La búsqueda del control hace perder el control
En este post Miguel Herrador, terapeuta y coach, nos habla sobre la cuarta trampas mentales del miedo y la ansiedad: la búsqueda del control hace perder el control.
«El mayor control, al que puede aspirar un ser humano, es dejarse ir.»
DALAI LAMA
Recuerda que si éste u otro problema te aqueja, puedes iniciar una terapia con un profesional de nuestro equipo. Escríbenos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reserva una cita informativa gratuita (aquí). Estamos en Barcelona, y ahora también en formato online. ¡Muy cerca tuyo!
Las trampas mentales del miedo y la ansiedad (Parte 4ª): EL CONTROL QUE HACE PERDER EL CONTROL
La característica más sobresaliente del ser humano es la de querer tenerlo todo bajo control. Nuestra sociedad moderna ha creado el mito de que los hombres podemos controlar todas las cosas que hay en el mundo. En este sentido, la ciencia se ha convertido actualmente en la religión más poderosa. Los científicos están en posesión de la verdad, y parece que, por este motivo, pueden manipular a la naturaleza a su antojo.
Sin embargo, dicho mito se derrumba ante los hechos que configuran la realidad. En efecto, las tragedias que nos asolan, las guerras, las crisis económicas, las pandemias, etc., evidencian que nosotros los humanos estamos muy lejos de tener el control al que tanto aspiramos. Me atrevo a afirmar, incluso, que nunca lo hemos tenido. A lo que llamamos tener el control es una quimera y una ilusión.
Los que intentamos controlar mentalmente nuestras reacciones psicofisiológicas nos metemos en una trampa sorprendente y paradójica: lo único que conseguimos es alterarlas. La mayor parte de los trastornos fóbicos-obsesivos se rigen por esta dinámica.
Al tratar de controlar nuestro ritmo cardíaco, lo que logramos es aumentarlo; si pretendemos es tranquilizar los nervios, más nerviosismo tendremos; si queremos respirar relajadamente, percibiremos más dificultades; si procuramos controlar nuestro equilibrio, más vértigo y mareos sentiremos.
Todos hemos podido comprobar que cuando intentamos controlar la vergüenza que nos produce ponernos colorados, lo único que logramos es sonrojarnos aún más y aumentar de paso nuestra vergüenza.
La hipocondría, o el miedo a tener una enfermedad grave que nos provoque la muerte, tienen la misma lógica: no podernos fiar de nuestro propio cuerpo.
Cuando intentamos mantener el control, lo perdemos y acabamos creando lo que tanto nos asusta. La reiteración de este círculo vicioso conduce a una profunda pérdida de confianza en nuestros recursos para manejar nuestras reacciones psico-fisiológicas. Esta acción merma nuestras capacidades y nos hace sentir víctimas de una situación contra la cual creemos que no podemos luchar ni hacer nada. De esta manera, seguro que saldremos derrotados. Con toda certeza, acabaremos sintiéndonos impotentes, descontrolados y con pánico.
El miedo al miedo o el miedo a perder el control
«No hay nada peor que tener miedo de uno mismo». MIGUEL HERRADOR
Muchos de nosotros hemos experimentado el miedo a volvernos locos. Esta variante es la más significativa cuando se tiene miedo al miedo. Da mucha ansiedad no poder tener la certeza de que no nos volveremos locos en algún momento. Da verdadero pánico comprobar, reiteradamente, que no podemos controlar nuestra mente.
Nuestra mente no para nunca. El mito de que podemos controlarla nos está haciendo mucho daño. El pensamiento positivo forma parte de este intento de controlar lo incontrolable. De hecho, ni la hemos controlado ni la llegaremos a controlar nunca. El miedo al miedo se ha convertido en una expresión universal. Cuando estos cuatro intentos fracasados: anticipación, evitación, demanda de ayuda y protección, y búsqueda del control que hace perder el control, se ponen en práctica a la vez, solo bastan unos pocos meses para construir un desorden consistente en ataques de pánico o fobias complejas.
Al principio, la patología se orientará hacia las cosas o situaciones que estemos evitando, pero se irá desplazando gradualmente hasta el descontrol de los síntomas y de las sensaciones corporales internas. De esta forma, ya no hará falta un estímulo externo para que nos alcance el llamado «miedo al miedo».
Ejercicio para tratar este miedo: La meditación de todos los males
“La meditación de todos los males”, creada por los sabios estoicos, es la técnica paradójica que podemos utilizar si nos asalta el miedo a perder el control. Y consiste en provocarnos voluntariamente aquello que más tememos, creando de este modo el efecto paradójico contrario. Es la antigua estratagema china de “Apagar el fuego añadiendo leña”. Cuando queremos voluntariamente perder el control es cuando realmente lo recuperamos. También nos será de gran ayuda para enfrentarnos a un futuro amenazador lleno de peligros y tragedias.
Si tienes una problemática relacionada con los trastornos de la ansiedad o las fobias simples y complejas, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Las otras 3 trampas restantes, como ya señalé, son:
- La anticipación no ayuda a calmar el miedo y la ansiedad
- La evitación del miedo que lo transforma en pánico
- La demanda de ayuda y protección
Miguel Herrador, coach y especialista en ansiedad, fobias y pánico.
Leer más¿Cómo ayudar verdaderamente a alguien con ansiedad o miedo?
En este post Miguel Herrador, terapeuta y coach, nos habla sobre cómo ayudar verdaderamente a alguien con ansiedad y miedo.
«Brevísima es la vida de quienes no olvidan el pasado, no se ocupan del presente y temen al futuro: cuando llegan al fin, comprenden demasiado tarde, que han estado largo tiempo sin hacer nada».
LUCIO ANNEO SÉNECA
El miedo es una de las emociones más intensas
Lo que te voy a contar te puede parecer increíble pero nuestro cerebro se pasa el día haciendo conjeturas. Quiero decir que con una cuarta parte de la información que recibe toma todas las decisiones, sean muy importantes o sin relevancia, y las emociones le ayudan en este menester.
En este sentido, las emociones hacen de guías. Es decir, le ahorran muchos quebraderos de cabeza y también mucho gasto energético. Tengamos presente que nuestro cerebro consume diariamente el 25% del total de nuestra energía.
El miedo es una de las emociones más intensas, pues produce una activación biológica y mental muy elevada. Recordemos que el miedo es una emoción que se activa ante la presencia o percepción de un peligro real o imaginario. Se trata de un mecanismo para prevenirnos de un posible daño en cualquiera que sea la circunstancia. Es una reacción instintiva, y por lo tanto, no elegida racionalmente ante las amenazas de nuestra integridad y de nuestra vida.
El miedo es una emoción básica en la naturaleza. Es automático, puro instinto y sin razonamientos que valgan. Viene incorporado a nuestra biología sin que podamos escogerlo. Por ello, tratarlo con la razón hace que no podamos tratarlo con éxito.
El miedo tiene una lógica paradójica. Muchas veces, sabemos racionalmente que el miedo que estamos sintiendo es absurdo, y sin embargo, que seamos conscientes de ello no sólo no nos quita la ansiedad, sino que a menudo nos la aumenta en grado sumo.
Querer ayudar a una persona con miedo y ansiedad, le puede dañar.
En este sentido, quien pide ayuda y protección a las personas de su entorno para superar su ansiedad parece que está siendo de lo más razonable, pero así no logrará eludirla. Al principio, esta ayuda le hará sentirse protegido de los posibles peligros, pero en realidad lo que esta acción le acabará confirmando es su incapacidad para hacer frente al miedo y para gestionar la ansiedad por sí mismo; tanto es así que, de hecho, cada vez le será más difícil afrontarlos, ya que al recibir dicha ayuda se sentirá paradójicamente impotente y dañado.
Los efectos de “la ayuda que daña” son comparables a la situación del niño al que se le hacen los deberes: se le va volviendo con el tiempo una persona inútil e incapaz; parece que avanza y progresa adecuadamente, pero en realidad se le está obstaculizando su desarrollo natural y dificultando su futuro. Es muy fácil dañar a alguien que está en esta tesitura.
Me gustaría dejar bien claro que cada vez que ayudamos a alguien con miedo patológico estamos mermando sus capacidades y retrasando enormemente la superación de su problema. En otras palabras: cuando ayudamos a alguien con ansiedad estamos aumentando gravemente su patología.
Para resolver este problema relacionado con la mala ayuda, utilizamos una reestructuración que funciona de maravilla. Reestructurar significa «codificar de nuevo»; es decir, cambiar la percepción de la realidad de una persona, modificando la estructura de lo que percibe sin alterar el significado de las cosas.
No se trata de cambiar el valor semántico de lo que la persona expresa, sino de cambiar el marco en el que se inscribe dicho significado. Si conseguimos tener otro punto de observación, cambiaremos también la percepción misma de la realidad observada.
Un buen ejemplo de este género es la reestructuración de «la ayuda que daña». Es estupenda para los pacientes fóbicos-obsesivos pues utiliza la fuerza del síntoma contra el síntoma mismo. A una persona aquejada de este tipo de problema es excelente decirle, o que tú mismo medites, lo siguiente:
«Quisiera que reflexionaras que cada vez que pides ayuda y la aceptas, recibes al mismo tiempo dos mensajes. El primero es evidente: porque te quiero, te ayudo y también te protejo. El segundo, menos evidente, mucho más sutil y mucho más perjudicial es el siguiente: te ayudo porque tú solo/a no puedes hacerlo en estos momentos, ya que eres un/a enfermo/a incapaz que no puedes hacer nada por ti mismo/a. Con el paso del tiempo, el segundo mensaje no sólo contribuirá a que persistan tus síntomas dela ansiedad, sino que los agravará aún más, porque confirmarás que solo/a no puedes afrontarlos y así potenciarás tu sintomatología haciéndola mucho más fuerte. No te estoy pidiendo que dejes de pedir ayuda porque no estás en condiciones de hacer otra cosa diferente. Solamente te estoy pidiendo que cada vez que pidas ayuda y la utilices, pienses que estás construyendo el futuro agravamiento y la segura cronicidad de tus problemas relacionados con el miedo patológico. No te esfuerces en dejar de pedir ayuda porque no estás en condiciones de hacerlo en este momento. Piensa, por todo ello, que cada vez que pides ayuda y la recibes estás ayudando a convertir en crónico tu problema de la ansiedad.»
Tanto para las fobias simples como para las fobias complejas, esta es la tercera solución intentada y fracasada, que no solo no lo resuelve, sino que lo agrava.
En nuestro centro somos especialistas en tratar todos los problemas relacionados con la ansiedad, sin excepción alguna.
Las otras 3 trampas restantes, como ya señalé, son:
- La anticipación no ayuda a calmar el miedo y la ansiedad
- La evitación del miedo que lo transforma en pánico
- La búsqueda del control que hace perder el control
Miguel Herrador, Coach y especialista en trastornos de la ansiedad.
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Leer másEvitar el miedo lo transforma en pánico
«El miedo que evitamos es el miedo que se acabará transformando en pánico.»
MIGUEL HERRADOR, terapeuta y coach.
Este es segundo post de una serie de artículos acerca del miedo y la ansiedad, sus trampas mentales y las soluciones que no funcionan para erradicarlos.
¿Por qué hay tantos problemas de ansiedad hoy en día?
Si nos comparamos con nuestros ancestros, hoy en día en muchos casos, no tenemos nada tangible con lo que pelear o de lo que huir. En efecto, ahora nos angustian la crisis económica, los temas relacionados con la salud, nuestras relaciones y los problemas que comportan, el calentamiento de la tierra, el rumbo de nuestras vidas…En vez de enfrentarnos a un tigre en la oficina, es posible que nos enfrentemos a un jefe crítico y controlador, con quien no podemos ni luchar ni huir; que nos encontremos metidos en un atasco monumental a la hora de ir al trabajo del que no podemos escapar fácilmente; que estemos en el paro…
Por tales motivos, nuestra primitiva respuesta natural de lucha o huida, la solemos reprimir una y otra vez. Nuestro cuerpo experimenta este hecho como el equivalente a querer dormir con un ojo abierto y el otro cerrado. Cuando consumimos cannabis ocurre algo parecido: por un lado, nos relajamos y por otra parte nos descontrolamos; esto explicaría, ciertamente, los ataques de ansiedad que se producen cuando se consume con reiteración esta sustancia.
Nuestra civilización ha evolucionado en los últimos 200 años provocando una gran fractura entre lo tecnológico y nuestros sistemas perceptivos-reactivos. Es una obviedad que nuestra biología tiene otros ritmos evolutivos mucho más lentos. Por este motivo, muchos investigadores creen que la adaptación evolutiva, que avanza lentamente con el paso de los siglos, no ha sido capaz de seguir el paso de los rápidos cambios tecnológicos. Casi siempre vamos por detrás de dichos cambios, y, por lo tanto, con la ansiedad pisándonos los talones.
¿Sabías que la evitación del miedo lo transforma en pánico?
La ansiedad y el miedo, como tantas otras cosas nuestras, sean emocionales o biológicas, tienen un funcionamiento que no es racional. Se da la paradoja de que cuanto más intentamos evitar algo que sentimos o pensamos, todavía lo pensamos más y lo sentimos más. Si os digo que no penséis en un elefante de color rosa o que no sintáis vuestra oreja derecha, acabaréis sintiendo vuestra oreja derecha e imaginando un elefante de color de rosa.
Es imposible evitar el miedo pues surge de nosotros mismos, de nuestro interior. Como también es imposible soslayar las dificultades que nos traerá la vida. Cada vez que evito algo por miedo me daño y me debilito.
Cuando me avanzo al futuro para defenderme del mismo porque tengo ansiedad, es cuando provoco que me ataque el pánico. En efecto, defenderme del futuro tratando de evitar aquello que me asusta, es propiciarlo con toda seguridad y con más virulencia si cabe. Y también, debo añadir que al evitar aquello que me provoca ansiedad, luego me cuesta afrontarlo el doble. Es por ello que el hecho de tratar de evitarlo lo acaba convirtiendo en pánico y me hiere. Se trata de un daño invisible a los ojos de los demás, pero muy visible para quien padece esta patología tan extendida y tan presente en nuestra sociedad.
Se sabe que las personas más felices son aquellas que encaran (que no evitan) los retos y problemas cotidianos de la existencia. Por lo tanto, dejar de evitar y afrontar el miedo tiene premio: nos fortalece y nos cura las heridas de las batallas frente a la ansiedad y el espanto. De una manera u otra, nos hace expertos en el difícil arte de vivir. Como decía Ralph Waldo Emerson: “Si quieres ser feliz, afronta todos los días un pequeño miedo”.
Mediante el coaching y la Terapia Breve nosotros podemos ayudar a las personas que sufren esta problemática a superarla y resolverla, definitivamente y en tiempo breve.
Las otras 3 trampas restantes, como ya señalé, son:
- La anticipación no ayuda a calmar el miedo y la ansiedad
- La demanda de ayuda y protección
- La búsqueda del control que hace perder el control
Por Miguel Herrador, Coach especialista en trastornos de la ansiedad
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Leer másLas trampas mentales del miedo y la ansiedad
¿Qué es el miedo patológico? El miedo normal lo solemos focalizar en un objeto o situación real cuando se trata de una amenaza específica a la que podemos responder. El miedo, por lo tanto, es una forma inmediata y tangible de ansiedad natural. Cuando el miedo es patológico se transforma en ansiedad tóxica: el temor y la preocupación por lo desconocido, lo intangible y difuso. Dicha ansiedad tóxica tiene que ver con el futuro y con la incertidumbre.
Continúa leyendo el artículo de Miguel Herrador, experto en terapia breve estratégica. En este primer post -de una serie de cuatro artículos sobre el miedo– comienza a hablar sobre cuáles son las trampas mentales del miedo y la ansiedad y las soluciones que no funcionan.
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Psicopatologías asociadas a los trastornos de ansiedad y soluciones que no funcionan
Existen diferentes formas de psicopatologías asociadas a los trastornos de la ansiedad:
- desde el miedo a ponerse colorado delante de los demás,
- al miedo a los espacios cerrados,
- el miedo a morir por un ataque cardiaco,
- al miedo a perder el control y hacer alguna locura,
- desde el miedo a conducir,
- a la fobia a las alturas y a los animales,
- desde el trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
- al trastorno de estrés postraumático,
- la hipocondría, etc.
Sin embargo, la manera en que se crean dichas psicopatologías es siempre la misma. Quien llega a desarrollar un problema fóbico, ya sea una fobia específica o una fobia compleja, pone en funcionamiento, de manera reiterada, 4 soluciones que además de no funcionar se acaban convirtiendo en trampas mentales (círculos viciosos), donde nos quedamos a menudo atrapados:
- LA ANTICIPACIÓN, que desarrollo en los párrafos siguientes
- LA EVITACIÓN, que explico en una segunda parte de este artículo y puedes leer en el post de Evitar el miedo lo transforma en pánico
- LA DEMANDA DE AYUDA Y PROTECCIÓN, que explico en la tercera parte de este artículo: ¿Cómo ayudar verdaderamente a alguien con ansiedad o miedo?
- Y finalmente, la cuarta solución que no funciona y que explico en la cuarta parte de este artículo es: LA BÚSQUEDA DEL CONTROL QUE HACE PERDER EL CONTROL
Las trampas mentales del miedo y la ansiedad: Primera parte
Una solución que no funciona para calmar el miedo y la ansiedad es la anticipación o “la maldición de la bola de cristal”
«La inseguridad es el resultado de intentar estar seguro…». ALAN WATTS
La máxima que dice que “más vale prevenir que curar” no sirve en absoluto con el miedo. La ansiedad sigue una lógica paradójica según la cual cuanto más evitemos el miedo más lo convertiremos en pánico.
Quienes se anticipan reiteradamente al futuro para defenderse de los males del mismo, pierden el equilibrio y el bienestar que otorga estar en el presente. Estar “aquí y ahora” tiene mucho poder. De hecho, estar en el presente es una de las máximas del
budismo y una de las premisas de la terapia Gestalt.
Quienes hacen esto creen que, si se adelantan a las situaciones que les pueden provocar miedo, podrán defenderse de ellas. Pero lo que acaban viviendo es un infierno, pues al anticiparse comienzan a sufrir en el presente lo que tanto temen en
forma de síntomas neuróticos.
Si somos rigurosos, y a mí me gusta serlo, no hay nada más absurdo que estar sufriendo por algo que no existe como es el futuro. En efecto, el futuro no existe salvo en nuestra imaginación. A nuestro cerebro le cuesta distinguir la fantasía de la
realidad. Sabemos, por ejemplo, que a nuestro cerebro le gusta hacer conjeturas con muy poca información. De hecho, si tuviera que tener todos los datos en aquellas situaciones de peligro real llegaríamos a morir con toda probabilidad.
Igual que existe el sistema inmunitario biológico, para mí también existe el sistema inmunitario psicológico. Éste último solo se puede desarrollar enfrentándonos a todos nuestros miedos, y emociones negativas por igual. Si no somos valientes, si no plantamos cara a aquello que nos provoca miedo y ansiedad, no podremos desplegar con éxito nuestro sistema inmunitario psicológico. Y de ese modo quedaremos a merced del pánico y el dolor. Por este motivo, si nos anticipamos al futuro para defendernos del pánico no estamos afrontando nuestros miedos de ningún modo, sino más bien tratando de esquivarlos.
Por lo tanto, quienes están todo el día escudriñando peligros con su bola de cristal se complican la vida doblemente: por un lado, se engañan creyendo que pueden ver y controlar el futuro; y por otro, se asustan y caen en la trampa que transforma al miedo en un pánico mucho más grande. Por ello, aprender a dejar al futuro tranquilo es de suma utilidad y se me antoja un asunto urgente. Que podamos imaginarlo no significa que exista más allá de nuestra limitada e imperfecta imaginación.
Los filósofos estoicos idearon una estrategia poderosísima para enfrentarse con éxito a los males imaginarios del futuro a la que llamaron “La meditación de todos los males”.
Las otras 3 trampas restantes, como ya señalé, son:
- La evitación del miedo que lo transforma en pánico
- La demanda de ayuda y protección
- La búsqueda del control que hace perder el control
Miguel Herrador
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