidad que nos hemos fabricado. Por este motivo, escoger la confianza no es un acto de voluntad, sino una elección deliberada. Es decir, estamos utilizando la estratagema del “como sí”. De hecho, siempre estamos actuando “como si”, tanto cuando creemos que podemos como cuando creemos justo lo contrario. “Actuar como sí” es una de las estratagemas más poderosas que existen para gestionar nuestra realidad y también para construirla.
Ejercicios paradójicos para practicar la confianza
1) Confiar los días pares en los demás y en nosotros mismos. Puesto que es imposible controlar las acciones y pensamientos de los demás, practicar la confianza hará que tengamos un control basado en el aquí y el ahora muy alejado de las preocupaciones y miedos patológicos.
2) Desconfiar en los días impares de todos e incluso de nosotros mismos. Esta práctica suele producir un cortocircuito en nuestra mente provocando la paradoja de aceptarnos. Y al mismo tiempo es de gran ayuda, pues nos aporta una panorámica completa acerca de cómo nos complicamos y amargamos la vida nosotros mismos.
Colocarnos en esta posición de totalidad (confiando y desconfiando), nos proporciona una experiencia desde el “aquí y el ahora”, que nuestro ego y nuestra subjetividad siempre nos están ocultando.
Miguel Herrador
Leer más¿Por qué cuesta tanto decir No?
Hay personas que creen que no saben decir no…
A menudo escucho, “es que no se decir No..”, “Me cuesta mucho decir NO.”
Sin embargo, todos sabemos decir NO. Si nos piden que vayamos a hacer la compra en ropa interior, es casi seguro que diremos No, si nos piden que donemos todos nuestros ahorros para que el hijo del vecino se compre un coche, diremos NO.
Entonces: ¿Por qué nos cuesta tanto decir no, si todos sabemos decirlo?
El adverbio de negación no es el problema. La razón por la cual nos cuesta tanto decir no, es la implicación emocional que tenemos.
Veamos algunos ejemplos de cómo tememos decir que no en lo personal y en lo laboral, y por qué es tan importante aprender a gestionar el miedo a las consecuencias de decir que no.
A nivel personal, tememos decir que no y herir al otro
A nivel personal, lo que tememos es herir al otro, o las consecuencias de decir que no. Por ejemplo, creemos que “si no lo hago soy un mal amigo”, “soy un egoísta si no le ayudo”.
Estos pensamientos suelen ser exagerados. Decir que NO, no te hace mala persona. No se trata de estar por encima, pero tampoco por debajo, es una cuestión de equilibrio.
A nivel laboral, tememos decir que no, y no estar a la altura o perder el trabajo.
A nivel laboral el temor de decir que no suele estar causado por el miedo a no estar a la altura, o el miedo a perder el trabajo. A veces nos hacemos responsables de tareas que no tienen por qué depender de nosotros, o cogemos más faena de la que podemos absorber en nuestra jornada laboral, sobreimplicándonos.
Hemos de valorar y poner límites para no cargar con tareas que puede o debe hacer otra persona o que no tengamos tiempo para hacer.
En realidad, lo que hacemos es temer que nos juzguen los demás poniendo por delante las necesidades de otras personas a las nuestras y esto nos lleva a sentirnos mal con nosotros mismos.
Aprender a decir que no, junto con un psicólogo en terapia
Lo que hacemos en consulta de terapia es enseñar a decir No de una manera asertiva y empática, sin herir los sentimientos del otro, pero valorando los nuestros. El llevar a la práctica este lenguaje no es nada fácil por lo que decía al principio, por la implicación emocional que lleva el NO.
Con una buena estrategia podremos empezar a cambiar nuestra creencia limitante y convertirla en una creencia potenciadora. Y empezar a decir Si desde la libertad de poder decir No.
CTBSB
Leer más¿Cuántas veces dejaste de hacer algo por miedo? Entrevista a Miguel Herrador
Entrevista a Miguel Herrador, especialista en terapia breve estratégica, para el programa Carisma y Confianza con Héctor Latorre.
Durante esta charla conversamos sobre el miedo y sus manifestaciones en las sociedades modernas, principalmente en las relaciones entre hombres y mujeres. El miedo al rechazo, el miedo a no estar a la altura, el miedo a exponernos… ¿Cómo funcionan estos miedos? ¿Por qué son tan frecuentes en la actualidad?, ¿Cómo podemos superarlos?
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El miedo a no estar a la altura
Miedo al rechazo, miedo al conflicto, miedo al fracaso… ¿Por qué son tan comunes estos miedos en nuestros días? En este artículo centrado en el miedo a no estar a la altura, nuestro terapeuta y coach Miguel Herrador responde a éstas y otras preguntas.
“El miedo a no estar a la altura es el que nos obliga cada día a subir un peldaño más”.
Proverbio japonés.
El mecanismo del miedo
La emoción del miedo es el mecanismo principal mediante el cual nuestra biología preserva nuestra existencia. Se trata de algo que no escogemos. Es una capacidad que ya viene incorporada cuando nacemos, pero que tenemos que aprender a desarrollarla y con la que nos toca convivir mientras existamos. Cuando sentimos miedo reaccionamos con ansiedad y nos ponemos en estado de alerta. Dicha ansiedad es el efecto del miedo y no es ni buena ni mala, simplemente es necesaria.
El problema de manejar el miedo en la actualidad tiene que ver, sobre todo, con que es un mecanismo primitivo, que no ha evolucionado a la misma velocidad con que progresa nuestra sociedad. Los miedos que tenemos ahora no son los mismos que tenían nuestros ancestros primitivos. Ahora, por la sobrecarga de tanta información, nuestros temores se han vuelto más complejos y difusos.
¿Por qué es tan común el miedo a no estar a la altura en nuestros días?
Entre otras cosas, en nuestros días tenemos que ser infalibles, estar seguros de nosotros mismos, ser capaces de controlar nuestras emociones hasta el punto de que nada nos perturbe, sentirnos apreciados y admirados por los demás, ser felices y lograr el éxito a toda costa. En definitiva: tenemos que ser perfectos. De manera que si esto no es así, creemos que no valemos lo suficiente o que no estamos a la altura.
Desde las redes sociales estamos creando y amplificando toda una serie de dogmas absurdos, que nos llevan a admitir como normales numerosos modelos que dictan cómo tenemos que ser las personas; tanto para gustar a los demás como para poder ser felices. Y no cabe duda de que querer cumplir con esos estándares, nos induce a cometer graves errores a la hora de darnos valor como seres humanos.
Estos modelos tan discutibles como falsos, son el origen de una epidemia de inseguridad que afecta a las relaciones importantes de nuestra vida. Desde este punto de vista, es relativamente fácil sentir que no estamos a la altura y, por lo tanto, percibir que nuestra autoestima está bajo mínimos.
Debemos aclarar que los miedos a no estar a la altura afectan, paradójicamente, a personas muy capaces. Desgraciadamente, dichas personas se dejan arrastrar por estos estándares sociales viciados y tóxicos, de tal manera que se hacen daño tratando de ser o parecer lo que no son.
El miedo a no estar a la altura y sus variantes
Podemos establecer 6 variantes del miedo a no estar a la altura:
Miedo a la impopularidad:
Se trata de un miedo engañoso, donde en realidad no se teme tanto la opinión de los demás. En realidad quien tiene este miedo lo que teme perder es la aprobación o el afecto de las personas que le importan. Motivo por el cual suele apartarse de sus propias necesidades para satisfacer los deseos de los demás.
Miedo a exponerse
El miedo a exponerse puede hacer referencia tanto al miedo a hablar en público o como a sentirnos juzgados constantemente por lo que digamos o hagamos. Se trata de uno de los miedos más extendidos en el mundo. Y se manifiesta con síntomas de ansiedad, sudoración, rubor, temblor de manos y balbuceos, entre otros. Lo tienen tanto estudiantes como directivos.
Miedo al rechazo
El miedo al rechazo se trata de un problema de timidez y vergüenza ante los demás. Con la paradoja de autoexcluirnos porque nos sentimos inadecuados o con miedo a no ser aceptados. Consiste principalmente en miedo al rechazo por sentirnos feos, por ser aburridos, o por ser poco interesantes a nivel intelectual.
Miedo al conflicto
Aquí predomina, sobre todo, el miedo al conflicto con los demás. Bien por la fantasía de llegar a perder el control y hacer algo de lo que después nos arrepintamos, o bien por que el conflicto llegue a producir en la relación efectos negativos que la destruyan.
Miedo a la inadecuación
Aquí tenemos un juez interno. El problema no guarda relación con el juicio de los demás, sino con cómo nos juzgamos a nosotros mismos. Si tenemos este miedo, no escuchamos las alabanzas del exterior y damos muchísimo valor a nuestras propias críticas. Y como para sentirnos adecuados tenemos que ser perfectos, hagamos lo que hagamos, nunca será suficiente para sentirnos satisfechos y orgullosos.
Miedo al fracaso
Aquí, en este caso, siempre tememos defraudar nuestras propias expectativas. Quienes sufren esta variante tienen que convivir con un inquisidor interno despiadado. Los dilemas de quienes tienen este tormento mental normalmente son dos: en primer lugar, decidir entre saltar o no saltar; y en segundo lugar, en caso de saltar, ¿a qué altura tienen que colocar el listón? Estas personas, si no ven la posibilidad de ganar, no juegan. Por este motivo, la vida se les complica en exceso y llega a convertirse en un peligro constante.
Centro de terapia breve: tratamiento sobre el miedo
Recuerda que en nuestro centro de Terapia Breve Sentirse Bien tenemos más de 25 años de experiencia tratando personas con ansiedad y miedo, y disponemos de protocolos muy efectivos para aprender a manejar el miedo. Puedes contactarnos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reservar una cita informativa gratuita (aquí) Estamos en Barcelona, y ahora también en formato online. ¡Muy cerca tuyo!
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Pensamientos negativos intrusivos: Las obsesiones prohibidas
Este artículo de Miguel Herrador, terapeuta y coach, está centrado en los pensamientos negativos recurrentes: qué son, ejemplos y cómo se pueden tratar.
Recuerda que en nuestro centro de Terapia Breve Sentirse Bien tenemos más de 25 años de experiencia tratando personas con pensamientos negativos recurrentes y problemas derivados como la ansiedad o el pánico. Disponemos de protocolos muy efectivos para aprender a manejar el miedo. Puedes contactarnos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reservar una cita informativa gratuita (aquí) Estamos en Barcelona, y ahora también en formato online. ¡Muy cerca tuyo!
“Nada fija tanto una cosa en nuestra memoria como tratar de olvidarla”.
MONTAIGNE
¿Qué son los pensamientos negativos recurrentes o intrusivos?
El termino obsesión deriva del latín y significaba “asedio, cerco de una plaza, bloqueo”. Esta etimología ya nos da una idea del tormento mental que “asedia” a una persona obsesiva. Los pensamientos negativos intrusivos son ideas e imágenes que no queremos tener y nos torturan sin descanso, porque nos hacen pensar e imaginar cosas muy desagradables, violentas, perversas e inmorales…
Detrás de estas obsesiones mentales “prohibidas” se encuentra uno de los mayores problemas psicológicos de la actualidad. Tanto es así que nunca las desearíamos pensar o imaginar, ya que llevan implícita la culpa, la condena y un dolor indescriptible para quienes las sufren.
Dichas obsesiones parten de la idea de que si llegamos a perder la razón y la capacidad de controlar nuestras acciones, podríamos cometer actos terribles y despreciables; es decir, actos que irían contra nuestros más elementales principios éticos y morales. Sin embargo, se trata tan solo de pensamientos, imágenes y dudas que nos asustan y nos provocan mucha ansiedad. Es verdad que nos pueden hacer sufrir muchísimo, pero en ningún caso correremos el peligro de volvernos locos.
¿Cuáles son los pensamientos intrusivos más comunes?
Algunos ejemplos de pensamientos intrusivos negativos son los siguientes:
- Volvernos locos y matar a nuestras personas queridas como hijos, cónyuges, familiares, y desconocidos.
- Suicidarnos lanzándonos desde el balcón o alturas como puentes y precipicios, después de un rapto mental descontrolado. También estrellarnos con el coche.
- Herir o hacer daño involuntariamente a bebés. Es una obsesión típica de muchas madres después del parto, pero también de muchos padres.
- Que dudemos de haber atropellado con el automóvil a personas o animales y tener que volver a comprobarlo compulsivamente.
- Que tengamos pensamientos e imágenes blasfemas indeseadas como insultar a Dios. Incluye dudar sobre el propio credo religioso, tener miedo a los castigos divinos y a las posesiones diabólicas.
- Tener el miedo y la duda de ser homosexual o lesbiana.
- Que tengamos miedo a sufrir impulsos pedófilos o a agredir sexualmente a niños.
- Tener miedo a cometer actos de violencia sexual con hombres y mujeres.
- Que digamos y realicemos cosas vergonzosas en público, como por ejemplo, desnudarnos en una reunión de trabajo.
- Que tengamos pensamientos incestuosos con miembros de nuestra familia.
- Tener miedo a sufrir una grave enfermedad mental como la esquizofrenia, una depresión severa o a ser bipolares.
- Tener miedo a la muerte y a ser víctimas del sinsentido de la vida.
¿Cómo tratar los pensamientos intrusivos?
Tratar de no pensar o de eliminar las imágenes que nos “asedian”, bajo la forma de pensamientos intrusivos negativos, solo hace que reforzar y fortalecer estas obsesiones. Cuando tratamos de pensar en no pensar, acabamos pensando más todavía. Por eso, si intentamos controlar nuestra mente, perdemos el control transformándolo en ansiedad y pánico.
Llámanos y te ayudaremos, en breve tiempo, a resolver este problema que surge del hecho de no saber manejar adecuadamente nuestra emoción principal: el miedo. Contacta con nosotros aquí
Por Miguel Herrador, terapeuta y coach
Leer másMiedo a hablar en público
El miedo a hablar en público es algo habitual que manifiestan muchas personas. Tanto los pensamientos como las sensaciones físicas de forma general son bastante coincidentes.
Por lo que he visto en las organizaciones y en el ámbito profesional, la persona que no gestiona bien el miedo a hablar en público, acostumbra a posponer, delegar y solicitar ayuda cuando se encuentra en esta situación, incluso, llega a la evitación aun siendo conocedor/a que quizás está perdiendo una oportunidad profesional.
Si tenemos miedo al fracaso, a que se cuestione nuestra valía personal, ponemos nuestra valoración en manos de los demás y de esta forma somos muy vulnerables.
Nos exigimos no fallar y de tanto control perdemos espontaneidad, creemos que para ser queridos o respetados hemos de destacar, esa presión bloquea.
Desde hace unos años, en colegios y universidades, se está desarrollando la competencia de hablar en público, como habilidad importante tanto en la carrera profesional como en la vida personal, como en el desarrollo de la asertividad para defender las propias opiniones y aumentar la autoestima.
El miedo como uno de las 4 emociones principales
El miedo es de las cuatro emociones principales (miedo, rabia, tristeza y placer) la más potente, capaz de anularlas otras. El miedo es una respuesta a una amenaza percibida contra el bienestar.
Cuando el miedo se transforma en ansiedad tóxica implica anticipación, nos preocupamos antes para protegernos y lo hacemos en demasía produciendo el efecto contrario, evitación, con la paradoja de que cada vez que se evita algo por miedo más me debilito, pedir ayuda y protección, nos hace sentir protegidos al principio pero confirma la incapacidad para hacer frente a la situación, control que hace perder el control, controlar las reacciones psicofisiológicas puede ser una trampa sorprendente, las alteramos, más queremos controlar, más perdemos el control.
El miedo se gestiona afrontándolo.
Si cambiamos estas actitudes ya estamos poniendo solución al problema.
En nuestro Centro Terapia Breve Sentirse Bien disponemos de protocolos terapéuticos eficaces y eficientes para solucionar el miedo a hablar en público. Somos especialistas desde hace 25 años en todos los trastornos que tienen que ver con el miedo, la ansiedad, las fobias y las obsesiones. Llámanos y te informaremos. Contacta con nosotros a través de nuestro formulario de contacto.
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