
Pensamientos negativos intrusivos: Las obsesiones prohibidas
Este artículo de Miguel Herrador, terapeuta y coach, está centrado en los pensamientos negativos recurrentes: qué son, ejemplos y cómo se pueden tratar.
Recuerda que en nuestro centro de Terapia Breve Sentirse Bien tenemos más de 25 años de experiencia tratando personas con pensamientos negativos recurrentes y problemas derivados como la ansiedad o el pánico. Disponemos de protocolos muy efectivos para aprender a manejar el miedo. Puedes contactarnos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reservar una cita informativa gratuita (aquí) Estamos en Barcelona, y ahora también en formato online. ¡Muy cerca tuyo!
“Nada fija tanto una cosa en nuestra memoria como tratar de olvidarla”.
MONTAIGNE
¿Qué son los pensamientos negativos recurrentes o intrusivos?
El termino obsesión deriva del latín y significaba “asedio, cerco de una plaza, bloqueo”. Esta etimología ya nos da una idea del tormento mental que “asedia” a una persona obsesiva. Los pensamientos negativos intrusivos son ideas e imágenes que no queremos tener y nos torturan sin descanso, porque nos hacen pensar e imaginar cosas muy desagradables, violentas, perversas e inmorales…
Detrás de estas obsesiones mentales “prohibidas” se encuentra uno de los mayores problemas psicológicos de la actualidad. Tanto es así que nunca las desearíamos pensar o imaginar, ya que llevan implícita la culpa, la condena y un dolor indescriptible para quienes las sufren.
Dichas obsesiones parten de la idea de que si llegamos a perder la razón y la capacidad de controlar nuestras acciones, podríamos cometer actos terribles y despreciables; es decir, actos que irían contra nuestros más elementales principios éticos y morales. Sin embargo, se trata tan solo de pensamientos, imágenes y dudas que nos asustan y nos provocan mucha ansiedad. Es verdad que nos pueden hacer sufrir muchísimo, pero en ningún caso correremos el peligro de volvernos locos.
¿Cuáles son los pensamientos intrusivos más comunes?
Algunos ejemplos de pensamientos intrusivos negativos son los siguientes:
- Volvernos locos y matar a nuestras personas queridas como hijos, cónyuges, familiares, y desconocidos.
- Suicidarnos lanzándonos desde el balcón o alturas como puentes y precipicios, después de un rapto mental descontrolado. También estrellarnos con el coche.
- Herir o hacer daño involuntariamente a bebés. Es una obsesión típica de muchas madres después del parto, pero también de muchos padres.
- Que dudemos de haber atropellado con el automóvil a personas o animales y tener que volver a comprobarlo compulsivamente.
- Que tengamos pensamientos e imágenes blasfemas indeseadas como insultar a Dios. Incluye dudar sobre el propio credo religioso, tener miedo a los castigos divinos y a las posesiones diabólicas.
- Tener el miedo y la duda de ser homosexual o lesbiana.
- Que tengamos miedo a sufrir impulsos pedófilos o a agredir sexualmente a niños.
- Tener miedo a cometer actos de violencia sexual con hombres y mujeres.
- Que digamos y realicemos cosas vergonzosas en público, como por ejemplo, desnudarnos en una reunión de trabajo.
- Que tengamos pensamientos incestuosos con miembros de nuestra familia.
- Tener miedo a sufrir una grave enfermedad mental como la esquizofrenia, una depresión severa o a ser bipolares.
- Tener miedo a la muerte y a ser víctimas del sinsentido de la vida.
¿Cómo tratar los pensamientos intrusivos?
Tratar de no pensar o de eliminar las imágenes que nos “asedian”, bajo la forma de pensamientos intrusivos negativos, solo hace que reforzar y fortalecer estas obsesiones. Cuando tratamos de pensar en no pensar, acabamos pensando más todavía. Por eso, si intentamos controlar nuestra mente, perdemos el control transformándolo en ansiedad y pánico.
Llámanos y te ayudaremos, en breve tiempo, a resolver este problema que surge del hecho de no saber manejar adecuadamente nuestra emoción principal: el miedo. Contacta con nosotros aquí
Por Miguel Herrador, terapeuta y coach
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Miedo a hablar en público
El miedo a hablar en público es algo habitual que manifiestan muchas personas. Tanto los pensamientos como las sensaciones físicas de forma general son bastante coincidentes.
Por lo que he visto en las organizaciones y en el ámbito profesional, la persona que no gestiona bien el miedo a hablar en público, acostumbra a posponer, delegar y solicitar ayuda cuando se encuentra en esta situación, incluso, llega a la evitación aun siendo conocedor/a que quizás está perdiendo una oportunidad profesional.
Si tenemos miedo al fracaso, a que se cuestione nuestra valía personal, ponemos nuestra valoración en manos de los demás y de esta forma somos muy vulnerables. Nos exigimos no fallar y de tanto control perdemos espontaneidad, creemos que para ser queridos o respetados hemos de destacar, esa presión bloquea.
Desde hace unos años, en colegios y universidades, se está desarrollando la competencia de hablar en público, como habilidad importante tanto en la carrera profesional como en la vida personal, como en el desarrollo de la asertividad para defender las propias opiniones y aumentar la autoestima.
El miedo es de las cuatro emociones principales (miedo, rabia, tristeza y placer) la más potente, capaz de anularlas otras. El miedo es una respuesta a una amenaza percibida contra el bienestar.
Cuando el miedo se transforma en ansiedad tóxica implica anticipación, nos preocupamos antes para protegernos y lo hacemos en demasía produciendo el efecto contrario, evitación, con la paradoja de que cada vez que se evita algo por miedo más me debilito, pedir ayuda y protección, nos hace sentir protegidos al principio pero confirma la incapacidad para hacer frente a la situación, control que hace perder el control, controlar las reacciones psicofisiológicas puede ser una trampa sorprendente, las alteramos, más queremos controlar, más perdemos el control.
El miedo se gestiona afrontándolo, así que si cambiamos estas actitudes ya estamos poniendo solución al problema.
En nuestro Centro Terapia Breve Sentirse Bien disponemos de protocolos terapéuticos eficaces y eficientes para solucionar el miedo a hablar en público. Somos especialistas desde hace 25 años en todos los trastornos que tienen que ver con el miedo, la ansiedad, las fobias y las obsesiones. Llámanos y te informaremos. Contacta con nosotros a través de nuestro formulario de contacto.
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La fobia social o el miedo al juicio de los demás
En este post hablamos sobre la fobia social: qué es, cuáles son sus síntomas, qué tipos de fobia social existen y cómo se puede tratar. Escrito por Miguel Herrador, terapeuta y coach.
“Cuando estoy con los demás, tengo miedo, y cuando estoy solo me deprimo.”
Fóbico social anónimo.
Cómo superé mi fobia social (Testimonio):
“Cada vez que me pongo roja y alguien me lo dice, muchos pensamientos pasan por mi cabeza: ¡madre mía, pensaran que soy retrasada! ¡Qué vergüenza, voy a perder toda credibilidad! ¿Y si se dan cuenta que no soy perfecta? A lo mejor, hasta dejan de quererme…… Después de muchos años puedo decir que soy toda una experta en el arte de ponerse roja y aunque a mí me parece un lastre, he descubierto que incluso hay gente a quien le parece tierno y encantador.
¿Y qué es lo que pasa cuando te sonrojas? Pues que tus pensamientos te traicionan. Que vas dos pasos por delante. ¿Qué juegas a hacer magia y adivinar que piensa el otro? Y resulta, que mientras estas imaginando todas esas cosas, la otra persona simplemente te está escuchando, sin juicios ni prejuicios probablemente, y si no es así, por mucho que tu pienses tampoco lo vas a evitar, así que intentar ir por avanzado tampoco sería la solución.
Será por una baja autoestima, será por falta de confianza, será por miedo… sea por lo que sea sonrojarse es un mal rato para quien lo sufre. Reconocer nuestra debilidad es para las personas que sufrimos fobia social una liberación que debemos llevar a cabo sí o sí para una mejor calidad de vida. La liberación que tu cerebro, y por consiguiente tu cuerpo, sienten cuando reconoces públicamente que probablemente vas a ponerte roja como un tomate es tu mejor medicina. ¿Y cómo funciona esto? Pues porque te libera del lastre de la sorpresa de los demás, ya no debes preocuparte por lo que pensaran porque ya lo saben, porque tú te has descubierto antes de que ellos te descubran a ti. Y ahí está el secreto, descúbrete, conócete y sobretodo quiérete, de rojo o del color de tu piel, eres una persona única e irrepetible.
Me encanta una frase del Principito, lo esencial es invisible a los ojos, así que por muy roja que te pongas, nadie puede saber lo que pasa por tu cabeza ni cómo eres sin antes conocerte. Deja que te conozca quien te va a querer y si te pones roja, disfruta de ser así de especial y sensible.”
Meritxell, una artista del rojo.
La fobia social: ¿Qué es?
La fobia social es uno de los problemas más urgentes a los que nuestra sociedad debe darle solución tanto a nivel colectivo como individual. Por lo general pensamos que hay personas tímidas y vergonzosas y que esto es una cosa banal. Pero debo decir que la fobia social es devastadora y una patología terrible para quien la sufre. No es exagerado decir que posiblemente sea uno de los problemas más terribles a los que se pueda enfrentar cualquier ser humano. Si no tenemos cuidado nos puede llegar a privar de lo más indispensable para ser felices: la energía y el ánimo que nos proporcionan las relaciones ya que éstas son imprescindibles para que sintamos el gusto y la alegría de vivir.
¿Cómo podemos evitar a los demás si los necesitamos? Este el profundo drama y el gran dilema al que se enfrentan las personas que sufren de fobia social. Éstas temen estar rodeadas por la gente y ser el centro de atención. Para ellas cualquier interacción con los demás es vivida como estar en juicio sin fin donde siempre acaban siendo condenadas. Por este motivo deciden aislarse y estar solas, por lo que acaban sufriendo una de las formas de soledad más terrible que existe: aquella autoimpuesta que se deriva de no atreverse a relacionarse con los demás por miedo. Se trata, como se puede apreciar, de un círculo vicioso perfecto y endiablado, ya que se entra en él fácilmente pero no se puede salir del mismo si no es con ayuda especializada.
Fobia social: causas
Todos los niños pasan por una temprana etapa de miedo y timidez al entrar en relación con las personas que no forman parte de su entorno más cercano. Nuestras emociones, y en especial el miedo, les ayudan a adaptarse al medio y por tanto a sobrevivir. La vida requiere de soluciones constantes y la combinación de nuestra emocionalidad nos aportará muchas de ellas.
Los niños que no se enfrentan bien a sus miedos, que no fortalecen bien su sistema inmunitario emocional (metafóricamente hablando), cuando sean mayores con toda seguridad desarrollarán patologías. En este caso relacionadas con dificultades y problemas de relación con los demás. Como bien sabemos, nuestro sistema inmunitario de verdad se desarrolla y es efectivo solo si se enfrenta a los agentes patógenos que lo hacen enfermar. Así es como se fortalece. Las personas fóbicas sociales lo que hacen casi en exclusiva es evitar relacionarse y por ello es imposible que desarrollen y fortalezcan su valentía.
Es necesario contar que muchas personas alcohólicas son fóbicos sociales que utilizan la bebida para poder relacionarse con los demás. Muchos estudiantes que abandonan los estudios tiene la misma condición fóbica. Existe también una gran cantidad de personas que nunca llegan a tener pareja por el mismo motivo. Del mismo modo, muchas personas que acaban siendo adictas a las drogas cursan esta patología. Y así mismo, existen muchos jóvenes y adultos que solo se relacionan con los demás detrás del parapeto de las redes sociales pues tienen fobia social.
Para quien sufre de fobia social un encuentro, una mirada, una palabra, puede resultar una agonía. Pero esto es solo la punta del iceberg y se queda muy corto.
Tipos de fobia social:
Hay muchas más situaciones temidas por las personas aquejadas de esta patología social como detallamos con más rigor. A continuación compartimos los tipos de fobia social más frecuentes:
SITUACIONES DE ACTUACIÓN COMO EL PÁNICO ESCÉNICO O EL TAMBIÉN LLAMADO BLOQUEO DE LA ACTUACIÓN.
Si pensamos en la gran cantidad de personas que cada día tienen que actuar delante de los demás como músicos, deportistas, profesores, directivos, estudiantes, comerciales, etc., llegaremos a hacernos una idea más realista de la magnitud de este problema. Si nos fijamos bien se trata de personas que tienen que actuar delante de otros. Y también personas que tienen que examinarse, que tienen miedo a hablar en público, que deben atender a alguien o que tienen que trabajar de cara al público.
SITUACIONES DE OBSERVACIÓN.
Esta tipología de fobia social tiene como característica que son situaciones que la persona fóbica social no escoge como podría ser con el bloqueo de la actuación. En este caso la situación es elegida mientras que en las situaciones de observación son involuntarias y por lo tanto, se sufren. Tenemos ejemplos como ser mirado cuando se anda, come, bebe, escribe, conduce, aparca… También puede ser encontrarse mal o con indisposición.
SITUACIONES DE AFIRMACIÓN.
En esta tipología de fobia social, dichas situaciones requieren de un protagonismo y de un dar la cara, muy difícil para una persona fóbica social. Pueden ser defender nuestros derechos o un punto de vista, negociar un precio, hacer una reclamación. También puede ser comprar. Cerrar acuerdos. Decir que no o incluso decir que sí.
SITUACIONES DE INTIMIDAD O REVELACIÓN.
En esta tipología de fobia social, cuanta más intimidad haya más miedo se llegará a experimentar. Tenemos ejemplos como conocer a otra persona. Entablar una relación de amistad o sentimental. Desnudarse. Ducharse en el colegio o gimnasio. Tener vergüenza con el sexo cuando se tiene poca experiencia.
SITUACIONES DE INTERACCIÓN SUPERFICIALES.
Lo que da miedo en este apartado, por ridículo que nos parezca, consiste en entablar conversaciones banales con el vecino, un comerciante, un compañero de clase o de trabajo; también cruzarse con alguien en el ascensor, encontrarse con alguien conocido en la calle, en el metro, etc.
¿Qué hacer cuando tienes fobia social?
En nuestro Centro Terapia Breve Sentirse Bien disponemos de protocolos terapéuticos eficaces y eficientes para esta patología que va desgraciadamente en aumento. Somos especialistas desde hace 25 años en todos los trastornos que tienen que ver con el miedo, la ansiedad, las fobias y las obsesiones. Llámanos y te informaremos. Contacta con nosotros a través de nuestro formulario de contacto.
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Elegir dudar de las dudas
¿Cómo romper el círculo vicioso de la búsqueda de certezas? ¡Lee este artículo de Miguel Herrador, terapeuta y coach!
«Si me contradigo, me contradigo, contengo multitudes». WALT WHITMAN
«Las dudas con dudas también se curan». MIGUEL HERRADOR
El constructivismo no está interesado en descubrir la verdad que subyace dentro de nosotros y en las cosas del universo. Por el contrario, el constructivismo, como corriente filosófica intenta sistemáticamente llevarnos a aumentar nuestra conciencia operativa. Dicho con otras palabras: el constructivismo no se interesa en «por qué» sino en «el cómo».
Cabe recordar que hace miles de años, en la antigua China, se hablaba de «verdades de esencia» y de «verdades de error». La esencia sólo la encontraremos en la trascendencia, en el más allá, fuera de este mundo.
Y ya que no podemos alcanzar una verdad definitiva (o de esencia), las verdades de error nos pueden servir, en gran medida, para perfeccionar nuestra capacidad de gestionar la realidad. Las verdades de error y las dudas tienen mucho en común; es más, para mí son una misma cosa.
El síndrome de la certeza
La historia de la humanidad está llena de situaciones en las que se puede apreciar que «la verdad» va cambiando en el tiempo. Vamos, que lo que hoy es ampliamente aceptado como verdad inamovible, mañana puede ser que no lo sea. Un buen ejemplo es el siguiente: la tierra, en contra de lo que se creía, no es el centro del universo…
Existe un síndrome obsesivo llamado «síndrome de la certeza» que aparece siempre que intentamos desvelarla incertidumbre, esa cosa abstracta imposible de descifrar, que es inherente al hecho de estar vivos. Ejemplos de este síndrome pueden ser: tener que elegir entre varias carreras en la universidad, cómo saber al cien por cien si se está enamorado, decidir entre ser padre y no serlo, elegir cambiar de trabajo, escoger entre dos personas a las que se ama, etc. Como veis la lista puede ser infinita.
Sin embargo, si elegimos no escoger o no decidir, estamos rompiendo el círculo vicioso de buscar certezas que nos tranquilicen. Se hace necesario por ello, atrevernos a vivir en la incertidumbre y en el no saber.
Aprender a vivir con la incertidumbre
Permitirnos la incertidumbre, la falta de seguridad y la duda a través de dudar de nuestras dudas es un ejercicio estupendo. ¡Tenéis garantizada la sorpresa!
¡Qué bueno es aprender a vivir entre signos de interrogación a los que evitemos dar respuestas! ¡Cómo nos sentiríamos si abrazáramos las dudas y las aceptáramos sin más cuando se nos presentasen!
Recordemos a Pirrón de Elis y su famoso «epojé» o su traducción: «suspendo mi juicio.» Este gran filósofo ya se dio cuenta de que la mayoría de nosotros no puede estar en el presente, porque nos dedicamos a desvelar la incertidumbre en el intento ilusorio de tener el control.
También podemos contestar a las dudas, que son preguntas que nos vienen solas en los periodos de mucha incertidumbre, con otras preguntas. El resultado: su anulación. Nuestro sistema nervioso central no lleva muy bien un aumento progresivo de la incertidumbre, sobre todo si lo provocamos nosotros lanzándole más dudas sobre las que ya tiene. Con ello provocamos un cortocircuito benévolo que devuelve el equilibrio a nuestra razón y a nuestras emociones.
He aquí algunos ejemplos donde elegimos dudar de nuestras dudas:
- Si dudas de “no estar a la altura” puedes contestarte: ¿Cómo sé que no podré estar a la altura…?
- Si dudas de “no ser capaz” puedes preguntarte: ¿Cómo sé que no seré capaz de…?
- Si crees que “puede ocurrir algo malo” puedes decirte: ¿Cómo puedo estar seguro de que ocurrirá lo malo que pienso del futuro?
- Si dudas de “no estar enamorada totalmente” puedes cuestionarte: ¿Cómo puedo estar segura de estar enamorada al 100 por 100?
- Si temes “cometer una grave equivocación”, puedes añadir la siguiente pregunta: ¿Moriré o no moriré si me equivoco gravemente?
Miguel Herrador, terapeuta y coach
Recuerda que si éste u otro problema te aqueja, puedes iniciar un proceso de terapia con un profesional de nuestro equipo. Escríbenos a través de nuestro formulario de contacto (aquí), o reserva una cita informativa gratuita (aquí). Estamos en Barcelona, y ahora también en formato online. ¡Muy cerca tuyo!
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